EL MONÓLOGO / 233
Política a fuego lento

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Por Pepe Moreno *

 

 

Podría hablarles hoy de los asuntos relacionados con la inmigración, en todas sus vertientes. Podría hablar de, la financiación, el número de personas que han llegado a Canarias, que han sido más de 2.500 entre el jueves y hoy. O de los menores no acompañados, que ya se acercan a los 6.000, o de cómo el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) suspendía, de manera urgente, el protocolo que había impuesto el Gobierno regional para la acogida de esos mismos menores no acompañados cuando llegan en una patera o un cayuco.

 

La Sala de lo Contencioso Administrativo accedió a las medidas cautelarísimas solicitadas en un recurso por la Fiscalía Superior de Canarias »por la concurrencia de circunstancias de especial urgencia» y »sin entrar en el fondo de la cuestión sobre el ajuste a la legalidad del protocolo».

 

Sin embargo, el Gobierno de Canarias respondió, a través de Alfonso Cabello, que “lo que ha defendido en todo momento, es que se garantice de la mejor manera posible los derechos de los niños y de las niñas”, y eso lo decían por los formulismos que se estaban aplicando. Lo cierto es que aplicando esas fórmulas ya estaban siendo reseñado los menores con fotografías y otros procedimientos, que es lo que se buscaba.

 

Por el contrario, este es un asunto que sirve para que los grandes partidos políticos sigan haciendo lo que saben: estrategia para que el contrario no aparezca como vencedor en esas ideas. No les importa si el terreno de juego —Canarias— no da para más. Tampoco si los menores sufren, porque en las islas no hay tiempo, todo es urgente.

 

Es decir, después de mi monólogo número 231 referido a “Hacer política con los MENAS” poco se ha hecho. Estamos como a primeros de mes, buscando un cupo de menores que le correspondería acoger a cada una de las autonomías y que se garantice la financiación suficiente para disponer de los recursos necesarios. Todo el mundo ofrece dinero para las islas, para que se queden aquí.

 

Lo que nadie aborda es el cupo que le corresponde a cada comunidad autónoma de menores y de esta manera hacer el cálculo económico de lo que recibirá del Estado o de la EU. Hasta un vicepresidente de la UE y comisario vino y dijo que no estamos solos. No hizo nada más. Nada nuevo hay bajo el sol. La pelea política sigue y seguirá.

 

También hubo visita real, con Felipe VI, que vino a recoger la medalla que el Parlamento de Canarias le otorgó hace ya unos meses. Se hizo una sesión plenaria en la Cámara regional y recogió su galardón tras un discurso en el que vino a decir que Canarias “también son mi casa”. Claro, eso es así porque fuimos España antes que ellos. Aquí llegaron de todos sitios y nunca hemos repudiado a nadie, por tanto, podríamos decir que esa afirmación es obvia.

 

Luego fue a Gran Canaria, porque a menudo hay que buscar una excusa para que vaya allí, e inauguraba la decimoséptima edición de la cumbre europea de la Fundación Cotec para la innovación, un foro del que no habíamos oído hablar en la vida.

 

En la reunión se ha abordado la soberanía tecnológica como “asunto estratégico para que cualquier país tome decisiones sobre su futuro de manera autónoma, sin depender de terceros”. En esta reunión se encontraba el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, que estos días tiene bastante trabajo con los de Israel explotando los “buscas” y los “walkie-talkies” de los de Hizbulá.

 

Yo me quería referir a aquel 19 de septiembre de 2021 en el que nació un volcán de una grieta en una casa. Era domingo, hacia las 15,30. Unos acaban de comer y otros estaban buscando dónde. ¿Se acuerdan de aquellos que vieron la humareda a lo lejos y dijeron aquello de: “¡Ay, mi madre, que ya explotó!”, a lo que otro contestó con “nos da tiempo a comer y después ya veremos, ¡vamos, vamos!”, y se fueron a buscar su mesa reservada?

 

Fue un día especial para todo el mundo. Han pasado 36 meses y todo sigue igual para los miles de personas que lo perdieron todo en aquella emisión de lava y fuego. Los únicos que han encontrado algo de cobijo fueron las familias que consiguieron ser alojadas en la Montaña del Tenisca, en unas viviendas que ya estaban construidas y que iban destinadas a otros moradores que llevaban mucho tiempo esperando por el techo que les iba a cobijar.

 

O las diez familias que fueron alojadas en el municipio de El Paso gracias a su alcalde, Sergio Rodríguez, hoy presidente del Cabildo, con la mayoría que alcanzó en mayo del 2023 y que fue uno de los que más se movió y reivindicó en estas luchas que mantuvieron los que lo habían perdido todo.

 

Hoy, tres años después, aún recuerdo aquella mañana en la que a todos los que estábamos en una redacción nos llegó con un escueto “la erupción es inminente” y cómo estábamos trabajando en recursos para enviar a La Palma. Y se produjo la mayor catástrofe natural de Europa en casi un siglo.

 

El lunes, el entonces presidente del Cabildo, Mariano Hernández Zapata, en una de sus primeras comparecencias públicas para hablar de este desastre, en el programa de la Televisión Canaria, Buenas Tardes, Canarias, ya avanzó que “por la trayectoria que tenía el río de lava se llevaría por delante unas mil casas”, y se quedó corto porque fueron 1600 viviendas las sepultadas, más de 300 hectáreas de cultivos y otros daños materiales que provocaron pérdidas millonarias en tan solo 85 días.

 

Sucumbieron varias carreteras, se perdieron miles de kilómetros de tuberías de regadío y dividió, para siempre, algunos municipios. Desaparecieron zonas emblemáticas como El Paraíso, Alcalá, Los Campitos, Las Manchas, Camino Pastelero, Todoque, La Asomada, La Laguna y algunos más que se me quedan porque no conozco toda la geografía de la zona.

 

Primero se le llamó el cráter de Cumbre Vieja, aunque estaba en la zona de la Nueva, o el de Cabeza de Vaca, porque estaba en esas cumbres, o el de Montaña Rajada, por el lugar en el que comenzó todo. No fue hasta el mes de febrero del año pasado cuando se oficializó el nombre actual de Tajogaite.

 

Pocos días después de la erupción ya nacía la Plataforma de Afectados por Erupción Volcán de Cumbre Vieja 2021, que es la única asociación constituida para defender los derechos de los afectados por el volcán frente a cualquier gobierno sea del signo político que sea, y que tiene como fines la defensa de los derechos de los afectados por el volcán. El año pasado ya constituyeron la comisión promotora de la iniciativa legislativa popular de la primera Ley de Volcanes de Canarias. Se reunieron más de 15.000 firmas y fue admitida a trámite en el Parlamento de Canarias.

 

A lo largo de estos tres años se han tomado decisiones desacertadas e incluso humillantes para la dignidad de los ciudadanos afectados. En un primer momento, el Gobierno del Estado aprobó un decreto a raíz de la emergencia volcánica que establecía como ayuda, por la destrucción total de una vivienda habitual, 30.000 euros, que dos meses después se incrementó a 60.000 euros; ambas cantidades irrisorias para los efectos de un volcán en los que no solo se destruye la vivienda sino también el solar sobre la que se asienta.

 

Los afectados se realojaron en hoteles y construcciones de familiares y conocidos, como medida provisional, o se hacinaban en viviendas contenedores en Los Llanos de Aridane. Eso fue un año después, en 2022, con el consentimiento del grupo de gobierno del Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane y a pesar de que no cumplen con las condiciones mínimas legales de habitabilidad que requiere el Colegio de Arquitectos.

 

Los afectados pasaron de disponer de una casita con huerta, jardín y animales domésticos a vivir como sardinas en lata, en contenedores marítimos convertidos en infraviviendas y que, hoy en día, son la mejor imagen del daño moral que se les está infligiendo.

 

Se habló y especuló como solución urbanística a la reconstrucción de los barrios y las propiedades de los afectados, una suerte de permuta obligatoria por la que al afectado se le obligaba a desprenderse de su propiedad destruida a cambio de recibir en el futuro una parcela urbanizada mediante una transformación urbanística pública. Y no fue hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno canario cuando se aprobó un nuevo marco legal a través de una ley urbanística, una nueva normativa agraria y otra de vivienda protegida. Asimismo, se ha creado la figura jurídica, que no existía hasta ahora, de la compensación de los daños materiales, que viene a retribuir a los afectados el valor real de las propiedades destruidas.

 

A partir del mes de agosto se ha empezado a notificar a los afectados que perdieron sus viviendas habituales las compensaciones que van a percibir en virtud de las nuevas leyes aprobadas. Estas se abonarán antes de final de año con cargo a la aportación del Estado de 100 millones de euros de 2023 y la aportación, por la Administración canaria, de otros 50 millones de euros.

 

No obstante, aún no se han transferido ese dinero y, por lo tanto, no han cobrado. La manifestación del pasado jueves pedía contemplar el valor real de la vivienda al margen de seguros y reaseguros privados, y se paguen todas las fincas rústicas y las segundas viviendas durante 2025 y 2026.

 

También pedían la búsqueda de una solución urbanística en forma de compensación complementaria a todos aquellos terrenos que tienen más de 10 metros de espesor de lava, los que son objeto de protección cautelar y los que se declararán en espacio natural protegido por su cercanía al volcán, ya que estos suelos quedan inservibles para la reconstrucción durante años.

 

En la manifestación pedían también que el Gobierno de Canarias y el Cabildo de La Palma concedieran una línea de subvenciones para los proyectos de viviendas y de fincas rústicas. También que para la ejecución de obras se cubra, al menos, el 50 % del importe de los proyectos y el 50 del presupuesto de ejecución material de las obras. Y así una serie de cuestiones que afectan tanto a la Administración del Estado como a la autonómica.

 

¿Se ha hecho algo de esto? Nada de nada. Vinieron los más altos cargos del Estado, de la UE, de los sindicatos o de los medios de comunicación y lo único que buscaban era ver un volcán en erupción. Se fueron diciendo que era lo máximo y nuca más se acordaron de los miles de afectados.

 

Hoy nos encontramos con una isla que languidece económicamente. Con unos especuladores que cobran por su terreno el doble de antes de la erupción, pero que tiene el 60 % de excepción en su declaración de Hacienda. Para que me entiendan. Un terreno que antes costaba menos de 60.000 euros hoy pide más de 100.000 y se lo desgravan. Un alquiler, por el que se pagaba 750 euros, hoy llega a 1.000 y se gana menos por aquello de “la vida está muy mal”.

 

Pero hablamos de otras cosas y como se ha visto en este artículo nos entretienen.

 

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

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