VISIONES ATLÁNTICAS / 063
Amnistía y Estatuto de Autonomía
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Hugo Luengo *
La España de hoy se construyó con la Constitución del 78, en un valiente ejercicio de reconciliación histórica, que venía de repetir fracasos. En la guerra civil, con una Constitución sesgada que no votaron las derechas y con una sucesiva violación de ley, que dio pie al golpe de estado de la revolución bolchevique de octubre de 1938, instada por el PSOE. Dimos un salto cualitativo, superando las dos derrotas históricas de las izquierdas en el siglo XX.
La de la “guerra civil” y la de la “transición”, donde España acordó transformarse en una democracia liberal plena al modo europeo, mediante un “proceso reformista” que no rupturista, “pasando de la ley a la ley”. De manera que no fueron las izquierdas quienes trajeron la democracia, sino la sociedad civil española con el impulso de las derechas.
Núcleo del cambio fue la “Ley de Amnistía”, aprobada el 14 de octubre de 1977, con todas las izquierdas de pie aplaudiendo en el Parlamento y la abstención de Alianza Popular, que consideró excesivas las amnistías de “sangre”. Marcelino Camacho apostó, “sin rencor ni ira por la convivencia”, como compartíamos la mayoría de españoles, vascos y catalanes incluidos, que habían protagonizado un decidido impulso por las libertades y la economía, que hoy han abandonado.
La reconciliación nacional se apoyó en la convivencia y en el compromiso territorial de las autonomías, que presumían la lealtad de todas. El próximo 8 de diciembre celebraremos el 43 aniversario de la mejor Constitución de la historia, si a resultados nos referimos, mientras derivamos hacia una situación impredecible.
Ante esta encrucijada de la historia, luego de la crisis del 2008, acelerada por la actual del virus y la economía. Ofrecemos una sociedad polarizada, económicamente la peor de la OCDE, que enfrentamos con un conjunto de leyes, que agreden la ley de Amnistía del 77 y la Constitución del 78. Que algunos dicen que pueden publicarse en el BOE, a pesar de ser anticonstitucionales, sin que debamos presumir efectos sobre ellas. Su finalidad no es otra que vaciar ambas de contenido, blanquear las guerras perdidas del PSOE y demoler amnistía, constitución y forma de estado.
A las pruebas vamos. La” Ley de Violencia de Género” del 2004 de Zapatero, inició el juego de las desigualdades de sexos, primando los derechos de la mujer y negando la presunción de inocencia, derivando hacia el multiculturalismo donde vemos refugiado a los neocomunismos, en oposición a las democracias liberales. En la misma línea y legislatura, la “Ley de Memoria Histórica” (2007), también anticonstitucional, cuyo núcleo deslegitima la ley de Amnistía y blanquea la II ª República.
Quieren impulsarla en su versión democrática, contra el status vigente, asumiendo que es ilegal y anticonstitucional, pero la publican. La “Ley de Seguridad Ciudadana” (La Ley Mordaza) de 2015 de Rajoy, se modifica con un catálogo de despropósitos a que se oponen, Guardia Civil, Policía nacional, Policías Autonómicas y Locales.
Degradando el núcleo de la seguridad ciudadana, principio de autoridad, manifestaciones a la carta, delincuentes sin control, no veracidad del agente público, a la altura del golpismo catalán. La “Ley de Eutanasia” sin consensuar, en la línea del Dr. Montes, ajena a los cuidados paliativos. Para cuadrar el círculo necesitamos educarnos con la LOMLOE de Celaá (2020), que renuncia al mérito y al esfuerzo, penalizando la escalera social para los más desfavorecidos, plegada a los nacionalismos, a quienes premia minimizando el español en la enseñanza.
Se precisan descamisados sumisos ajenos a la enseñanza y ligados al sentimiento y al resentimiento. Un cúmulo de despropósitos que nos alejan de la realidad, de la nación y la economía.
* Hugo LUENGO BARRETO
Arquitecto y bodeguero.
Islas Canarias, 29 de noviembre de 2021.
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