EL MONÓLOGO / 138
Nos falta debate y nos sobran declaraciones
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Por Pepe Moreno *
Hoy los medios de comunicación ya no tienen el poderío que tuvieron en el pasado. Todo el mundo trata de eludir el debate o la polémica, los que tienen que llevar a cabo la discusión, de forma pública o en un foro que se pueda visionar, evitan que se pueda hacer, convencen, a los ostentan responsabilidades en los medios, que ellos no estarán en la disputa y así, sino contamos con una de las partes, no podremos realizar la porfía. No hay polémicas. Los que tenían que debatir no se prestan para ello, nada más que en algunas tribunas políticas, como es el Congreso o el Senado, pero nunca en otros foros más abiertos al contraste de pareceres.
El otro día, por aquello de preparar una información, estuve visionando algunos capítulos de La clave, de José Luis Balbín, y pude observar algunos episodios en los que se ve a dos discrepantes debatir sus ideas. En alguna de ellas llegué a ver momentos tensos en los que, incluso, algunos de ellos se levantaban y se iban, pero el fragor de la discusión no se ocultaba a la ciudadanía en general. Hoy eso es casi imposible. Nadie se presta a que los veamos aguantar estoicamente lo que les tengan que decir los contrarios. No dan la cara y prefieren lanzar sus ideas en forma de comunicado, o de grabarse una declaración, en la que habitualmente ni siquiera entran en el meollo de la cuestión.
Y si hay alguien que les estorba o que pregunta cosas que les son molestas, procuran no ir a esos programas o quitar de en medio a los que tienen ideas diferentes. Hoy, que buscamos que nadie se sienta discriminado, sí que están produciendo ese tipo de rechazos por parte del poderoso, sea de ámbito que sea, ya puede ser el económico, el político, el social, el cultural o cualquier índole de la vida.
Las polémicas están en las redes sociales. Ahora se han hecho famosos los zascas, que son las declaraciones en las que los aludidos exponen sus puntos de vista, pero sin tener en el cara a cara a la otra persona con la que discrepa o de la que tiene un punto de vista diferente. Ahora le llaman así, pero siempre han sido una respuesta rápida y brusca que cierra una cuestión y deja perpleja y sin capacidad de reacción a la persona que la recibe. Pero claro, de eso, en primera persona y con el otro delante hay poco. ¿Recuerdan ustedes un debate, que no sea electoral, entre varias personas de puntos de vista dispares? Es muy difícil que las memorias lo rememoren.
Por eso digo que hemos ido perdiendo fuerza en eso de contrastar las ideas. Hoy prima lo que yo llamo periodismo declarativo, es decir, nos ofrecen lo que opina fulano y mañana sacan los medios, al contrario, con un dictamen totalmente diferente. Y somos nosotros, la sociedad en su conjunto, quienes tenemos que posicionarnos en uno u otro bando. Por eso estamos tan divididos. En las redes sociales las dos partes tienen a una serie de seguidores que los jalean y que ridiculizan los argumentos contrarios para desacreditarlos.
Un ejemplo lo hemos tenido esta misma semana con la paralización de la obra en el Puertito de Adeje. La resolución decía que no podían seguir los trabajos porque en la zona existía una planta que era imposible trasplantarla y que era un bien protegido, por ello no se podía seguir con las construcciones. La especie a proteger era la viborina triste, ¿había oído alguien el nombre de la susodicha antes de esta polémica? ¿Cuántas se habrán arrancado para construir otros complejos en nuestra geografía?
Pues ahora resulta que la resolución de la Dirección General de Lucha contra el Cambio Climático del Gobierno de Canarias reconoce que esa planta no está amenazada. Es lo que se deduce de los argumentos del director general, José Domingo Fernández, cuando alude al Catálogo de Especies Protegidas, en el que figura dentro de la categoría de protección especial. Pero es que esta calificación se reserva a especies silvestres con algunos valores, aunque, -y cito textualmente- “sin estar en ninguna de las dos situaciones de amenaza (en peligro de extinción y vulnerable), ni ser merecedora de atención particular por su importancia ecológica”. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿No será que el consejero Valbuena está actuando en función de las presiones de grupos ecologistas?
Pero hay más controversias. El Gobierno le impone al promotor un estudio medioambiental de la zona y le informa que la extensión afectada por esa planta es de 8.605 metros cuadrados, lo que supone el 2% de los 437.000 que abarca el proyecto. Además, a la empresa se le ha impuesto una sanción de 110.000 euros que tiene el significado de muy grave y que presupone que si se hace firme nunca le podrán dar la licencia de construcción. La cantidad nos puede llevar a pensar que es una minucia para una empresa que se mueve en márgenes muy importantes, pero lo realmente significativo es que no podrán obtener el permiso necesario para seguir adelante con los trabajos nunca más.
Con este asunto tenemos varias versiones: la del consejero que dice que sin el estudio en cuestión no se puede seguir adelante, la de los ecologistas, que ven un triunfo haber paralizado este proyecto, después de haberse encadenado en la zona, la de los empresarios que ven un peligro que se actúe de esta manera porque deja indefensos a los que quieren invertir, la de Ayuntamiento de Adeje que en su día otorgó la licencia para esas construcciones… y así podríamos seguir. ¿Han visto ustedes un debate de todos los implicados para sacar alguna conclusión? No. A lo que hemos asistido son a declaraciones de unos y otros defendiendo una postura u otra, dependen a quien defiendan.
Yo no sé quién tiene la razón. Nunca he oído que esa planta existiera, no sabía de su importancia botánica y desconozco los planes que se han hecho para su protección. Tampoco sé en este momento qué pasa con los trabajadores contratados para hacer esa obra, si han entrado en un ERTE o en un ERE por la extinción del trabajo para el que fueron empleados. Porque esa es otra, ¿alguien ha pensado en los puestos laborales que se pierden si se paraliza la obra por el hallazgo de las plantas?
Gentes que, a lo mejor, estaban en el paro y que de esta manera tenían un puesto de trabajo y salir de la estadística de los desempleados, que pasaban de cobrar una prestación a un sueldo y que tendrían un objetivo por el que cada mes obtendrían una nómina. Se ve que lo más importante de todo esto es la viborina triste y su preservación. Que no digo que no lo sea, pero nadie nos había hablado antes de esa planta y de su conservación.
No se habla ni de eso ni de cambiar el modelo para no depender tanto del exterior en materia de alimentación. Tenemos miles de kilómetros de terrenos valutos, en los que no se planta nada, en los que la cabaña ganadera tenga sitio para guardar a los animales o para que pudieran moverse y darnos carne u otros productos que aminorara la sumisión de otros mercados. Nadie estudia esa posibilidad ni oiremos a ningún responsable esbozar algo de esto. ¿Qué le pasaría a una vaca que se comiera una viborina triste?
Los medios de comunicación de hoy toman posturas a favor de los ecologistas o en contra de ellos en función de unos intereses que generalmente son espurios. Unos porque se dejan llevar de las protestas y otros porque son manejados por unos ideales que tienen más que ver con el poderoso caballero que es el dinero que con las verdaderas razones que pueden llevar a preservar el territorio y su flora y fauna sin que entren en conflicto con la supervivencia de la sociedad.
Estos días se han cumplido los 20 años de aquella protesta masiva en Tenerife de los que se oponían a que un tendido eléctrico atravesara los montes de Vilaflor. En aquella ocasión se puso de manifiesto que el territorio estaba por encima de una decisión mundana. ¿Y cuál ha sido el resultado? Que hoy vemos esas torres a lo largo de la autopista en la que miles de ciudadanos pasan horas en un embotellamiento masivo. Y no por ellas, sino porque hemos crecido tanto que la vía se ha quedado estrecha y no puede albergar todos los vehículos que quieren circular diariamente por su tira de asfalto.
Aquella podríamos considerarla una crítica de una sociedad opulenta o preocupada por el territorio. ¿Podríamos aplicarle la misma consideración a esta de ahora en Cuna del Alma? Yo creo que nos faltan argumentos, debate, discusión sobre lo que se puede hacer y esbozar una idea de hasta dónde podemos asumir los argumentos de unos y de otros y eso, desgraciadamente no lo tenemos. Nadie se presta a esgrimirlos en público y rebatirlos con los que opinan lo contrario, para que cada uno de nosotros, los que no nos jugamos nada, nos pongamos en un lado o en el otro. Como dije al principio, nadie debate nada ya y así es muy difícil posicionarse. A menos que te dejes manejar por unos o por otros.
* José MORENO GARCÍA
Periodista.
Analista de la actualidad.
Islas Canarias, 26 de noviembre de 2022.
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