La Familia Adams
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AL FINAL DE ESTE ARTÍCULO, TRAS LA FIRMA, PUEDES DEJAR TU OPINIÓN Y RESPUESTA…
Guillermo Cabrera Moya *
Sinceramente, estoy abrumado por la acogida, tanto negativa como positiva, que tuvo mi artículo del pasado mes de febrero. De verdad, no lo esperaba.
Quiero agradecer a Canarias en Positivo su disposición e ilusión para que vuelva a publicar aquí, y así seguir cumpliendo con mi compromiso y reto personal, de hacerlo una vez al mes.
Parece, por lo que se lee en los comentarios del artículo anterior, que, o bien yo no he sabido explicar adecuadamente el sentido de mis letras, o bien, que ciertos lectores no han sabido descifrarlas correctamente, mirándose en un espejo que les ha devuelto una imagen que no les ha gustado. A todos darles las gracias por invertir su tiempo en leerme.
En primer lugar, quiero ofrecer, a las personas que se hayan podido sentir ofendidas, mis más sinceras disculpas por unas palabras que, en ningún caso, llevaban la intención de ofenderles. En segundo lugar, me gustaría pedirles que, si les apetece volver a leerme, me permitan dedicar este rato de vida personal a explicarme.
Soy director de un centro escolar que defiendo a capa y espada, en el que, como todos mis compañeros y compañeras, dedico mucho tiempo y esfuerzo. Pero también tengo vida privada y en ella, entre otras cosas, escribo —deberían probarlo, libera de ciertas tensiones—. En el uso y disfrute de esa faceta expreso mi libre opinión como persona, siempre desde un punto de vista positivo y con la intención de no faltar al respeto a nadie. Así fue el escrito anterior. De mis tintas no salieron palabras mal dichas, ni señalamientos personales, ni citaciones a nadie en concreto.
Es evidente que en la firma de este y de otros escritos, artículos, capítulos y libros, sale una parte de mi currículum personal y profesional, pero estas líneas no representan en ningún caso a la institución —eso queda para los documentos que emito en el ejercicio de las otras funciones—, como digo, esto lo hago en el ámbito de lo privado, y, por lo tanto, no hay que mezclar una cosa con otra. Yo al menos no lo hago.
Pero vamos al caso. Este artículo pretende explicar con algo más de detalle el sentido del anterior artículo. Quizás, tras estas líneas pueda volver a leer el texto anterior y ya, con otros ojos, entender lo que pretendía. No por ello compartir mis ideas.
Usando el hilo conductor de los personajes que componen la simpática familia Addams pretendí poner sobre la mesa una realidad que existe en la mayoría de los centros escolares de Canarias —aprovecho para poner de manifiesto que, en todo momento, como en el resto de los artículos publicados en esta plataforma, no cito a nadie en particular ni a nadie en general, ni a mi centro, ni al de la isla de enfrente… Hablo en abstracto, de una situación generalizada. Otra cosa bien distinta, y ahí no tengo ninguna responsabilidad, es el lugar en el que cada lector, en el uso de su libertad personal, se desea situar.
Parto de la base, y así se pone de manifiesto en el artículo, que no todos los personajes descritos tienen connotaciones negativas. Así algunos de ustedes han sabido posicionarse en uno u otro eneatipo, según les pareció. Yo mismo, como padre de una alumna de 3.º de ESO, también me reconozco y me sitúo en una mezcla de personajes de los allí expuestos. Además, estas semanas que han pasado desde esa última publicación me he convertido muchas veces en Gómez, torturándome intentando descubrir el motivo por el que mi artículo no había sido entendido. Otras veces he estado como miércoles, analizando mis palabras, el relato, las intenciones… O como Cosa, preocupado por lo que dije pudiera afectar a uno o a otra. Poco a poco todo, y pensando en positivo, todo vuelve a su sitio.
La realidad es que, tristemente, la mayor parte de las familias no participan en la vida de los centros docentes. Y lo siento si no les gusta leerlo, pero esto es un hecho fácilmente contrastable. ¿Cuántos de ustedes están asociados o asociadas al AMPA de sus centros? ¿Cuántos de ustedes se ofrecen para ayudar y organizar las actividades que promueven? ¿Cuántos de ustedes se ofrecen para colaborar en la vida del aula de sus hijos e hijas?…
Con el texto anterior pretendía demostrar, de una manera visual, pues todos conocemos, más o menos, a esos personajes, que la mayoría de nosotros estamos situados en unos personajes de la Familia Addams que no favorecen la integración en la vida de los centros. Parece que lo conseguí, al ver dónde se han situado.
Como dato empírico que avala esa afirmación les contaré, por si no lo conocen, que se acaba de terminar el proceso de renovación de los Consejos Escolares de todos los centros de Canarias, órgano colegiado que organiza, gestiona, dinamiza…, la vida de los centros escolares y en el que se cuenta con la representación de todos los sectores (familias, personal de administración y servicios, profesorado, alumnado, ayuntamiento y empresas): ¿conocen a alguna de las personas que se presentaron?, ¿hablaron con ellas para conocer qué pretendían al presentarse?, ¿fueron a votar?, ¿saben cuál fue la participación en su centro?… ¿Mayor o menor del 10% del censo? Basta con que comprueben las actas de su centro. Evidentemente hablo en general, siempre hay excepciones. Creo que se sorprenderán y podrán entender por dónde van los tiros.
Ahora bien, ¿qué podemos hacer?
Una vez situados, una vez reconocidos como uno u otro personaje de la Familia Addams —vuelvo a recordar que hay personajes que no tienen connotaciones negativas y que cada cual se coloca donde le parece—, les propongo, si así lo desean, que lideren su propio cambio. Busquemos el lado positivo de todo esto.
Las familias tienen o pueden tener mucho peso positivo en los centros y ser verdaderos agentes de cambio y mejora de los mismos. Les aconsejo que se acerquen al AMPA —hacen una labor maravillosa muy pocas veces reconocida, pero crucial para que las distintas actividades salgan bien—, ofrezcan su ayuda, seguro que hay cosas por hacer y que ya están pensando en el próximo decorado, la siguiente actividad… —y más en estos momentos, que todo es más difícil de organizar.
Les pido que consulten con los tutores y tutoras de sus grupos, que asistan a las reuniones, que planteen sus dudas y ofrezcan posibles soluciones, que escuchen, que hablen, que participen en esa pequeña tarea encomendada o en esa importante colaboración…
No sé si con estas líneas he podido aclarar mi posicionamiento. Sinceramente creo que lo dejaré aquí, no sin antes recoger dos guantes que me han lanzado:
El primero preguntaba si los docentes no estaban incluidos en esta Familia Addams. ¡Por supuesto! En esa y en otras clasificaciones. Como en botica, hay de todo. Quizás nos parecemos más al mundo de los Pitufos, por la variedad. Igual, si algún día necesito de inspiración para escribir nos describa así. Ya aviso que elijo ser el pitufo Gruñón o el pitufo Enterado.
También me han lanzado la interesante propuesta de hablar sobre los grupos de WhatsApp. Ese sí que traería guasa. Si lo hago describiré lo que ocurre en el que estoy como padre, que tiene tela, pero seguro que se verán reflejados —sin querer—, porque por lo que se, más o menos todos se visten con las mismas galas.
Aquí lo dejo. Reitero mis disculpas a quien se haya ofendido y los emplazo a seguir mejorando los centros escolares de sus hijos e hijas. Sin duda es cosa de todos.
Gracias por leerme.
* Guillermo CABRERA MOYA
Director del Centro de Educación Infantil y Primara (CEIP) El Toscal-Longuera.
Diplomado en Magisterio por la Universidad de La Laguna (ULL).
Grado en Educación Primaria por la Universidad Isabel I de Castilla.
Ex técnico de gestión normativa de Educación Infantil y Primaria de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias
Escritor y maestro.
Islas Canarias, 9 de marzo de 2021.
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