EL MONÓLOGO Nº029
Para seguir tirando palante
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José Moreno García *
Yo creo que esta semana me va a salir un artículo en positivo porque se dan circunstancias para ello. Por un lado, han aprobado el Plan Reactiva Canarias, dotado de una purriada de millones de euros y además lo aprobaron casi por unanimidad porque en la votación parlamentaria fueron 53 votos a favor y 10 abstenciones.
Nadie votó en contra y en eso tiene mucho arte y parte el presidente del Gobierno Canario, Ángel Víctor Torres, que incluso logró que viniera un alto cargo de Ciudadanos a decirle a Vidina Espino que ella no se gobernaba sola y que ahora el que corta el bacalao en ese partido es Enrique Arriaga, vicepresidente del Cabildo de Tenerife, socio de los socialistas en la Corporación Insular y responsable de las carreteras y la cultura en la isla, que hay que ver la relación que puede tener lo de la movilidad con lo de la creación, en cualquier modalidad del arte. Pues eso, que a Vidina le dijeron que ya estaba bien en eso de oponerse a todo y que ahora toca ser más moderada y seguir unos patrones que marca el partido en toda su dimensión.
Este es un plan, en palabras del presidente del Gobierno, que está dotado con 1.440 millones, que pone en su totalidad la comunidad autónoma para este año y que, para el periodo 2021-2023, superará los 4.300 millones de euros.
Torres destacó que se ha actuado con unidad y que se consensuaron decisiones con oposición, patronal y sindicatos, al tiempo que destacaba la colaboración de la sociedad civil, que ayudó a traer desde China aviones con material sanitario, en los tiempos del confinamiento cuando nadie encontraba nada. El presidente recordó que el pacto de reconstrucción se firmó dos meses después del estado de alarma, el 30 de mayo, con «amplísimo» consenso político y social.
Y la verdad es que ha logrado un consenso que parecía imposible hace unas semanas. Ha logrado que confíen en su palabra y en su manera de hacer las cosas. Ahora habrá que ver como se lleva a buen término. Primer objetivo conseguido.
Luego hemos tenido otras noticias que seguían jalonando este artículo en plan positivo, para que luego no digan que no soy capaz de hacerlo.
Casi coincidiendo con lo del Plan, se supo que podíamos recuperar algo de los turistas perdidos de Alemania y Reino Unido, sitios de los que proceden nada menos que el 55% de los visitantes internacionales a las islas, ya que ambos países decidieron, casi al unísono, eliminar las restricciones que mantenían por la pandemia. Y es que sus dirigentes catalogaron al Archipiélago, de nuevo, un destino seguro para hacer turismo, lo cual implica que ya no obligarán a sus ciudadanos a someterse a cuarentena cuando retornen de las islas.
Igualito que, en el portal de Belén, la decisión de Alemania y Reino Unido se celebró con entusiasmo por instituciones y por todos los sectores económicos, que ven de esta forma la posibilidad de que se reflote el turismo en estas islas. Y así vimos ayer de contenta a la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, quizás porque alguien hacía su trabajo, y ella pudo decir aquello de que era «un importante respiro» para el Archipiélago. O la responsable de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, feliz como una perdiz que calificaba de «muy buena noticia» y ha dicho que el Gobierno sigue trabajando para convencer a Europa de que España es un destino seguro.
Lo cierto es que ella ha estado más bien en otras historias y no precisamente en esta, lo que no le ha impedido declarar que «hemos dado un paso adelante muy importante para esta comunidad autónoma y esperamos que esta no sea la única ni la última, que podamos seguir trabajando con otras regiones a medida que mejoran los datos epidemiológicos», y se ha quedado tan pancha, que es como se queda uno después de arrayarse un millo sin haber movido una paja. Y perdón.
Y como cada uno arrima la ascua a lo que sea, el propio presidente del Gobierno nos cambiaba el inicio de la temporada alta, que hasta hace unos días era el 1 de octubre y ahora es el 1 de noviembre y ha dicho que “desde el primer día nos propusimos que para entonces estuvieran abiertos los mercados internacionales, por lo que «hoy es un día bueno para Canarias».
Pero claro, para que los turistas vengan es imprescindible que los aviones vuelen y esa es la tercera noticia buena y positiva de estos días. Y es que, tras la decisión de levantar las restricciones al turismo en Canarias, las aerolíneas ya tienen programados 71 vuelos desde Alemania, con una oferta de 13.000 plazas, y 92 vuelos desde Reino Unido, con 18.000 plazas, con destino a las islas.
Buenas noticias que podrían traer hasta estas islas la materia prima de nuestro PIB, los turistas, que levantarían algo nuestra economía y provocaría una esperanza de la que hoy estamos huérfanos. Somos lo que somos en este mundo hoy recluido, lleno de incertidumbre y de dudas sobre lo que nos depara el futuro más cercano. Por eso, haber logrado los parámetros necesarios para convertirnos en un destino seguro es algo grande, que nos proporciona una mirada algo más clara, un anhelo largamente deseado que comienza a despejarse y un halo que nos permite pensar que la normalidad está volviendo.
Pero es necesario hacerlo dentro de unas reglas que haga compatible el negocio con la vida cotidiana, que no sea un riesgo para nuestros ciudadanos en el que tengamos que escoger entre salud y economía. No puede ser que seamos el refugio de los que vienen huyendo de la rigidez en los comportamientos de Europa y que esto se convierta en un reguero de gentes contaminadas por el coronavirus que tiene a todo el continente confinado y con servicios sanitarios saturados.
Por eso hay que aclarar cómo, cuándo y dónde se hacen las pruebas necesarias para que las garantías sean las claves con las que seguir adelante con el modo de vida. La diversificación de la economía tiene, ahora y aquí, una oportunidad para su desarrollo y la lucha contra la pandemia puede ser la clave.
Estamos en una encrucijada que nadie nunca planificó y por eso debemos ser muy prudentes para encontrar las soluciones de esta combinación. No podemos sólo jugar la carta económica, que es importante, pero también lo es la salud de nuestra gente y ya vimos en el pasado que el virus de la COVID-19 llegó con pasaportes extranjeros. Los primeros infectados fueron ciudadanos que llegaron hasta nuestras islas, en concreto a La Gomera, ¿se acuerdan?, para pasar unas vacaciones y tuvieron que ser aislados.
En aquel tiempo, y fue no hace tanto, en febrero en concreto, ni se sabía lo de los test o de las prevenciones para combatirlo. Ahora sí lo sabemos y debemos activarlas para que nadie se ponga en riesgo. Hoy en día es tan importante cuidarnos como seguir viviendo de una industria que depende de los que vengan y parece que estamos tardando mucho en poner en acción los mecanismos que nos protejan.
Cuando acabó el confinamiento, allá por mediados de junio, ya se comenzó a hablar de las pruebas a realizar a cada viajero y nos hemos pasado más de cuatro meses discutiendo cómo hacerlas. Hoy todavía no se sabe dónde, si es en el aeropuerto, si es en los hoteles o si el turista que decida venir debe traerlo hecho. Se nos ha ido el tiempo y la energía en el debate y todavía no sabemos si la PCR te la hace un conserje de hotel o un “seguritas” en el aeropuerto cuando pasas el control de seguridad. Los días, las semanas y los meses avanzan sin que encontremos la solución a este dilema.
En fin, que hemos conseguido aunar voluntades en el Plan Reactiva Canarias, con un presidente del Gobierno comprometido y que ha obtenido el respaldo de una gran parte del parlamento, solo el PP se abstuvo y el resto votó a favor, con unos agentes sociales como los sindicatos apoyando y con una clase dirigente empujando para que se haga realidad. El mismo día conocimos que los alemanes, los británicos, los ciudadanos del Benelux y alguno más pueda venir aquí sin restricciones.
Todo muy positivo. Ahora solo hace falta que no lo estropeemos y lo tenemos en la mano. ¿Seremos capaces?
* José MORENO GARCÍA
Periodista.
Analista de la actualidad.
La Laguna (Tenerife), 24 de octubre de 2020.
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