José Ortega y Gasset: España invertebrada (1921)
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Juan José Pérez Piqueras *
He releído por enésima vez este librito de Ortega, con unas 160 páginas del mínimo tamaño, menor que medio folio, y cada vez me impresiona más lo claro y bien que escribe su autor. Y, seguro, no será la última vez.
Cuando José Ortega y Gasset publica «España invertebrada en 1921, España atraviesa un tiempo convulso: crisis del régimen de la Restauración, desastre de Anual en Marruecos, creciente conflictividad social y un regionalismo en auge. En este marco, Ortega ofrece un diagnóstico profundo sobre la debilidad de la nación española.
El ensayo es breve, apenas 150 páginas en la edición de la Colección Austral, pero su densidad conceptual lo convierte en una obra clásica. A través de metáforas biológicas y de su filosofía de la vida, Ortega explora por qué España parece incapaz de articular un proyecto común y cómo podría recomponerse.
El título ya anticipa la tesis central: España es un cuerpo «invertebrado», un organismo sin estructura firme que coordine y sostenga a sus partes. En términos biológicos, un ser invertebrado carece de esqueleto y de sistema nervioso central; en términos políticos, España carece de una cohesión suficiente entre regiones, clases sociales y grupos humanos.
El país se comporta como una suma de partes inconexas más que como una unidad orgánica. Ortega insiste en que lo que hace fuerte a una nación no es solo la fuerza bruta, sino sobre todo la existencia del redicho: un proyecto sugestivo de vida en común, una meta compartida que vertebre voluntades.
Uno de los ejes de la obra es la reflexión sobre las élites. Ortega distingue entre la masa, que sigue la corriente, y las minorías directoras, responsables de orientar y dar sentido al conjunto. En el caso de España, el filósofo denuncia que esas minorías se han vuelto perezosas, decadentes o egoístas. En lugar de guiar y elevar a la sociedad, se han dejado llevar por la inercia y el privilegio. Sin élites exigentes y responsables, la masa queda a la deriva, sin dirección ni horizonte.
Este análisis no implica desprecio hacia el pueblo. Ortega reconoce el valor de la colectividad, pero insiste en que toda sociedad necesita un núcleo de liderazgo intelectual, político y cultural. De lo contrario, el organismo nacional pierde coherencia y se desintegra. Además, en capítulos dedicados a la historia de España, Ortega subraya el peligro de los particularismos.
Cada región, cada grupo social, busca su propio beneficio inmediato sin atender al conjunto. Esto genera lo que él llama “acciones centrífugas”: fuerzas que, en lugar de sumar, fragmentan. El resultado es una España incapaz de presentarse como unidad sólida frente a sus retos históricos.
El análisis histórico le sirve de apoyo. Ortega observa que las grandes naciones europeas se han constituido gracias a un proceso de integración de diversidades bajo un proyecto común. Francia, por ejemplo, logró vertebrarse en torno a un Estado central fuerte. España, en cambio, tras su momento de esplendor imperial, ha ido perdiendo capacidad de cohesión. El regionalismo, para Ortega, no es tanto causa como síntoma: cuando el proyecto común se debilita, cada parte busca refugio en sí misma.
Quizá la idea más célebre del libro sea la de que una nación solo existe de verdad cuando hay un «proyecto sugestivo de vida en común». La fuerza de un país no se mide únicamente en términos materiales, sino en la capacidad de ilusionar a sus ciudadanos con un destino compartido. El proyecto actúa como columna vertebral: da dirección, articula energías y convierte la diversidad en riqueza.
España, según Ortega, sufre porque carece de ese proyecto. Vive del recuerdo de su pasado imperial, pero no ha sabido reinventarse en la modernidad. La Restauración política se ha mostrado incapaz de movilizar a la sociedad, y la mediocridad de las élites ahonda la desvertebración.
Aunque España invertebrada es un ensayo político, se apoya en las categorías filosóficas de Ortega. La idea de que el hombre es “yo y mi circunstancia” se proyecta al plano colectivo: un pueblo tampoco puede comprenderse aislado de sus condiciones históricas, culturales y sociales. Así como la persona debe salvar su circunstancia para salvarse a sí misma, también España debe hacerse cargo de su circunstancia y asumirla como tarea.
La razón vital, que será la gran teoría orteguiana, late aquí como fundamento. No se trata de aplicar esquemas abstractos a la nación, sino de pensarla desde su propia vida concreta. España no debe copiar modelos extranjeros, sino crear su propio proyecto, fiel a su circunstancia.
Otro aspecto notable del librito es el estilo, su claridad y firmeza. Ortega escribe con metáforas claras, el cuerpo invertebrado, las acciones centrífugas, el proyecto sugestivo, que convierten ideas complejas en imágenes memorables. Su prosa combina rigor intelectual y capacidad literaria, lo que ha permitido que el ensayo llegue a un público amplio, más allá del círculo filosófico.
A un siglo de su publicación, muchos lectores siguen encontrando en sus páginas diagnósticos actuales: la dificultad de España para articular consensos nacionales, la tensión entre particularismos y unidad, la desconfianza hacia las élites políticas. Ortega no ofrece recetas inmediatas, pero sí una advertencia de fondo: sin cohesión, sin un proyecto compartido, la nación se debilita hasta el riesgo de desaparecer como sujeto histórico relevante.
Su propuesta pasa por recuperar el sentido de misión colectiva, por exigir a las élites una altura moral e intelectual mayor y por convertir la diversidad en energía creativa en lugar de fuerza disgregadora.
Esta España Invertebrada es un ensayo breve pero crucial para entender tanto la historia del siglo XX español como la filosofía de Ortega y Gasset. Con un lenguaje claro y metáforas potentes, el autor diagnostica la falta de cohesión nacional, la mediocridad de las élites y el peligro de los particularismos. Frente a ello, propone la necesidad de un «proyecto sugestivo de vida en común», capaz de vertebrar a la sociedad y devolverle un horizonte.
* Juan José PÉREZ PIQUERAS
Coronel de Infantería E.T. (Retirado)
Técnico superior de Inteligencia Militar.
Diplomado en Análisis de Yihadismo por la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla.
Ex Consejero en la Embajada de España en Argel 2007-2009
Miembro de la Tertulia Cívico-Militar ‘Carlos Ramos Azpiroz’
Miembro de la Asociación Española de Militares Escritores.
Miembro de la Asociación de Veteranos del Servicio de Inteligencia Español (AVESIE)
Santa Cruz de Tenerife – Islas Canarias – ESPAÑA
06 de octubre de 2025.
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