EL MONÓLOGO Nº024
Entre la distancia y el olvido

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José Moreno García *

 

Han pasado siete días y no se ha hecho nada con el asunto de la inmigración. Desde el artículo de la semana pasado, en el que ya se incluía la visita del delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, con el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, al campamento instalado en la punta del muelle de Arguineguín.

 

Tras aquella visita a los inmigrantes, fue el propio presidente canario el que instó a buscar soluciones inmediatas a la situación, el que urgió al traslado de esas personas a instalaciones hoteleras hasta que se encuentre otro tipo de solución de acogida. Pero en este tiempo nadie del Gobierno Central, de ese que llamamos Madrid, ha propuesto o ha hecho algo digno de mención en este asunto, que debería tener la urgencia necesaria porque estamos hablando de personas que se encuentran tiradas, literalmente, bajo unas carpas que deberían ser refugio momentáneo y que se convierten en techo casi permanente ante la inoperancia de los que tienen las competencias para ello.

 

Ni el ministro de Migraciones ha tenido tiempo para este asunto, ni la de Defensa ha encontrado el hueco preciso para ver qué tipo de instalaciones puede ceder con el fin de destinarlas a acoger a los migrantes. Tampoco el titular de Interior ha tenido un minuto para ver cómo agilizar los trámites burocráticos que disponen del futuro de estas personas en cuanto a quedarse en este primer mundo o retornar a las escuálidas condiciones de sus países de origen.

 

A esto hay que añadir que ni siquiera la ministra de Asuntos Exteriores ha podido recabar qué está pasando en las costas africanas para que el tráfico de estas embarcaciones sea más fluido que el de las líneas regulares. Eso es lo que importa, el nivel de implicación que ha mostrado el Gabinete de Pedro Sánchez para con estas islas. El mismo gobierno que inició su mandato con el acogimiento del Open Arms, aquel barco nómada que no sabía dónde atracar y que su pasaje, inmigrantes recogidos en alta mar, recibieran las atenciones necesarias después de llevar en la mar casi 20 días y a los que los países con puertos de mar habían negado su desembarco.

 

Eso es, son los mismos, lo que pasa es que en aquel entonces querían demostrar una nueva forma de gobernar, una impronta más solidaria, una manera de hacer las cosas muy diferente a los que les habían precedido en la forma de tomar decisiones. Hoy eso queda en el recuerdo y lo que tenemos se llama simplemente dejación.

 

Nadie nos ha explicado porqué las barquillas están llegando hasta nuestras costas y puertos sin que se vean en los radares de un Servicio Integral de Vigilancia Español, el SIVE, que nunca se terminó de implantar, con una parte de sus aparatos apilados en naves y que no se ha desembalado porque nadie los reclama. Tampoco refuerzan la vigilancia de las aguas con más embarcaciones, ¿qué fue del FRONTEX?

 

Estoy preguntando por aquellos militares de la UE con se reforzó la vigilancia y el salvamento en las aguas canarias. Y más en estos momentos, con miles de vidas en juego en la inmensidad del océano y con unas autoridades estatales que están demasiado ocupadas como para mirar lo que pasa en estas islas. ¿Estamos solos? Eso parece, con un delegado del Gobierno atado de pies y manos por mor de la inexistencia de prontitud en la toma de decisiones y así demostrar una mayor sensibilidad en este asunto y para con Canarias.

 

Entiendo la preocupación de las autoridades canarias, el enfado de Ángel Víctor Torres con algunas de las ausencias de sus compañeros de partido en el Gabinete de Sánchez, la desesperación de los colectivos que tienen que atender a los migrantes en esas precarias condiciones, el ansia por encontrar los lugares de atención que desde la solidaridad más simple se imponen a la carencia de disposiciones.

 

Por eso comprendo que se dé algún golpe en la mesa e incluso se eleve el tono de voz. No puede ser que sólo nos miren como un territorio de sol y playa y que piensen que lo vamos a resolver solos. Aquí hace falta que se note la manera de hacer las cosas porque estamos hablando de personas y de la manera de vivir.

 

Para enredar aún más la situación hemos conocido, por boca del teniente general jefe del Mando de Canarias del Ejército de Tierra, Carlos Palacios, que en su día ofrecieron una serie de instalaciones “ante la previsión del aumento de embarcaciones con inmigrantes”. El general Palacios explicó, además, que los acuartelamientos de Las Canteras, en La Laguna, y El Matorral, en Puerto del Rosario, son los que podrían integrar una primera fase de adecuación para albergar a estas personas y que no costaría tanto. En el caso incluso del de La Laguna, ya se realizaron obras en el año 2006 para acoger temporalmente a los inmigrantes hasta que se desbloquee su situación burocrática y que el de Fuerteventura es un gran centro, con muchas prestaciones y en muy buenas condiciones de habitabilidad.

 

Pero claro, si la cosa fuera tan simple como esto, creo que ya se habría hecho. Ayer mismo el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez decía en el periódico El Día que el municipio ha ofrecido alternativas al acuartelamiento de Las Canteras para la acogida de inmigrantes, dado que entiende que este no reúne las «condiciones mínimas» para ese uso. Esa postura municipal la transmitió el alcalde desde el Ayuntamiento, «de manera inmediata», al Cabildo de Tenerife, Gobierno de Canarias, Subdelegación y la Delegación del Gobierno, e incluso al Ministerio de Defensa, a los que hizo llegar, dice el alcalde, la solidaridad lagunera, pero también que Las Canteras no tenía, y sigue sin tener, las condiciones mínimas de habitabilidad.

 

No es la primera vez que el cuartel de Las Canteras es propuesto para acoger inmigrantes. Ya ocurrió en el 2009 y hubo rechazo. Y ayer en unas declaraciones en la Cope, el propio alcalde explica que ese acuartelamiento es del Ministerio de Defensa, con lo que, si es una competencia del Gobierno Central, habrá que ver hasta dónde llegan.

 

Dicho esto. ¿Qué impide pues la cesión? Pues la disponibilidad del Ministerio, abandonar las reticencias políticas y ser contundentes en la toma de decisiones. Paralelamente a esto hace falta una labor diplomática que visite los lugares de salida de estas embarcaciones, firmar convenios de devolución de los que lleguen sin papeles y vigilar y atajar la salida de estas embarcaciones.

 

La visita de la ministra, Arancha González Laya, a Marruecos, Mauritania, Senegal o Guinea debería ser un asunto prioritario en estos momentos. Con ello despejaría la incógnita de si algunos de esos países ribereños están llevando a cabo un plan que va más allá de cerrar los ojos ante la salida de estas embarcaciones. Hay incluso alguna mente, la de aquellos que ven siempre una conspiración en cada hecho inexplicable, que difunden teorías relacionadas con la ampliación de las aguas territoriales o la presencia de ciudadanos en un territorio cercano como medida previa a una reclamación jurisdiccional. Es enrevesado, pero está muy difundido y siempre hay mentes proclives a creerlo y a seguir difundiéndolo.

 

Y todo lo expuesto se nos queda en eso, en mera disquisición semántica porque nadie hace nada, al menos que sepamos. Seguimos esperando, los migrantes pernoctando unas noches en el suelo del muelle de Arguineguín, y luego en hoteles, como en Santa Cruz, o en complejos turísticos como en Gran Canaria o Fuerteventura.

 

Y seguiremos resolviendo nosotros solos porque de fuera no van a venir a hacerlo, porque para ellos significamos poco, estamos lejos y este territorio únicamente importa a la hora de contar los votos porque algunos, desde fuera, desde el continente, pueden pensar que aquí se eligen a 15 diputados y 11 senadores que además están muy repartidos entre las diferentes fuerzas políticas, por tanto uno o dos en cada formación tampoco es como para estar pendientes de las necesidades de esta tierra, y ese debería ser su error, pero a la larga todo se nos olvida.

 

Decía alguien aquello de que la parte más difícil de la distancia es que no sabes si te están extrañando u olvidando y aquí parece que estamos más por lo segundo que por lo primero, pero mientras hay gente, migrantes, que tras pasar un calvario y haberse jugado la vida en una travesía se encuentran en una situación peor y sin salida posible.

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

La Laguna (Tenerife), 19 de septiembre de 2020.

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