El islam y la convivencia social
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Juan J. Pérez Piqueras *
Es importante diferenciar conceptos y términos referentes al mundo islámico, a su religión y sociedad en la que viven, que pueden confundir al ciudadano de a pie e inducir a error a la hora de valorar sus creencias y costumbres.
Estamos viviendo en un mundo globalizado, en todos los sentidos, donde la convivencia entre diferentes culturas se impone. En Europa actualmente viven al menos 18 millones de musulmanes, de segunda y tercera generación, y en España posiblemente alcancemos los 2,4 millones que comparten nuestra sociedad, muchos de ellos, también, nacidos entre nosotros o con la nacionalidad española, lo que obliga a conocerlos y entendernos. La «Alianza de Civilizaciones» pudo ser una ensoñación oportunista del político de turno. La idea fue propuesta por el presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero en la 59.ª Asamblea General de la ONU, el 21 de septiembre de 2004.
Aquella propuesta defendía una alianza entre Occidente y el mundo árabe y musulmán con el fin de combatir el terrorismo internacional por otro camino que no fuera el militar. Tal idea, que no deja de ser una inocentada infantil, tiene un poso importante, en mi opinión, cuando se valora el conocimiento del que es diferente, para entenderse y respetarse. Este conocimiento sería la clave para la convivencia, pues nos llevaría al respeto mutuo.
Pero pronto fue calificada de un «absurdo paraíso de sueños», que, en realidad, es fácil adivinar cómo se desarrolló en la práctica. En principio trajo el apoyo de ricos estados árabes (en particular, Qatar y Arabia Saudí) que la vieron como una prometedora vía para la inversión, y se convirtió en un frente activo para la ideología antiisraelí. Y aquí chocaron con los intereses de los Estados Unidos.
Islam e islamismo no son sinónimos. El primero es la religión de los musulmanes, palabra árabe que significa «sumisión y paz» difundida por el profeta Mahoma (Mohammad), que se asienta en dos sólidos soportes: el Corán o libro sagrado que recoge las revelaciones de Dios al Profeta; y la Sunna, la tradición musulmana, que recoge la manera en la que vivió el Profeta, y obliga a seguirla.
Por su parte, el islamismo es «la interpretación ideológica del islam con fines políticos», según se recoge en el Diccionario del Islam e Islamismo, de la doctora en Filología Árabe, Luz Gómez García.
Importante también es aclarar los dos tipos de «yihad»: «yihad menor», como la lucha militar en nombre de Dios contra un enemigo malvado, defiende una causa justa, hacia el bien. Este concepto es el que intentan legitimar los yihadistas tergiversando el propósito original y emplean el terrorismo (es el islam político, o sea, el terrorismo); y la «yihad mayor», de completa interpretación espiritual, que representa el esfuerzo que todo creyente debe realizar para ser mejor musulmán.
Día del Hach. El «hach» es el quinto de los llamados pilares del islam. por último, el musulmán debe peregrinar al menos una vez en la vida a la ciudad de La Meca, siempre y cuando tenga los medios económicos y las condiciones de salud necesarias.
Pero el islam, para conocerlo y entenderlo, como vemos es complejo, para un cristiano como yo, es muy complejo. Ya en sus orígenes hubo una lucha cruenta entre los fieles seguidores de Mahoma y el Profeta, pues no se pusieron de acuerdo en quién era el legítimo heredero para dar continuidad al mensaje recibido de Dios.
Surge un cisma irreconciliable entre los seguidores de la línea familiar, Alí, yerno del Profeta, casado con su hija Fátima, y los opositores, seguidores de los califas omeyas, procedentes de la Meca (que se asentaron en Siria), y los abasíes (que lo hicieron en Irak). Los graves enfrentamientos terminaron con el asesinato de Alí y la derrota y muerte de su hijo, Husein, en la conocida batalla de Kerbala, en el año 680 (hoy día, los peregrinos chiíes se flagelan en conmemoración de la muerte del imán Husein, en el día de la «Ashura»).
En una exagerada simplificación, podemos distinguirlos en dos tipos de religiosos: el suní y el chií. El primero, el suní, que representa a una religión sin sacerdotes ni sacramentos (términos cristianos, para entendernos), donde el libro sagrado, el Corán, constituye la principal relación con Dios. Los ulemas son los estudiosos del Corán, encargados de su interpretación, y los imanes son líderes espirituales, encargados de transmitir su mensaje.
Por el contrario, los Chiíes están regidos por clérigos, organizados jerárquicamente, donde el máximo nivel lo ocupa el ayatolá, el presidente de Irán. Recientemente, el pasado 19 de mayo, falleció el presidente, el supremo Ayatolá Ebrahim Raisí y su ministro de Relaciones Exteriores en un accidente de helicóptero. Un día después, el líder supremo ayatolá Alí Jamenei, nombraba al hasta ahora el primer vicepresidente Mohammad Mokhber como presidente para dirigir los asuntos del país.
Si además del conocimiento, que debería ser mutuo, y se consigue la plena integración en la sociedad donde viven, que abarcaría modales y respeto a la constitución y leyes que imperan en el nuevo país al que llegan, se obtendría esa deseada convivencia entre ambas culturas.
A lo largo de la historia de España se ha dado la convivencia de las tres religiones monoteístas de Abraham, en periodos largo en el tiempo. No es nada nuevo para nosotros, con nuestra cultura occidental.
* Juan José PÉREZ PIQUERAS
Coronel de Infantería E.T. (Retirado)
Técnico superior de Inteligencia Militar.
Diplomado en Análisis de Yihadismo por la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla.
Miembro de la Tertulia Cívico-Militar ‘Carlos Ramos Azpiroz’
Miembro de la Asociación Española de Militares Escritores.
Miembro de la Asociación de Veteranos del Servicio de Inteligencia Español (AVESIE)
Santa Cruz de Tenerife – Islas Canarias – ESPAÑA
25 de junio de 2024.
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