Difíciles relaciones
entre España y Marruecos
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Juan J. Pérez Piqueras *
Es una constante histórica que las relaciones entre dos vecinos, como España y Marruecos, vienen condicionadas por factores geopolíticos del momento, junto a otros temas de discrepancia que pueden considerarse históricos.
Marruecos, desde su origen como nación independiente en 1956, vienen dando prioridad a obtener el liderazgo de la zona, el Magreb, optando en estos últimos años por una política de supremacía militar, enfrentada a su principal competidor, Argelia. Mientras, España viene debatiéndose entre luchas políticas con los nacionalismos hispanos independentistas, abandonando aparentemente para el ciudadano medio, el esfuerzo por mantener un puesto prioritario en el orden estratégico, en este mundo globalizado y multilateral donde el puesto que ocupas en el ranking del prestigioso Global Fire Power (GFP) es importante para ser respetado o al menos para alcanzar un efecto disuasorio.
La falta de información al ciudadano sobre temas de la defensa nacional, acabará pensando que, si en 2019 España ocupaba el puesto 19 como potencia militar a nivel mundial, Argelia el lugar 29 y Marruecos el 55, tras la política iniciada de rearme emprendida por nuestros vecinos del sur, es muy posible que España quede relegada en pocos años a ocupar un puesto inferior al de ambos.
Si Marruecos en la actualidad es el principal cliente de EE.UU. en la compra de armamento moderno con unos pedidos que se valoran en unos 10.000 millones de dólares (en 2020 ha incrementado su presupuesto de Defensa en un 25%), Argelia hace lo propio adquiriendo similar armamento de última generación de Rusia.
Este último, Argelia, sin embargo, entraba en 2019 en un conflicto social y político que provocó el derrocamiento del anciano Buteflika, que ocasionó al país una falta de cohesión interna para ejercer un mandato destinado al pretendido liderazgo, aunque no haya abandonado su carrera armamentística. Ahora parece entrar en una nueva fase al convocar el actual presidente, Abdelmayid Tebune, elecciones adelantadas, dando respuesta a las múltiples manifestaciones de jóvenes para el cambio total del régimen establecido.
Marruecos, por su parte, ha dado un salto cualitativo tras la decisión de Donald Trump de reconocer la soberanía marroquí sobre la ex-colonia española, el Sahara Occidental, y el establecimiento de relaciones diplomáticas del reino alauí con Israel, experimentando un notable giro en el posicionamiento estratégico, consolidando su acercamiento al mundo occidental. En opinión de expertos estrategas, no pasará mucho tiempo para que se le invite a participar en la OTAN.
En el panorama estratégico actual, cuando los conflictos del Medio Oriente tienen su prolongación en Libia, con una guerra interminable e intereses de varias potencias enfrentadas; y el Sahel, con la amenaza yihadista por resolver, parece lógico que, en la defensa de Occidente, donde ambos estamos comprometidos, unamos esfuerzos.
Entre España y Marruecos los temas internos donde discrepamos, la mayoría históricos como decía al principio, siguen su curso. El pasado diciembre estaba prevista la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre ambas naciones en Rabat, reunión que no se celebraba desde 2015 en Madrid, para reanudar las relaciones de vecindad, como es lo pactado, por interés mutuo.
Pero, poco antes de la fecha prevista, el gobierno marroquí la aplazaba por motivos nada sobrevenidos: “la situación epidemiológica, por falta de garantías sanitarias”, aplazamiento que hoy sabemos es sine die. Se da la circunstancia de que acababa de saltar una polémica por las declaraciones inoportunas, o con oportunidad buscada, de nuestro vicepresidente del gobierno Pablo Iglesias, dando su apoyo a la autodeterminación del Sahara Occidental, tesis contraria, como es sabido, a Rabat.
También se buscaba la oportunidad de que el presidente Pedro Sánchez fuera recibido en audiencia por el Rey Mohamed VI, tras “el desplante” de nuestro Presidente al no solicitar audiencia recién obtenido el mandato, como venía siendo tradición por anteriores presidentes del gobierno español. Este asunto y la llegada de miles de inmigrante magrebíes (y subsaharianos) desde sus costas, con el consiguiente problema añadido de declaraciones también inoportunas del primer ministro Saadedid Otmani, sobre la reclamación de la soberanía marroquí de las ciudades autónomas Ceuta y Melilla, aunque no fuera nada nuevo, han enrarecido el ambiente.
Y ahora, dentro de su ofensiva diplomática en política exterior, parece que se ha superado a sí mismo y ha ampliado la Zona Económica Exclusiva (ZEE) en sus costas atlánticas, extendiéndola hasta 350 millas náuticas al descubrirse importantes yacimientos de minerales en un monte submarino, que supondrá un nuevo problema por la reclamación previa realizada por España sobre la ZEE de Canarias en 2014 ante la ONU, como parte de la cadena volcánica de las Islas Canarias, alejada de la plataforma continental africana, algo que se supone relevante desde el punto de vista jurídico. Aparte de su condición administrativa en estas costas, porque su pretendida soberanía la deberá determinar el Consejo de Seguridad de la ONU (el Sahara sigue siendo territorio a descolonizar), algo que no parece tener rápida solución.
Con Marruecos tenemos grandes intereses económicos y comerciales y hemos firmado al menos 25 acuerdos, según su Embajada en Madrid, entre los que figura el “Tratado de amistad, buena vecindad y cooperación entre el Reino de Marruecos y el Reino de España”. Más reciente son los acuerdos estratégicos firmados con ocasión de la primera visita de Estado de los Reyes de España al país vecino, en febrero de 2019, invitados por Mohamed VI, que fueron recibidos también por el príncipe heredero Moulay Hassan y su hermano Mulay Rachid, donde revisaron y confirmaron los acuerdos en una cumbre de Alto Nivel en 2012.
Finalmente decir que ambos países tenemos intereses y objetivos comunes para hacer frente al desafío que nos amenaza, principalmente en el ámbito de la seguridad y defensa, motivo suficiente para no enfrentarnos en temas menores.
* Juan José Pérez Piqueras
Coronel de Infantería (Retirado)
Técnico superior de Inteligencia Militar.
Diplomado en Análisis de Yihadismo.
Universidad Pablo de Olavide (Sevilla).
Santa Cruz de Tenerife (Islas Canarias – ESPAÑA)
16 de marzo de 2021.
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