EL MONÓLOGO / 142
Esta noche es Nochebuena y mañana…

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Por Pepe Moreno *

 

 

Es Navidad. Pero eso ya lo sabían ustedes. Lo digo porque este día, el 24 de diciembre, quizás no sea propio para criticar algo, o para escribir un artículo dedicado a la política, tal y como está ahora mismo. Ya que escribe uno en esta plataforma de pensamiento positivo y que tenemos otras semanas para dedicarlas a los personajes que conforman nuestro devenir diario, dediquémosle unas líneas a lo que puede ser y deseamos todos los días, porque en lo que anhelamos está la clave de un tiempo mejor y de retornar a ese estado del bienestar que parece que hace tiempo que hemos abandonado.

 

Por ejemplo, es un buen día para pensar que es posible la separación de poderes, que nadie está por encima del imperio de la ley y que la reforma del Código Penal pactada entre el PSOE que conforma el Gobierno y la Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que es socio, ha sido crucial para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado fue aprobados el pasado jueves en el Senado.

 

La reforma del Código afectará a dos delitos por los que fueron condenados, o permanecen encausados, los cargos públicos que se embarcaron en lo que se llamó el procés independentista catalán y que fueron, a saber, el de sedición que desaparece, y se crea en paralelo un delito agravado de desórdenes públicos. También el delito de malversación ve notablemente rebajadas sus penas. Ambos cambios, al ser favorables a los ya condenados, podrán aplicarse a estos retroactivamente.

 

Han modificado el Código Penal, y ha quedado casi a modo de lo que querían los delincuentes, y los califico así porque tienen sentencia en firme, lo que pasa es que podrán pedir la revisión de sus condenas. Y es que, en resumen, la pena máxima por malversación pasa de 12 años de cárcel a 4. Y no habrá cárcel si no se prueba el daño grave al servicio público.

 

Eso sí, se introduce un nuevo delito de enriquecimiento ilícito de cargos públicos, que el Gobierno ha querido presentar como una prueba de que su lucha contra la corrupción no se debilita pese a la rebaja de la malversación. Las autoridades cuyo patrimonio se incremente durante el ejercicio del cargo público en más de 250.000 euros y que no puedan justificar ese aumento podrán ser castigadas con hasta tres años de cárcel, inhabilitación de dos a siete años y una multa del triple del beneficio obtenido.

 

Bueno pues esto es lo que está emponzoñando la vida política y social de nuestro país, con unas declaraciones a favor y en contra dependiendo de a quién se le pregunta. ¿Es este un tema para discutir en estos días? No debería, pero ahí lo tenemos.

 

Pero antes de todo eso habíamos asistido, por primera vez, al poder de las togas impidiendo una votación en el Senado. Todo a cuenta de que ninguno de los candidatos a magistrado del Tribunal Constitucional (TC) por parte del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) obtuvo los 11 votos necesarios para ser designado en un pleno extraordinario. Esta situación de bloqueo fue lo que provocó que el miércoles el Tribunal Constitucional aprobara, gracias a la mayoría conservadora que lo controla, frenar la votación prevista el jueves en el Senado para introducir enmiendas que desbloqueen precisamente los nombramientos. Fue algo inaudito en la democracia española.

 

Y es que lo que estaba detrás es que el PP ofrecía pactar la renovación del Consejo General del Poder Judicial, pero solo si el PSOE aceptaba también negociar la reforma del Código Penal y acabar con la supresión del delito de sedición y malversación, además de aceptar que los jueces elijan a los jueces. Esto motivó la comparecencia, incluso en horas de la noche, de la presidenta del Congreso, de su homólogo en el Senado y del ministro Bolaños, que es el fontanero de Sánchez.

 

Hubo de todo en unas horas en las que sus señorías estaban divididas entre los que estaban a favor de la medida de no poder votar y los que reclamaban el derecho a ejercerlo. Las dos Españas otra vez. El propio presidente pedía serenidad y llegó a decir que el Ejecutivo tomará “cuantas medidas sean necesarias para acabar con el bloqueo del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional”. Y he oído a muchas personas pronunciarse sobre este asunto. Gentes de las calles que llegaron incluso a pensar, en un momento dado, que los jueces no tenían adscripción política, pero la tienen.

 

Y en esas estábamos, sin que nadie pensara en los ciudadanos, en los que tienen que salir cada día a buscarse el pan. A los que les han subido los combustibles, las cestas de la compra, los impuestos, la edad de la jubilación, los tipos de interés de las hipotecas, la luz y un largo etcétera de cosas que hacen casi imposible vivir y llegar a final de mes. Esta noche hablará el Rey y se espera que su mensaje, que en otras épocas ha sido de orgullo y satisfacción, hoy sea para hablar de la situación de bloqueo y del papel que representan las instituciones. Pero ¿hablará de lo que nos preocupa a todos?

 

Porque esta noche no tendrá las restricciones de otros años, pero que se ha visto empañado por el alto coste de todos los productos, que nos ha hecho más pobres y que nos tiene hablando de la gran incertidumbre que viene asomando por ahí. No nos queremos enterar de cómo ha subido todo y somos más partidarios de llenar la mesa con unas viandas que se han puesto más caras. Les pongo unos ejemplos.

 

Hoy en día, por ejemplo, hacer una tortilla de papas cuesta un 30% más que hace un año, o unas lentejas para dos personas son un 18,6% más caras que en diciembre de 2021, o una paella cuesta un 13% más, y si hacemos un potaje casi un 14%.

 

Son sólo algunos ejemplos de platos que se cocinan en cualquier casa y cuya elaboración cuesta más por el encarecimiento de todos los ingredientes. Todo esto usando aceite de oliva, uno de los productos que más se ha encarecido, un 52,6%, al pasar de los 2,7 euros en mayo de 2021 a 4,12 en mayo de 2022, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), con el precio medio en supermercados en mayo comparándolo con el mismo mes del año anterior. Pero no nos importa, y menos en un día como el de hoy. ¿Quién se va a privar de poner en su mesa todo aquello que sea menester? Hoy vuelven a casa todos los que hemos echado en falta en los dos últimos años y no es momento de pararse por los presupuestos y las subidas, pero deberíamos echar una pensada a cómo sube todo.

 

Y luego está la subida de las hipotecas. Se estima que el sector de la población más afectado por este incremento serán los que acceden a la primera vivienda, es decir, a propiedades inferiores a los 150 mil euros, cuyos compradores son menores de 40 años, y esto se deberá también al endurecimiento de las condiciones bancarias para otorgar los créditos. Pero no nos queremos enterar.

 

El número de hipotecas constituidas sobre viviendas ha crecido un 13,5% hasta el mes de octubre con respecto a hace un año y según el INE supone el mejor registro en el décimo mes del año desde 2009. Se calcula que las hipotecas medias de 150.000 euros a 30 años se incrementen hasta los 1.500 euros anuales. Divida esa cantidad por los 12 meses y verá cuánto tienen que destinar, y que no tenían previsto, los que firmaron un crédito antes de la dichosa subida.

 

Pero los supermercados siguen llenos de gentes con carros hasta arriba para que nada falte en estas fiestas. Todo eso a pesar de que todo cuesta un poco más caro. Podría poner ejemplos que todos conocemos. La carne de ave (pularda, capón, pavo…), por ejemplo, ha subido de media en el último año un 16,6%; la de porcino (jamón ibérico, lomo…) y la de vacuno (solomillo, entrecot…) lo han hecho un 13,2% y la de ovino (cordero) un 5,1%. El alza del marisco (langostinos, gambones, cigalas…) ha crecido hasta un 12,5%, mientras que el pescado (besugo, bacalao, merluza…) se ha situado en el 10,9%.

 

El pan, por su parte, indispensable en cualquier mesa, cuesta un 14,9% más que hace un año y los productos lácteos (queso) un 21,7%. Las guarniciones también han subido bastante: si queremos poner patatas cuestan un 21,5% más; frente al ascenso del 14,6% de las hortalizas. En lo que respecta a las bebidas, por los refrescos habrá que pagar un 11,3% más; mientras que si queremos tomar vino o cerveza nos saldrá un 9,2% más caro.

 

Pero no es momento de pensar en ello. Lo que queremos es que esta noche sea buena, que no falte de nada en la mesa y que nos iremos acostumbrando a esta escalada de precios que parece que no tiene fin. El Gobierno prepara una serie de medidas para impedir que en los próximos meses la sangría siga creciendo, pero hoy es Nochebuena y mañana Navidad. Nos olvidamos de que nos están sacando lo que no tenemos, que todo sube menos los sueldos y que cada día somos más pobres. Pero nada importa si esta noche se sientan a la mesa los que hace dos años que no podían venir por las restricciones de la pandemia.

 

Mejor no seguir con estas reflexiones, que estamos en unos días en los que nos deseamos la felicidad por encima de otras consideraciones y que lo que importa es que lo pasemos bien. Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad. ¿Y pasado mañana que es? Ah, es día de fiesta. El Gobierno de España hace casi 20 días que está estudiando las medidas para frenar esta escalada, pero aún no se sabe nada de cuando las llevará a efecto. Ya estamos en la que será la última semana del año 2022. Esperamos, pacientemente, a que alguien tome en cuenta lo que está pasando, pero por lo que se ve las prioridades van en otro sentido. Lo dicho, esta noche es Noche de Paz, y mañana…

 

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

Islas Canarias, 24 de diciembre de 2022.

 

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