Haz al otro, lo que Cristo
te podría hacer a ti…

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Roque Rodríguez De la Guardia *

 

Cuando fui ordenado sacerdote y cuando me planteé ser sacerdote, tenía claro que no era por el dinero, para eso hubiese buscado otro camino.

 

Cuantas veces se acusa, injustamente, a la Iglesia, que no hace nada por los demás, y se llevarían una sorpresa la cantidad de sacerdotes, obispos y laicos (no sé si todos), que destinamos parte de nuestro dinero para el servicio de los demás. Cuando decimos nuestro dinero, me refiero generalmente al de nuestra nómina o trabajo, y que buena parte de él lo destinamos para otras realidades.

 

En mis cerca de treinta años de sacerdote, cuánto dinero he destinado de mi bolsillo (no del de la parroquia, o de los demás, sino del mío personal), bien para necesidades de la parroquia donde estoy o para el servicio de los demás.

 

No digo esto para que digan que bueno es Roque, sino, sobre todo, para que los demás puedan contribuir a hacerlo también. No soy rico, ni es que me sobre el dinero, pero el hecho es que no gasto tanto y menos en cosas innecesarias. En mis cerca de treinta años de sacerdote, he donado cerca de cincuenta mil euros, bien para la parroquia donde estaba o para arreglo de las casas parroquiales, donde vivía, sin pedir nada a cambio, ni que nadie me lo pidiese, tan solo mi fe y mi conciencia. Y estoy seguro que muchos sacerdotes y obispos hacen algo parecido, igual o superior.

 

En estos días de crisis, los obispos nos han pedido, no solamente a sacerdotes o consagrados, sino también a laicos, que ayudemos económicamente a Cáritas, a la diócesis o a nuestras parroquias, o a cualquier realidad de nuestra iglesia católica.

 

Juntamente con ello, leí en estos días que muchos monasterios de clausura o comunidades de religiosas, lo estaban pasando muy mal, al no tener casi ninguna entrada. Y por mi cuenta he decidido con toda libertad ayudar a tres comunidades religiosas de clausura y una residencia de mayores regentada por religiosas. Una de esas comunidades de clausura, está en nuestra diócesis y las otras tres fuera de la diócesis y en nuestro país. (En total seis mil euros, mil quinientos euros a cada una de esas comunidades)

 

Insisto que no me sobra el dinero ni me falta, pero no me puedo quedar con los brazos cruzados mientras otros lo pasan mal. También he ayudado, y lo voy a seguir haciendo, donando lavadoras o cocinas a familias de mi parroquia que lo están pasando mal, o que no la tienen o la tienen en muy mal estado.

 

Como comprenderán no voy a dar nombres, quedan entre esas comunidades o familias y quien les escribe esto y el propio Dios.

 

Apenas viajo, ni apenas cojo vacaciones o grandes viajes, no me gusta ir a sitios de lujo, gasto lo mínimo, pero porque la conciencia no me dejaría tranquila. Incluso cuando mis padres fallecieron, la parte de la herencia, que no era mucha, renuncié a ella y se la dejé a mis hermanos.

 

Alguien me planteará, ¿y el día de mañana…? la respuesta es siempre la misma… Dios dirá, confío en Él y en su Madre, la Virgen María.

 

Si desde Dios y de mi trabajo he recibido, creo que ha sido porque Dios lo ha querido, y para que pueda intentar en la medida de mis posibilidades colaborar con los demás, sean creyentes o no. Y les puedo asegurar que nunca me ha faltado y a veces algo me ha sobrado, y para que se lo quede el estado o gobierno de turno, o la banca, que lo puedan recibir aquellos que lo necesitan. Ojalá pudiese ayudar a más comunidades o familias, pero no tengo tanto. Dios proveerá.

 

Que Dios y la Virgen les bendigan y protejan a todos.

 

Roque RODRÍGUEZ DE LA GUARDIA

Sacerdote.

Párroco de San Pío X y San Juan de la Cruz (Ofra)

Capellán del Hospital Universitario de Canarias (H.U.C.)

 

9 de mayo de 2020.

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