EL MONÓLOGO Nº009
Educación entre lo real y lo oficial
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José Moreno García *
Vamos a entrar en una nueva fase de desescalada. Todo comienza a tomar forma, aunque nuestra principal industria que es el turismo tendrá que esperar para recuperar esa normalidad, porque por lo que parece la llegada de visitantes está fijada para después del 1 de julio, y eso significa que seguimos viviendo una hibernación de nuestra economía, porque hasta que no veamos cómo se va a comportar el mercado turístico no sabremos si nuestra economía comienza a moverse en datos positivos.
Nuestros dirigentes políticos, los que ocupan despachos oficiales, están en su mundo, planificando pactos de reconstrucción que no tienen dotación económica, o no saben de donde van a sacar los recursos monetarios necesarios para llevarlos a cabo. Reclaman firmas y apoyos en unos papeles en los que no dicen nada de cómo arreglar una hacienda destrozada por la caída de los ingresos que proporcionan los impuestos al consumo o como enmendar los presupuestos que hicieron en los tiempos en los que todos manejábamos cierta alegría en las rentas.
Vamos a intentar desgranar algunos puntos en los que se nota la disonancia entre lo oficial y la realidad.
Por ejemplo, en el asunto de la Educación. Sabemos que el alumnado de educación infantil de 3 a 6 años ya no se va a reincorporar este curso a las aulas, como tampoco lo hará el alumnado de enseñanza primaria. Recuerden que han dado un aprobado general, porque entre otras cosas era muy difícil que volvieran a unas aulas que no están preparadas para cumplir con las disposiciones emitidas para evitar contagios de la COVID-19. Todavía falta por saber cómo van a hacer para que haya clases con 15 alumnos, cuando antes esas mismas aulas acogían a 40 o incluso más alumnos bajo la tutela de un solo profesor. Si se dividen en grupos más pequeños, ¿se contratarán más profesores? Lo que antes se hacía con un claustro concreto de profesores, ahora, lo lógico es que, con estas nuevas recomendaciones, el número se multiplique ¿no? Pues va a ser que no.
Le pregunté por este asunto en Radio Marca el viernes por la mañana al vicepresidente del Gobierno y consejero de Hacienda, Román Rodríguez y fue bastante contundente, a pesar de la densidad con la que responde a cada interrogante que se le plantea. Dijo que no había dinero para más contrataciones, que los centros y los estudiantes se tendrían que acomodar a las nuevas normativas, pero con los mismos recursos que tenían de antes. ¿Qué cómo lo harán? Ahh… eso ya es harina de otro costal. Una cosa dispone el de sanidad para preservar la salud y otra muy diferente el de las perras porque tiene los recursos muy limitados.
Así pues, habrá que hacer de tripas corazón para ver como el mismo profesor le da clases a un grupo de quince alumnos de forma presencial en un aula, a otro conjunto de estudiantes en otro local, a los que lo hacen por enseñanza telemática y aún debe sacar tiempo para la evaluación de todos ellos. ¿Creen que eso es posible? Pues así está siendo diseñado estos días.
Pero hay más de realidad oficial y real en esto de la Educación. Esta semana se ha hablado mucho de los niños de 0 a los 3 años y su vuelta a las escuelas infantiles, tanto a los públicos como a los privados, estos últimos son mayoría. La discusión no ha terminado y lo único que saben es que abrirán «siguiendo las instrucciones específicas y los protocolos que se publiquen a tal efecto». Pues bien, esas instrucciones específicas están aún en proceso de redacción, dado que tienen que ser definidas juntamente con la Consejería de Sanidad y aún no se sabe cuántos niños podrán ser acogidos, cuántos de determinada edad, cuántos en cada aula, cómo será la convivencia e incluso si los padres podrán acceder a los centros para dejar o recoger a los menores.
Esta información es básica, me decía una responsable de centro, para saber a cuánta gente tengo que sacar del ERTE en el que entraron cuando cerramos al imponerse el confinamiento. No es lo mismo trabajar para cinco niños que para quince, y de momento no hay un protocolo establecido en este caso.
Y es que la preocupación de los centros privados se manifiesta por la posibilidad de que la ratio de menores por aulas y educador haga inviable el sostenimiento económico de estas escuelas. Por tanto, siguen cerrados, con su personal afectado por expedientes de regulación de empleo temporal que pueden acabar en despidos si no hay una pronta resolución o la que se haga no facilita su empleabilidad. Y además hay que recordar que estos centros son importantes para muchas familias no sólo por razones educativas, sino también desde la perspectiva de la conciliación laboral de las madres y los padres.
Pero este problema no existe para la rama pública de las escuelas infantiles. Iratxe Serrano, responsable de la Dirección General de Protección de Infancia y la Familia, confirmaba que ningún trabajador de las Escuelas Infantiles Públicas estaba en ERTE ni cosa que se le pareciera. Todo el mundo cobrando el cien por cien del sueldo, aunque no haya trabajado en estos cien días de confinamiento y ponía como excusa que habían realizado sus labores de forma telemática. ¿Seguro? Qué diferencia entre lo público y lo privado ¿eh?
Podría seguir este artículo con más diferencias entre lo real y lo oficial, como lo ven nuestros dirigentes y cómo lo vivimos los ciudadanos, pero la verdad, ¿qué le voy a contar que cualquiera de ustedes que no sepa? Y ahí lo dejo, que hay casi celebrar que ya no nos preguntan a dónde vamos.
* José MORENO GARCÍA
Periodista.
Analista de la actualidad.
La Laguna (Tenerife), 07 de junio de 2020.
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