EL MONÓLOGO / 177
Un incendio y muchas dudas
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Por Pepe Moreno *
Han pasado ya diez días del comienzo del gran incendio en Tenerife que ha asolado casi 15.000 hectáreas y que ha afectado a doce municipios, Arafo, Candelaria, El Rosario, La Orotava, Santa Úrsula, La Victoria, El Sauzal, Tacoronte, La Matanza, Güímar, Fasnia y Los Realejos, y se han adentrado en el Parque Nacional del Teide. Las llamas han tenido un frente de 90 kilómetros y han trabajado, realmente, unos 500 efectivos.
La situación hoy es de estabilización, después de que durante las últimas horas se haya logrado contener su avance, es decir, que el fuego está dentro de un contorno definido. Han sido días de lucha contra un elemento de difícil manejo y para el que nunca estamos preparados. Unos 13 medios aéreos y un amplio dispositivo de personal han hecho lo indecible para que el fuego no arrasara más de lo que ha hecho. Mientras, hemos oído de todo. Desde el octogenario que le tiró la piedra a uno de los aparatos que cogía agua en su depósito a la mala calidad del aire de la zona afectada por las llamas.
Hemos vivido, como decía, días de angustia y de impotencia porque no podíamos hacer otra cosa que ver cómo se quemaba todo, cómo nos relataban, los pocos medios que estaban en la zona, como la Televisión Canaria, que la lucha estaba desigual y que se perdía una parte de nuestro monte. La autoría del comienzo no se sabe muy bien cómo fue.
Primero el actual presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, nos dijo que se detendría a los autores, con lo que todos pensamos que tenía claro que la génesis estaba en la mano humana y luego los que llevan la investigación, la Guardia Civil, han negado que se esté trabajando de momento con dicha hipótesis. Por lo que ve prematuro concluir que el fuego se originó de forma intencionada y añaden que, hoy en día, no existe ningún elemento que permita afirmar, “aunque sea a título indiciario, ni que ha sido provocado, ni que se deba a alguna imprudencia o a causas naturales”.
Pero no es esta la única controversia que ahora mismo me corroe. ¿Qué pasó en las primeras horas del incendio? ¿Cuándo se llegó, de verdad, a actuar cerca de carretera de Los Loros? ¿Estaba en su sitio el vigilante de la torreta El Gaitero al que llamaron en primera instancia para ver si había llamas que pudiera localizar? Son preguntas que se hacen desde un mensaje de WhatsApp en que se dice que en las primeras horas todo fue un desastre y que no se hizo todo lo que se pudo hacer. En verdad que todos nos enteramos de este fuego durante el miércoles y que ya se veía que la cosa estaba peliaguda.
La presidenta del Cabildo, Rosa Dávila, respondió a este mensaje diciendo que la primera llamada sobre el incendio se produjo a las 23,36 y que a las 23,55 llegaron los primeros medios al lugar de los hechos. Que la torre de El Gaitero contestó en tiempo y forma que veía llamas y que ella, con todo el equipo técnico y de protección civil están en sala en el entorno de las 00.30 h. Añade que “ante la rápida propagación por lo escarpado de la zona y la gravedad del incendio de difícil control, a las 4,35 de la madrugada se solicitó elevar a nivel 2 para solicitar más medios aéreos y la intervención de la UME”.
Dávila termina diciendo que “ésta es la información que consta en los registros de Cecopin y agradecería que se le enviara a quienes le hayan remitido este WhatsApp que no dice la verdad. Y que enturbia el trabajo técnico y de las Brigadas Forestales que luchan hoy en el frente de las llamas”. ¿A quién creemos? Desde luego, tiene mayor índice este último mensaje que tiene autoría y el otro no sabemos de quién es, pero que quieren que les diga, provoca alguna duda, aunque yo me quedaré con lo manifestado por la actual presidenta del Cabildo.
Siempre se nos ha dicho que un fuego que pasa del Sur al Norte y que corre por toda la cordillera dorsal era muy difícil de atajar, y eso ha sido lo que ha pasado durante estos días. Hemos oído a los principales responsables de la extinción dar cuenta de las hectáreas que se afectaban o la cantidad de recursos que se estaban empleando, pero no han dicho nada de los primeros minutos de este desastre. Y a mí me gusta saberlo todo. No estoy criticando a nadie en concreto, pero me da mucha rabia que hoy en día nadie se pregunte por la génesis de una tragedia medioambiental como la que estamos sufriendo.
Es importante saber cómo comenzó todo y si los que tienen que tomar decisiones actúan bien. Mantengo que los medios de comunicación, de un tiempo a esta parte, simplemente se limitan a entrevistar a este o aquel responsable, sea alcalde, concejal o esté al frente de un recurso. No investigan lo suficiente para darnos una respuesta que vaya acorde con los hechos que se producen. Reconozco que tienen que contarnos cosas, pero la mayoría de los medios lo que hacen es escuchar. Nos falta esa conciencia crítica, quizás como consecuencia de la llegada de personal que desempeña su trabajo como puede y nada más. No es eso.
También tengo que reconocer que vivimos una “sobre información” que nos llega por múltiples canales y que tenemos que cribarlo todo para que no nos manipulen y que hay mucho “cuñado” enterado que da su opinión sin que tenga todas las claves. Pero también digo que hay mucho “chachonismo”, por parte de las supuestas autoridades, que más de una vez relatan lo que han oído o les han dicho, sin pararse a pensar qué están diciendo. Por ejemplo, un alcalde que decía que habían rescatado a familias con el fuego en su jardín y al que lo oía decía aquello de que bien. Pero, cadena por la contraria, en el balance que hacen, las autoridades dicen que no se ha quemado ninguna casa. ¿En qué quedamos?
Nadie habla de la cantidad de vehículos que se ha quemado, o los frutos que se han perdido como consecuencias de las llamas o las colmenas que el fuego ha destruido. Porque todo eso tendrá consecuencias económicas para sus propietarios. En el caso de las colmenas es peor porque han desaparecido las flores que liban las abejas y además han perecido, por efecto del calor o las llamas, las que mantienen los panales. Estarán dos años, por lo menos, para poder rehacerse. ¿Quién paga ese tiempo?
Y todo esto en un tiempo en el que han manejado las redes sociales y los mensajes personas que no sabemos qué intención tenían. Prueba de esto podrían ser la cantidad de mensajes que nos han llegado a todos sobre los posibles cortes en el suministro de agua o de electricidad que se iban a producir. Al final han tenido su reflejo en algunos puntos que sí que lo han sufrido, como el municipio de El Rosario, por el agua, o los 1.200 abonados de la luz en La Orotava.
Por ejemplo, uno se pregunta, ¿y si hubieran tenido que desalojar Tenerife II dónde habrían puesto a la población reclusa? ¿Hay planes para ello? ¿Estaba en su puesto la directora de la prisión o estaba de vacaciones? ¿Quién le sustituía en caso de ausencia? Hasta que el alcalde de El Rosario, Escolástico Gil, no denunció que no tenían agua en la cárcel ni para ducharse, o que la lavandería no funcionaba desde hace días y que las cisternas estaban vacías, sin poder limpiar los váteres no actuó el diputado del Común.
Este, a su vez, lo transmitió al Defensor del Pueblo —porque recordemos que esa es una institución del Estado— no vimos aparecer a nadie que explicara nada. Cuentan que eran los mismos funcionarios de prisiones los que tenían que tomar decisiones. ¿Es cierto todo esto? El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, estuvo durante el fin de semana pasado en Tenerife, ¿alguien le explicó lo que estaba sucediendo en un recinto cuya competencia ostenta? ¿Le llegó al delegado del Gobierno esta información?
El fuego cercó en algún momento al Centro de Observación de Izaña. Su director, Rafael Rebolo, explicó que la lengua de fuego entró por la zona norte y rodeó las instalaciones. El plan de evacuación se hubiera tenido presente si la carretera de La Esperanza, en el municipio de El Rosario, hubiera estado abierta y expedita para la circulación, pero no era posible. Decía, además, que esas dependencias tenían la utilidad de monitorizar y detectar incendios forestales, con un radio de acción de pocos kilómetros en sus ópticas, para lo que haría falta una coordinación con los servicios de extinción. ¿Estaría señalando a alguien?
El fuego quedó a 50 metros de los observatorios situados en el Teide y desde ese momento “se atrincheraron los servicios de extinción y, afortunadamente, pudieron defender el sitio”. No es la única conversación que conservo de esos minutos que fueron decisivos. Otra persona me contó que si no llegan a actuar así podríamos quedarnos sin comunicaciones telefónicas o que los canales de televisión y radios que tienen allí sus antenas no podrían seguir emitiendo. ¿Han dicho algo de esto? ¿Los que han estado chupando cámara y han estado ante la opinión pública con sus comparecencias se han referido a esto en algún momento?
Como ven tengo dudas que nadie responde y eso que lo he intentado. Decía el escritor Gabriel García Márquez que el buen periodista hace periodismo con el objetivo de cambiar algo todos los días, pero que también es claro que solo deben escribir y publicar lo que se pueda comprobar como cierto. Y yo creo que aquí, en nuestra tierra, hace tiempo que esa dejó de ser una máxima. Nos hemos acostumbrado a que los políticos nos “relaten” sus vivencias y no a que respondan a las preguntas que se les hacen. Habitualmente les oímos cosas que no tienen nada que ver con la cuestión planteada, pero al que la hace, rara vez, veremos que se la reformula. Y eso está calando.
Denunciaba el presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, que se habían detenido a tres personas que se saltaron el perímetro en la zona de Las Lagunetas, al parecer para acceder a una vivienda. En esa comparecencia anunciaba que estaban identificadas y confiaba en la imposición de sanciones por la vía penal y la vía administrativa, porque «no solo ponen en peligro sus vidas sino también las de las personas que tienen que rescatarlos».
Bueno, pues el jueves la familia de los supuestos detenidos emitía un comunicado en el que decían que estos tres hermanos «no fueron» sino que estuvieron en Las Lagunetas en todo momento, intentaron proteger el monte en la zona, no solo sus propiedades, y no les consta denuncia alguna por desobediencia, pues de hecho permanecieron allí «con conocimiento y consentimiento de la autoridad». Es decir, que ni los detuvieron, ni les han sancionado ni nada. ¿Les produce este escrito las mismas dudas que a mí?
Hoy en día en más fácil hacer entrevistas de salón, en las que las preguntas ya llevan implícitas las respuestas, que plantear cuestiones molestas en las que el protagonista tenga que dar una contestación que, incluso, sea el titular. Este es el periodismo que hoy se maneja y, claro, así, el cargo público está más tranquilo de que nada le va a pasar por actuar de este u otro modo.
Hay todavía muchas preguntas, pocas respuestas, pero de lo que sí estamos seguros es que todos los que han actuado, en primera línea, contra las llamas, lo han hecho como mejor pueden y poniendo por delante todo lo mejor que sabían para impedir el avance y que se siguiera destruyendo el medioambiente insular. Dicen que las pérdidas son cuantiosas, que habrá terreno que tarde décadas en volver a lucir su esplendor, pero también es cierto que se ha luchado a brazo partido para que no siguiera el avance.
Es el tiempo de saber qué pasó en las primeras horas y de pedir responsabilidades por lo sucedido. No cabe que caiga en el olvido las horas de angustia que se ha pasado y sobre todo que se corra un tupido velo sobre las responsabilidades que no se ejercieron por dejadez o ignorancia. Olvidarse de los días que se han pasado fuera los evacuados serían tanto como darle unas vacaciones a un colectivo que todos los días tiene algo que hacer en sus terrenos o en sus cuadras o en su hábitat. El monte no es el salón de nadie para “limpiarlo” o adecentarlo y, por tanto, el mantra de que ya no se limpia es algo sobrepasado de cualquier consideración.
Hay que pedir responsabilidades, como en cualquier otro colectivo. No me ha gustado nunca la forma que algunos tienen de tratar al público en general, esperando que se olvide y a otra cosa mariposa. Pensar de otra manera es hacerlo en el sentido de que las cosas negativas las borra lo positivo. Es posible, pero se ha quemado una parte importante de la isla y eso no puede quedar impune para nadie, ni los que tenían que actuar para atajar la propagación, ni los que lo comenzaron, ni los que se han colocado las medallas del final de esta tragedia.
Pero claro, una noticia tapa a la otra. Desde ayer no hablamos nada más que de la “no dimisión” de Luis Rubiales, el presidente de la Real Federación de Fútbol, a quien le acusan de una conducta reprochable. ¿Será eso más importante que todas las dudas que nos ha dejado el incendio? Ya veremos.
* José MORENO GARCÍA
Periodista.
Analista de la actualidad.
Islas Canarias, 26 de agosto de 2023
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