VISIONES ATLÁNTICAS / 221
Gestionar el día después (y 2)

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Hugo Luengo *

 

 

La reciente cumbre de Davos, ha escenificado las grandes transformaciones geopolíticas, núcleo central de las relaciones internacionales que priman hoy sobre la economía. Lo expresaba gráficamente Larry Fink presidente del fondo BlackRock, también accionista de nuestra Telefónica, cuando decía “en mi vida he visto tanto pesimismo en la UE, Europa es un mito maravilloso que no funciona”.

 

Con sus democracias liberales en retroceso, como señala el Informe “Varieties of Democracy”, al decirnos que el 71% de la población mundial vive en autocracias, cuando hace 10 años sólo lo estaba el 48%. La crisis al arrastre de Trump provoca una inflexión de seguridad en la UE-OTAN, que nos obliga a reforzarla con autonomía de EEUU. Gestionar su día después exige soportar la defensa en la “disuasión” y para ello debemos ser creíbles, para poder garantizar nuestra paz y libertad.

 

La defensa es esencial para consolidar una base industrial fuerte y competitiva, imprescindible para estar en la vanguardia tecnológica y en el desarrollo de la inteligencia artificial. El blindado Dragón, el submarino S-80, las fragatas F-110, el Programa FCAS, futuro sistema aéreo de combate, y los satélites SPAINSATNG (enviados en los cohetes de Elon Musk), nos sitúan en un desarrollo puntero, con grandes efectos inducidos sobre nuestra independencia industrial.

 

Mientras Trump realiza un giro en sus alianzas internacionales determinadas por la ley del más fuerte, para cada opción ofrece una oferta previa más elevada, para plantarse luego en la solución de salida. Nos pide un 5% PIB de esfuerzo militar, cuando España está en el 1,28%y Rutte el secretario general de la OTAN, nos pide llegar hoy al 3%. Con España sin presupuesto y en la anterior oferta de llegar al 2% en 2029, nos quedamos fuera del gran juego del mundo.

 

En Davos, la economista búlgara Kristalina Georgieva, directora del FMI Fondo Monetario Internacional, apostaba en línea con los últimos Informes de Mario Draghi y Enrico Letta, por una unión bancaria, por primar el talento, retener el ahorro y fortalecer el mercado único. Constata cómo el dinero de la UE se va a EEUU, por su alta productividad, su energía barata y en paralelo por no ofrecer lo que llama “el daño autoinfligido de la burocracia” y su inseguridad jurídica, que sigue creciendo.

 

Con timidez Úrsula Von der Leyen, traslada la doctrina de su partido el PPE, primero de la Eurocámara, en una UE sin liderazgos y con el núcleo duro de Alemania y Francia en crisis y sin proyecto común. Ahogados en las derivas del mundo “woke”, que no se asumen.

 

En España refugiados en nuestra nación ingobernada, nos hemos visto arrastrados por el “Decreto Ómnibus”, que pasó de inamovible a móvil en días, con una oposición tímida enredada en el laberinto del gobierno, incapaz de encontrar las salidas del “minotauro”, en su deriva autocrática. En cualquier democracia el gobierno tiene que prever lo que pasará el día después de sus acciones y está obligado por el “interés general” a escuchar y pactar la mejor solución de todos.

 

Quien gobierna siempre debe “pagar la pata” del bloqueo y sus soluciones. Repetir la misma acción y pretender esperar el mismo resultado, no es lo que exige la cordura y deteriora la confianza y la democracia. En este juego sucio aparecen absurdos como el de los “sindicatos”, financiados por el gobierno y manifestándose contra la oposición.

 

El pragmatismo de Xi Jinping, la agresión de Putin y el nacionalismo de Trump, se reflejaron en el escenario del 80º Aniversario de Auschwitz, que nos traslada los demonios del nacionalsocialismo

 

del Tercer Reich alemán, que prometió un imperio de mil años y duró solo 12, en la mayor catástrofe humanitaria y económica del siglo XX, como nos cuenta Dan Stone en su obra “Holocausto una Historia Inacabada”. Retornan los fantasmas de Europa con los nacionalismos y el comunismo, el antisemitismo, las guerras, los valores cristianos y la identidad, la emigración, la natalidad desplomada, las fronteras.

 

Las inercias de Bruselas sin liderazgos, nos arrastran hacia la incapacidad de “gestionar el día después” que exige unión, valores, mercado único, acción geopolítica, coordinación público-privada. Cuyos efectos sufrimos en Canarias en la emigración y en la debilidad, que no vemos, de nuestra posición en la frontera sur de Europa, frente al África Occidental y en la crisis explosiva del Sahel.

 

 

*  Hugo LUENGO BARRETO

Arquitecto y bodeguero.

 

Islas Canarias, 3 de febrero de 2025

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