El bucle saheliano
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Juan J. Pérez Piqueras *
El bucle, según la RAE, en su tercera acepción dice: «Proceso que se repite indefinidamente». El Sahel, hoy día, es un escenario inquietante, preocupante, como viene siendo desde hace unos años, y no deja de ser una repetición de lo ya vivido.
Según el profesor de la UNED Carlos Echevarría, «África es el continente donde analistas varios sitúan el presente y el futuro del activismo yihadista, aparentemente en declive en otras latitudes del mundo».
En esta región, sigue afirmado Echevarría, el deterioro de la situación se agravó primero en Mali para extenderse después a sus vecinos Burkina Faso y Níger, afectar al Chad y avanzar en tiempos más recientes hacia los países ribereños del Golfo de Guinea. Aquí destaca Nigeria, donde el activismo de Boko Haram ha evolucionado, alcanzando sus efectos, también, a la región del Lago Chad.
Dos factores intervienen en la actualidad: el aumento del yihadismo terrorista, en sus dos versiones, Al Qaeda y el Daesh o Estado Islámico, y la invasión de Rusia, con sus métodos, el empleo de mercenarios, ahora con distintos nombres.
En la historia reciente, existía el G5 del Sahel, cinco Estados: Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger. Era un marco institucional de coordinación y seguimiento de cooperación regional para políticas de desarrollo y seguridad creado en febrero de 2014, actualmente inactivo.
Hasta hace un par de años existía otra organización de varios países que se asistían en la economía y la estabilidad social. Me refiero a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), un grupo regional de quince países, fundado en mayo de 1975, siguiendo el Tratado de Lagos.
Su misión era promover la integración económica de la región. Sin embargo, el pasado 28 de enero, hace apenas unos meses, Níger, Malí y Burkina Faso anunciaron su salida de la Cedeao, un hecho sin precedentes desde su creación, alegando una notable falta de ayuda de esta organización frente al terrorismo yihadista, acusando a dicha comunidad de estar bajo la tutela de influencia de potencias extranjeras.
El problema surgió en Níger, en julio de 2023, cuando un grupo de militares destituyó al presidente democrático Mohamed Bazoum, instaurando una junta militar al mando del país. Por esta razón, la Unión Africana (UA) anunciaba en agosto de este año sanciones a estos golpistas, aunque no llegó a producirse.
Aquí, en Níger, Francia tenía una sociedad llamada Areva, que poseía el control de las tres principales minas de uranio, con un precio muy bajo. Su pérdida ha sido importante, pues permitía alimentar todas sus centrales de energía nuclear, que abastece todo este país.
Mali, por su parte, sufrió un golpe de Estado en agosto de 2020 y otro inmediato en mayo de 2021, cuando sus fuerzas armadas iniciaron un motín contra el presidente Ibrahim Boubacar y el primer ministro, arrestándolos en un cuartel en Kati, cerca de Bamako. Este golpe de Estado tuvo el rechazo internacional europeo y africano.
Y Burkina Faso, tras dos golpes de Estado sucesivos, como los de las otras regiones, la inseguridad provocada por el yihadismo terrorista generó el mayor desplazamiento interno, de casi millón y medio de personas en los últimos dos años.
Hasta principios de 2022 no se produjo la entrada de los mercenarios rusos, como más adelante se detalla. En agosto de este mismo año, terminó la operación militar francesa, tras nueve años de presencia en el país, y se retiraron también las fuerzas del Alto Comisionado de Naciones Unidas (Minusma).
La única ayuda que reciben, que me conste, es de Acnur, la Agencia de la ONU para los Refugiados, siempre atentos a la ayuda de los más débiles, a pesar de la dificultad en llegar a ellos. Este tema lo he vivido con los actuales saharauis en los campamentos de Tinduf, Argelia, aquel pueblo olvidado y condenado a su suerte por nuestro presidente Sánchez, hoy defensor de otro pueblo en Gaza, los palestinos. Me pregunto: ¿por qué esta selección tan injusta?
Vemos pues que en el Sahel se repite, como queda dicho, la violencia, agresividad y la muerte, aunque ésta, ahora, se tiña de rojo sangre, consecuencia de la actividad de la Rusia de Putin…
Se sabe que este Estado, postsoviético, llegó al corazón de África en 2016, a la República Centroafricana precisamente a través del perverso Grupo Wagner, con su «manual del invasor» para acudir a aquellos países en descomposición, con graves problemas económicos y políticos, para prestar «ayuda» a uno de los bandos enfrentados.
En el Sahel, Putin combate el terrorismo con una nueva marca llamada Afrika Corps, que son aquellos Mercenarios Wagner. Vemos, pues, cómo este nuevo «apellido» se inspira en el nombre que tenían los batallones nazis que lucharon en el norte de África durante la Segunda Guerra Mundial.
Se da la circunstancia de que Níger ha venido siendo un país capital en la estrategia de la OTAN en África Occidental, pues aquí había dos bases aéreas de Estados Unidos, una en la capital, Niamey, y otra en Agadez, en el centro del país. Esta última, que era operativa desde 2018, ha sido la más importante, donde los militares y técnicos destinados en ella operaban drones de alta tecnología para combatir a los yihadistas antes citados.
Sin embargo, en marzo pasado, hace unos días, la junta militar actual que gobierna Níger anunció la suspensión del tratado que permitía la presencia de soldados norteamericanos en su país, pues se consideraban presionados en su decisión de elegir la colaboración militar con Rusia y sus mercenarios.
Después de la serie continua de crisis diplomáticas desempeñadas por Francia y de los intrascendentes esfuerzos de la Unión Europea con su «Flanco Sur» de la OTAN, vemos que no han sido capaces de solucionar este grave problema.
Por último, esta región que conecta el África subsahariana con el Magreb, es el epicentro de los movimientos migratorios hacia Europa. Y muchos de ellos llegan en sus cayucos a Canarias.
Solo cabe decir que hoy, la región del Sahel queda en manos de Rusia en un bucle trágico y lamentable.
* Juan José PÉREZ PIQUERAS
Coronel de Infantería E.T. (Retirado)
Técnico superior de Inteligencia Militar.
Diplomado en Análisis de Yihadismo por la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla.
Miembro de la Tertulia Cívico-Militar ‘Carlos Ramos Azpiroz’
Miembro de la Asociación Española de Militares Escritores.
Miembro de la Asociación de Veteranos del Servicio de Inteligencia Español (AVESIE)
Santa Cruz de Tenerife – Islas Canarias – ESPAÑA
7 de mayo de 2024.
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