A los pobres solo les queda la dignidad
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Remigio Beneyto Berenguer *
He asistido con asombro a la discusión entre el presidente de Estados Unidos Trump y el presidente de Ucrania Zelenski.
Conviene no perder el foco: yo creo que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022. Y Ucrania se defendió y sigue defendiéndose. Sigue defendiendo su integridad territorial, su soberanía y, sobre todo, su dignidad: su dignidad como Estado soberano y la dignidad de todos los ucranianos.
En el capítulo LVIII del Quijote, éste le dice a Sancho: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.
Esto es lo que hicieron los ucranianos, y toda Europa y Estados Unidos aplaudieron esta actuación, pues estaba defendiéndose la libertad de toda Europa y de todo el mundo civilizado.
¿Qué ha cambiado desde entonces hasta el día de hoy? La toma de posesión del presidente Trump, quien, desde el primer momento, ha manifestado un desprecio al presidente de un Estado soberano, llamándole incluso dictador y amenazándole diciendo que “más vale que actúe rápido o su país desaparecerá”.
Continuando con el desprecio, tanto a Ucrania como a la Unión Europea, se sentaron a negociar sobre Ucrania el secretario de Estado de Estados Unidos Marco Rubio y el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia Lavrov. Y, al parecer, acuerdan que Ucrania deberá hacer concesiones de su territorio a Rusia y compensar con materiales de las tierras raras y otras compensaciones a Estados Unidos por su apoyo militar y financiero.
A pesar de este agravio, confundiendo quién es la víctima y quién el invasor, el presidente Zelenski, en un acto de humildad y buscando la paz, acude al Despacho Oval para llegar a un acuerdo económico sobre los recursos de Ucrania.
No voy a entrar en las afirmaciones de Trump y, sobre todo, del vicepresidente Vance, porque todo el mundo ha podido seguirlo en los medios de comunicación, sintiendo una vergüenza increíble porque se comporte así la Presidencia y la Vicepresidencia de Estados Unidos.
Yo me pregunto: ¿Ha sido una falta de respeto del presidente Zelenski o del presidente Trump y del vicepresidente Vance?
¿Acaso no son una falta de respeto a un presidente de un Estado soberano las siguientes afirmaciones?: “No estás en posición de decirnos lo que hemos de sentir”, “Ahora mismo, tú no estás en una buena posición”, “No tienes las cartas a tu favor” “Estás jugando con la vida de millones de personas y con la Tercera Guerra Mundial”, para terminar, diciendo: “El problema es que te he dado poder para ser un tipo duro y no creo que serías un tipo duro sin Estados Unidos”.
Yo me pregunto: ¿Cómo hubiera debido reaccionar el presidente Zelenski? Decir: “Sí, buana”, “Sí, señor”.
Personalmente creo que hay dos grandes problemas:
El primero, que la presidencia de la primera potencia del mundo crea que se puede gobernar como si se tratara de una empresa. Sentí vergüenza ajena cuando vi a Elon Musk asistir a la primera reunión del Gobierno de Trump y dirigirse a ellos como si fuera el mismo presidente, y tener que oír al presidente, al parecer bromeando (no sé dónde está la broma) diciendo que “si algunos no están de acuerdo con Elon Musk, los echaremos de aquí”.
Además, como cuestión meramente personal, con la gorra puesta. Yo no dejo entrar en mis clases a nadie con la gorra puesta. Entonces, a partir de ahora, todos podemos acudir a los parlamentos, convenciones, recepciones, y recepción de credenciales en todo el mundo con gorra, sombreros, pamelas. El colorido será verdaderamente espectacular. También pueden acudir en bermudas y en chanclas.
El segundo problema es plantearse cuál es el papel de las instituciones europeas y mundiales. Europa debe reaccionar y debe estar al lado de Ucrania, porque “si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. Lo que hoy ocurre con Ucrania, puede ocurrir con otros Estados vecinos.
Y, por favor, la ONU debe saber cuál es su papel en el foro internacional. Quizá sea el momento de replantearse todo el tablero mundial. Ciertamente los Estados deberán tener claro que para que realmente sirva para algo la ONU, deberá financiarse sin la dependencia extrema de Estados Unidos (porque para un mundo empresarial “quien paga, manda”), y replantearse el papel del Consejo de Seguridad con el actual derecho al veto de determinados Estados.
Yo no sé si está en peligro la III Guerra Mundial, pero sí sé que por la actitud de Zelenski, el mundo es más libre y, sobre todo, más digno. Es lo único que queda a los pobres. Los poderosos han de saber que quien lo ha perdido todo, es muy peligroso.
* Remigio BENEYTO BERENGUER
Profesor Catedrático de la Universidad CEU Cardenal Herrera.
Departamento de Ciencias Jurídicas
Catedrático de Derecho Eclesiástico de la Universidad CEU de Valencia.
Académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.
Islas Canarias, 28 de febrero de 2025
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