EL MONÓLOGO Nº041
Atentos a la pantalla y…
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Atentos a la pantalla y a las decisiones.
Pepe Moreno *
Esperaba este sábado comentar con los lectores de Canarias en positivo las medidas que el Gobierno de Canarias habría dictado para Tenerife y Gran Canaria, pero mi gozo en un pozo. El Ejecutivo autonómico se ha dado de plazo 48 horas y hasta esta tarde no sabremos qué pasará. ¿Seguiremos en Tenerife con muchos negocios cerrados, con miles de personas en una situación de Expediente de Regulación Temporal de Empleo y a punto de recibir sus cartas de despido a cuenta de la escasa o nula actividad comercial?
Con una isla en la que todos los restaurantes, bares, bodegones y demás categorías de establecimientos hosteleros que no tengan terraza han tenido que cerrar porque no pueden atender en los interiores. Con los gimnasios clausurados y unos empresarios y trabajadores con más inquietud que Paquirrín con la herencia de su padre. Los que esperaban una solución el jueves pasado están esperando aún cuál será la solución final de un Ejecutivo que da la sensación de que ha podido más en su decisión el índice territorial que el de las cifras propiamente dichas.
Porque a lo largo de este tiempo hemos oído al presidente Ángel Víctor Torres decir que todo se debía a una cuestión casi matemática en la que, a la vista de los contagios, de las camas hospitalarias usadas, las UCIs utilizadas, y el resultado que estos indicadores dieran, se aplicaría un baremo semafórico que indicaría si estamos en Nivel 1, 2 o 3, es decir en verde, naranja o rojo.
Que esa información se transmite a las autoridades nacionales sanitarias en la reunión interterritorial y que es ahí donde indican cuáles deben ser las medidas protectoras a imponer. Por tanto, ¿por qué ahora vienen a decir eso de Nivel dos o naranja ampliado? ¿Es porque en Gran Canaria no quieren imponer las que se han llevado a cabo en Tenerife desde el pasado 19 de diciembre del año pasado?
No debería ser así. Si hay números para aplicar la normativa vigente y a seguir protegiendo a la gente en esta pandemia. En Tenerife se impusieron las medidas restrictivas desde mediados de octubre, nos estuvieron anunciando que podían ser peores desde finales de noviembre y a mediados de diciembre se impuso un cierre casi territorial que ha afectado de forma considerable algunos sectores de la economía.
Las actividades de hostelería, de variada categoría, han pasado unas semanas, principalmente las referidas a las fechas navideñas, con sus interiores cerrados, con mesas de no más de cuatro personas en terrazas y con un máximo de 20 sillas por establecimiento, durante días que son considerados claves para esos negocios como son las de navidades y fin de año, con medidas que provocan que todo lo que pueden hacer está muy limitado y, aunque se han producido protestas, en general todo el mundo las asumió porque entendían que era lo que se dictaban como solución a los problemas sanitarios que se estaban produciendo.
Esta situación provocó que se comenzaran a oír algunas voces que discrepaban o dudaban de si se estaba castigando a una isla por encima de otras. Ahora, cuando los datos indican que en Gran Canaria hace falta aplicar los mismos patrones, se sacan de la manga una ampliación de ese estado y se esgrimen razones que a una parte de estos territorios les lleva a pensar que no todos somos iguales para los que tienen el poder de firma en el Boletín Oficial de Canarias. O que han olvidado parte del relato que esbozaban cuando explicaban los porqués de las restricciones impuestas en Tenerife. ¿Qué ha pasado? ¿Falta valentía a la hora de aplicar medidas en función de a quién afectan?
Hay mucho que explicar y espero que esta tarde sean convincentes a la hora de decirnos a todos el retraso en ponerlas en marcha. Los datos son irrefutables e indican que en Tenerife los contagios han bajado y que en Gran Canaria han subido de manera muy clara. Con esto, ¿qué pasa con las medidas? ¿a qué esperan para rebajar el número de contagios?
Hay muchas cosas que cambian de sentido según a quien escuchemos. Por ejemplo, algunos dicen que, si en Tenerife hemos bajado con estas medidas restrictivas, deberíamos seguir así para que no se incremente. Entonces, ¿no hay salida? Como nos ha ido bien a todos, que sigan sin actividad los gimnasios, ni el interior de los restaurantes y bares, ni reuniéndonos más de cuatro, ni viajando en las guaguas públicas más del 50 por ciento de la capacidad del vehículo, con un toque de queda que nos equipara a cualquier convento de clausura, ni moviendo nuestra economía a niveles que hagan posible la supervivencia de los comercios, ni moviéndonos por nuestra geografía, ni visitando a los enfermos, ni a nuestros mayores y así un largo etcétera.
Lo hemos asumido y ya está. En otros sitios lo están peleando y han conseguido, como mínimo, 48 horas más y ya veremos lo que hoy nos depara la decisión de la Consejería de Sanidad. En Tenerife no llegamos a los números de contagios que hoy vemos en Gran Canaria, con tanta gente afectada por la enfermedad. Entonces, ¿a qué esperan?
Perdonen que me repita. Ya lo decía en el artículo de la pasada semana, pero sigo echando en falta a mucha gente y entre ellos al Cabildo Insular de Tenerife. No he visto contundencia en Pedro Martín ni en su equipo de Gobierno a la hora de valorar, con rigor, los datos que está ofreciendo esta isla.
Ayer, sin ir más lejos, se produjeron 368 nuevos casos de los que 164 se daban en Gran Canaria, 106 de Lanzarote, 76 en Tenerife. O el día anterior, con 357 casos en el conjunto de Canarias de los que 127 eran en Gran Canaria por 124 en Lanzarote o los 93 de Tenerife. Y así podríamos seguir con los días anteriores en los que se ve un claro incremento en Gran Canaria y una contención en Tenerife. ¿Por qué esta dilación en la toma de medidas?
Las dudas generan comentarios de una especie de pleito insular que parecía enterrado ya hace algún tiempo, entre otras cosas porque hay mucha gente que ya tiene hartura de seguir un protocolo que parece que no tiene fin y porque observa que podría haber algo de discriminación a la hora de la toma de decisiones.
Lo cierto es que no podemos relajarnos. Ha calado en la población, en una parte al menos, en los que es mejor prevenir que lamentar y que se pone todo lo necesario para que no sigan aumentando los contagios. Hemos reducido nuestra movilidad, nuestros círculos de encuentros con gentes ajenas a la familia y nos hemos hecho más hogareños, pero que apliquen lo mismo en los territorios que ahora mismo están poniendo en peligro los números de todos.
Al margen de esto, es muy bueno que se haya ampliado, por parte de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, al menos por una semana más, hasta el 31 de enero, la realización de cribados para contener la transmisión del SARS-COV-2 y que sigan vigentes las pruebas diagnósticas de infección activa (PDIA) a los pasajeros que entren en Canarias procedentes del resto del territorio nacional, por vía aérea o marítima.
Según la nota de Sanidad, entre el 18 de diciembre y el 14 de enero han llegado a los aeropuertos canarios un total de 115.158 pasajeros procedentes de otras comunidades españolas, de los que el 85% aportó a su llegada el certificado negativo, mientras que el 15% restante que no lo aportaron tuvieron que mantenerse en aislamiento. Eso es seguir pendientes y no cejar ni un minuto en la contención de la enfermedad.
Estoy casi seguro de que la expectación creada es solo fruto de mentes calenturientas que han insuflado aires de pleito insular y que nuestro Gobierno de Canarias no caerá en ese juego y que la respuesta será acorde con los hechos mondos y lirondos. No me gusta lo de seguir ahora mismo pendiente de qué resolución se tomará para con Tenerife y con Gran Canaria porque eso demuestra un cambio sospechoso de comportamiento y de discurso que levanta dudas de imparcialidad.
Me quedo a la espera y en cuanto sepa algo más, si me lo permite el director de Canarias en positivo, aparezco por aquí y lo comento. ¿Les parece? Pues sigan atentos a la pantalla
* José MORENO GARCÍA
Periodista.
Analista de la actualidad.
La Laguna (Tenerife), 16 de enero de 2021.
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