El independentismo de Cataluña contra España (1/4)

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   ANTECEDENTES HISTÓRICOS

 

 

Eligio Hernández Gutiérrez *

 

 

Desde hace más de un siglo, especialmente, en las etapas democráticas de la Primera y Segunda República, lo independentistas catalanes han venido chantajeando y realizando varios golpes de Estado contra España. La proclamación del Estado Catalán dentro de la República Federal Española de 1873  fue un intento fallido de proclamar el Estado Catalán en Barcelona el 9 de marzo de 1873, cerca de un mes después de haberse proclamado en Madrid la Primera República Española.

 

Lo que sí aprobó la Diputación Provincial de Barcelona ese día, en compensación por su negativa a proclamar el Estado Catalán, fue la retirada de Cataluña del Ejercito y la  disolución del Ejército regular convirtiéndolo en uno  voluntario.

 

La Constitución Federal de 1873 de la Primera República Española fue un proyecto de constitución de una República Federal, -no confederal, que sólo consideraba a España como Nación y no reconocía el derecho a la autodeterminación de los Estados que la integraban,- redactado principalmente por Emilio Castelar, que no llegó a ser aprobado por las Cortes y que estaba muy influido por la Constitución de los Estados Unidos de 1787.

 

Alejandro Nieto ha destacado que durante 1873 la política española estuvo dominada y dirigida por los catalanes, que no aprovecharon la oportunidad ni en su propio beneficio ni en el de los intereses generales españoles, y que para el imaginario popular solo se recuerda estos tres datos calificados severamente de negativos: la presencia de 4 presidentes y casi una docena de Gobiernos en doce meses, la pintoresca y vergonzante rebelión cantonal de Cartagena, y la entrada del caballo de Pavía en el Congreso.

 

La Constitución de la Republica de 1931, en su artículo 1º, estableció que la República constituye un estado integral, compatible con la autonomía de los Municipios y de las Regiones, que sólo se aprobaron los Estatutos de Autonomía de Cataluña (mayo de 1932) y del País Vasco (septiembre de 1936), con un techo competencial muy inferior al de los actuales Estatutos de Autonomía, aprobados al amparo de la Constitución de 1978.

 

El 14 de abril de 1931, a las pocas horas de que se proclamara la República en la Puerta del Sol, Francesc Maciá, líder de ERC, declaró unilateralmente la independencia de Cataluña, dentro de una confederación vedada por la Constitución republicana, de la que desistió ante la promesa del Gobierno Provisional de elaborar el Estatuto de Autonomía, cuya aprobación en 1932 con el apoyo de los diputados catalanes no impidió la rebelión militar de la Generalitat contra la República el 6 de octubre de 1934, por la que todos sus miembros fueron condenados por el Tribunal de Garantías Constitucionales, por el delito de rebelión militar a treinta años de prisión, y la autonomía catalana fue suspendida indefinidamente.

 

Ni que traicionaran a la República ( la palabra traición es de Azaña) durante la guerra civil, como denunciaron Negrín, en noviembre de 1938, con ocasión del Consejo de Ministros celebrado en Pedralbes, y Azaña, en los artículos escritos en Collonges-sous-Saléve (Francia) en 1939 : “Cataluña en la guerra,  y la insurrección libertaria y el «eje» Barcelona-Bilbao”, escribió¨: “Los hechos, parecen demostrar que, con monarquía o con república, en paz o en guerra, bajo un régimen unitario y asimilista o bajo un régimen autonómico la cuestión catalana perdura como un manantial de perturbaciones, de discordias apasionadas, de injusticias. Es la manifestación aguda, muy dolorosa, de una enfermedad crónica del cuerpo español”.

 

No nos engañemos, ha dicho el catedrático de izquierdas catalán Vicenç Navarro, luego militante de Podemos, en el diario Público del 24 de junio de 2010: “Las clases dominantes de las diferentes naciones de España se aliaron para derrotar a la República, siendo los nacionalistas conservadores y liberales catalanes de los años treinta los mayores promotores en Catalunya del golpe militar, que persiguió con mayor brutalidad la identidad catalana”. Azaña denunció que en el alzamiento militar los catalanistas conservadores se pusieron decididamente al servicio de la “Junta de Burgos”, como antes al servicio de la dictadura de Primo de Rivera.

 

Recientemente, el historiador J.F. Fuentes ha revelado que los separatistas catalanes ¡Nosaltres Sols¡, liderados por ERC, de posiciones abiertamente racistas, mantuvieron contacto poco después de la victoria del Frente Popular y en plena guerra civil con Hitler, ofreciéndole colaboración y grupos armados para que apoyara la independencia de Cataluña, destacando las similitudes históricas entre el pangermanismo y el pancatalanismo.

 

Antes del estallido de la Guerra Civil Española, los mismos separatistas catalanes, ofrecieron bases militares a la Alemania nazi en un futuro Estado Catalán a cambio de recibir entrenamiento en “manejo de aviones y en la preparación de explosivos”.

 

En plena Guerra Civil, los partidos nacionalistas independentistas catalanes, liderados por ERC, intentaron pactar una paz por separado con la mediación de Inglaterra y Francia.  A cambio, pedían que los aliados les garantizaran, ante el ejército franquista, la independencia de Cataluña y el País Vasco. Los nacionalistas catalanes enviaron a Inglaterra un memorando en el que ofrecieron la creación de un protectorado anglo-francés sobre el Cataluña y el País Vasco, con la incorporación de Baleares y Valencia.

 

En marzo de 1938, presentaron conjuntamente una propuesta de paz a Inglaterra y Francia que consistía en qué si se les daba prácticamente la independencia, entregaban Madrid a los golpistas de Franco.

 

He venido sosteniendo que los nacionalistas-independentistas catalanes y vizcaitarras, fueron los causantes, entre otros conocidos factores nazi-fascistas determinantes, de la destrucción de la II República, al precipitar su derrota y frustrar la política de resistencia de Negrín que la hubiera salvado.

 

Esta tesis la ha confirmado el historiador Antonio Ramos Oliveira, muerto en el exilio mejicano, considerado el mejor pensador que ha tenido el socialismo español, ignorado por sus correligionarios actuales. En el tercer volumen de su Historia de España, con el título “Un drama histórico incomparable. España 1808-1936”, sostiene que:

 

“el hundimiento de la Segunda República se produjo porque pesaron más los intereses políticos y económicos que tendían a desintegrar España, que las iniciativas culturales que intentaban unirla. La falta de apoyo de la burguesía catalana a la II República fue lo que motivó el proceso de desintegración nacional y su fracaso. La experiencia demuestra que cuando se inicia una revolución concediendo autonomías, fracasa la revolución y las autonomías. La guerra civil no fue de España contra Cataluña, sino de Cataluña contra España”.

 

Los nacional-independentistas conservadores catalanes, junto con ERC, han protagonizado una esperpéntica declaración unilateral de independencia en 2017 -que no se reconoció en la Constitución republicana non nata de 1872, ni en la de 1931, ni en la actual de 1978-, por la que fueron condenados por sedición, a pesar de lo cual fueron indultados y han reiterado que “Ho tornaran a fer”, que lo volverían a hacer.

 

 

*  Eligio HERNÁNDEZ GUTIÉRREZ

Presidente de la Sociedad Civil de Canarias.

Abogado en ejercicio y Magistrado jubilado.

Embajador de la Marca Ejército.

Ex fiscal general del Estado y ex miembro del Consejo de Estado.

Ex diputado en el Parlamento de Canarias.

Ex Gobernador Civil de S/C de Tenerife y delegado del Gobierno en Canarias.

Ex miembro del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Académico de la Academia Canaria de la Lengua.

Licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna (ULL)

Diplomado en Derechos Humanos por la Universidad de Estrasburgo.

Vicepresidente de la Fundación Juan Negrín.

Militante socialista.

Cristiano militante.

 

 

Santa Cruz de Tenerife, 21 de agosto de 2024.

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