Todo puede empeorar siempre

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Remigio Beneyto Berenguer *

 

 

Hace un tiempo, en este mismo foro, me preguntaba dónde están los organismos internacionales. ¿Dónde está la O.N.U.?

 

Al igual que me mostré disgustado, y lo sigo estando, cuando Rusia invadió Ucrania, hoy lo estoy por la actuación de Estados Unidos con Irán. La solución no puede ser nunca pasar por encima del diálogo. Entonces ¿para qué sirve la diplomacia?

 

Tampoco creo que sea correcta la opinión de Netanyahu, quien acaba de afirmar que “La paz se logra con la fuerza”.

 

Nunca la paz se logra con la fuerza, pero, en este momento, quiero avanzar más apelando a la siguiente reflexión: Jesús es el Príncipe de la Paz. Las primeras palabras de León XIV fueron: “La paz esté con vosotros”, el saludo de Cristo resucitado.

 

La religión mayoritaria en Estados Unidos es el cristianismo (protestantismo y catolicismo); la religión mayoritaria en Rusia es el cristianismo ortodoxo. Los fieles cristianos han de advertir a sus gobernantes que nunca la solución a los conflictos es la guerra. Los conflictos no se solucionan con la fuerza.

 

Pero, especialmente, debería ser la Unión Europea la que pusiera sentido común en toda esta escalada.

 

Por otra parte, Irán no respeta los derechos humanos, y así lo ha denunciado reiteradamente el Parlamento Europeo. Esto es cierto.

 

Irán es una república islámica gobernada en última instancia por un líder supremo, un Ayatolá. Ciertamente las plantas de enriquecimiento de uranio en Irán, en manos de un gobierno en manos de líderes religiosos ofrece muchos peligros, pero la solución no es la fuerza.

 

Para llegar a la paz únicamente cabe la vía diplomática. Diálogo, diálogo, diálogo, sentarse a la mesa, juntos, mirándose a los ojos y, sobre todo, teniendo en cuenta el peligro al que se está sometiendo a los civiles. Más que nunca es cierta la frase de que cuando los elefantes luchan entre ellos, mueren miles de hormigas.

 

En todo este proceso únicamente ganan las grandes empresas armamentísticas del mundo. En el año 1982 inicié una tesina sobre “El desarme y el nuevo orden económico internacional”. Abandoné la tesina porque me daba la sensación de estar perdiendo el tiempo, ya que no se pasaba de los grandes discursos ideológicos y de meras declaraciones de intenciones.

 

Los medios de comunicación nos advierten de las consecuencias económicas de estas acciones: en la subida del petróleo, en cerrar el estrecho de Ormuz, en la subida de los precios.

 

Pero… ¿quién se preocupa de los civiles? ¿quién se preocupa de los desfavorecidos de la tierra?

 

Las consecuencias de “ir por libre” es no medir las consecuencias, y el peligro de llevar a una Tercera Guerra Mundial, aunque ya estamos en una Tercera Guerra Mundial a trozos.

 

¿Cuál será la postura de Rusia? (parece que ya el ministro de Asuntos Exteriores de Irán viajará a Rusia el próximo martes a reunirse con el gobierno de Rusia), ¿cuál será la posición de China, ya que puede ser la principal perjudicada?

 

Termino como empezaba: ¿dónde están los organismos internacionales?, ¿qué eficacia práctica tienen? Es urgente revisar el papel de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

 

 

*  Remigio BENEYTO BERENGUER

Profesor Catedrático de la Universidad CEU Cardenal Herrera.

Departamento de Ciencias Jurídicas

Catedrático de Derecho Eclesiástico de la Universidad CEU de Valencia.

Académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.

 

 

Islas Canarias, 22 de junio de 2025

 

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