EL MONÓLOGO / 191
Atascos en Tenerife: Sin obras

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Por Pepe Moreno *

 

 

Ya estamos casi acabando el año 2023. Ayer comenzó el primer día del último mes del año, diciembre, y eso nos lleva a plantear algunas cosas con las que parece que existen algunas controversias. Ha sido el año en que hemos ido a las urnas dos veces, en esta Comunidad Autónoma, se ha producido el cambio en el Gobierno de Canarias y en algunos ayuntamientos de las islas y en varios de los Cabildos Insulares.

 

Incluso hemos asistido a la renuncia de un presidente de una Corporación Insular, Pedro Martín, para así, de esta forma y viendo que tenía pérdida la Presidencia, porque no podía pactar con nadie de la izquierda, dejarle paso a la nacionalista Rosa Dávila que hoy la ostenta y que con el PP gobierna esa institución.

 

Han sido años en los que las infraestructuras han pasado de ser malas y escasas a que hoy se conviertan en un clamor porque las colas nos agobian, las horas que se pierden en los atascos no son compensadas y la salud se deteriora por esos nervios al volante.

 

Sin embargo, tenemos unos dirigentes que se pelean entre ellos. Los que estuvieron hasta la mitad de este 2023 se escudaban en la carencia de proyectos, que tuvieron que tramitarlos desde cero, con su redacción y los permisos necesarios y que el tiempo corrió en su contra. Cuando ya los tuvieron listos para licitarlos, con todas las autorizaciones tramitadas, vinieron los de ahora y echaron por tierra la mayoría de ellos y estamos, de nuevo, comenzando con todas las gestiones precisas para que en el futuro se puedan hacer.

 

No obstante, el tiempo pasa y los ciudadanos siguen en las colas que se forman en las carreteras. Han tenido algunas ocurrencias como el cierre de algunos accesos a la autopista del Norte y han logrado que el que viene desde Icod lo tengan más fácil, pero los que llegan hasta una de esas intersecciones cerradas se hayan metido en un embotellamiento tremendo que los ha llevado incluso a protestar ante las dependencias del Cabildo Insular. Ya ha pasado todo. Por el contrario, el miedo está en el cuerpo.

 

No se les quita de la cabeza que no vuelvan a intentarlo, el cierre de esos accesos, y, por tanto, vuelvan a tener horas de tropiezos o de pérdidas de tiempo, a horas de madrugada, para poder desplazarse de sus casas a los trabajos. Hay quien se va bastante temprano y luego da una cabezadita una vez han aparcado el coche.

 

¿Y en qué me baso para decir esto? En las propias declaraciones del consejero de Obras Públicas, Viviendas y Movilidad del Gobierno de Canarias, Pablo Rodríguez, que ya ha dicho públicamente que se va a «cumplir» en su totalidad el convenio de carreteras, si bien ha avisado de que habrá que «priorizar» obras. En su comparecencia parlamentaria de hace unos días dijo que el concierto sobre las vías, con la última adenda que se incorporó, suma un total de 1.470 millones y quedan cuatro años y unos 700 millones por adjudicar cuando hay una «bolsa» de proyectos valorados en unos 3.000 millones.

 

Es decir, el hombre pone una tirita antes de hacerse una herida. El consejero que ya tiene una serie de antecedentes y que nunca hizo nada por ninguna isla, pero menos por todas aquellas que no fueran la suya, Gran Canaria, territorio que sigue dándole solo su acta de diputado, no saca a nadie más, con menos alcaldes, con menos representantes y con una tristeza en votos que da en qué pensar.

 

Sin embargo, sabe colocar a todos los que el resultado electoral castiga. Por ejemplo, dimitió como diputado para que quien le acompañaba como número dos, Vidina Espino, pudiera estar en la Cámara. La candidata de CC al Cabildo, y exdiputada nacional, María Fernández, aquella que hablaba a gritos y que quería parecerse a Ana Oramas sin llegarle a la suela del zapato, es la directora general de Transportes.

 

El candidato al Ayuntamiento de Gran Canaria, Francisco Candil, y que salió él, empeorando los resultados, porque de dos concejales del año 2019 pasaron a uno en el 2023, es hoy el viceconsejero de Bienestar Social, casi nada. Peores resultados, pero él mejora.  Como ven, todos han encontrado un lugar al sol del presupuesto canario, ese que pagamos entre todos, y no tienen que preocuparse mucho por el Índice de Precios al Consumo, como usted o como yo, ni el precio que tienen las papas ni el aceite. Ellos están calentitos.

 

A lo que iba. Pablo Rodríguez, el consejero, al que como habrán notado no le tengo demasiado aprecio, porque en el pasado tampoco demostró nada, ha dicho que «toca elegir», y añadió que actualmente el Gobierno tiene en marcha 57 actuaciones, algunas del convenio anterior, de las que 12 ya están en ejecución. Una persona que a estas alturas añade que su departamento va a hacer un proceso de «escucha activa» entre los cabildos y los técnicos, dado que conocen bien el territorio, para que se determine qué obras son las más prioritarias es que no sabe y encima le pagamos por ello.

 

El personaje nos ha dicho, a todos, como si eso fuera nuevo y nosotros unas gentes que necesitamos de su infinita sabiduría, que un proyecto de carretera puede tardar hasta cinco o seis años en estar ejecutado en su totalidad. Y mientras, ¿qué hace él?

 

Miedo me da que diga eso que la gratuidad de las guaguas o que él creó lo del Bono Residente Canario. La ventaja de subirse al transporte público en las islas sin pagar conlleva tener una tarjeta y de hacer más de diez viajes al mes y es una medida que paga el Gobierno Central, por tanto, el consejero canario poco ha hecho en este sentido.

 

Por ejemplo, en una reciente comparecencia dijo que no está en contra de la variante de La Laguna, una obra que supera los 300 millones de presupuesto, pero dijo que no se puede sacar a licitación porque «falta la supervisión» y además «no es favorable». En la Declaración de Impacto Ambiental se establece que hay estudiar los movimientos de las aves durante 12 meses. He preguntado por esta obra y he visto papeles que dicen que la mayoría de su trazado es subterráneo, por tanto, como no sea un estudio sobre los murciélagos, voy a averiguar qué van a observar en otras especies de pájaros.

 

Y fue preocupante oírle decir que «aunque quiera no la puedo sacar a licitación, no hay ninguna obra en Tenerife para licitar». ¿Seguro? Si eso fuera así, no le entendí cuando en un pasaje de su comparecencia parlamentaria le afeaba al PSOE que se pongan «medallas» con la planificación realizada en la pasada Legislatura, dado que el 90 % de las obras actuales tienen su «firma» gracias al trabajo de la legislatura entre 2015 y 2019.

 

No tengo confianza en este señor, lo siento. Ya tiene un pasado y no me demostró que podría hacer. No da alternativas a algunas de las obras que dice que «son inviables» o tienen una tramitación medioambiental «compleja». El actual consejero defiende que se puedan escoger. Le falta decir solo aquello de en qué isla y mucho me temo, por los antecedentes que tiene, que Tenerife será uno de esos lugares en el que hablará mucho y hará poco. Le echará la culpa a todo lo que se menee. A las declaraciones medioambientales, a los grupos ecologistas, a los ingenieros, a las corporaciones en desacuerdo, a los que sacan sus coches y circulan por las viejas vías que hoy existen, a los escarabajos, a los pájaros, etc.

 

Incluso ha llegado a decir que «tenemos más de 1.400 millones para ejecutar un plan que no tiene ninguna comunidad autónoma, vamos a dar el callo en planificación y ejecución sin dejar a ninguna isla atrás». ¿Se dan cuenta? Gran Canaria ya va por la sexta fase de la circunvalación y en Tenerife perdemos horas en los atascos. ¿Cuánto hace que no se inaugura una carretera en esta isla?

 

Sin embargo, este no es solo un asunto del consejero, que también, sino de los grupos parlamentarios. Por ejemplo, la representante de ASG, el partido de Casimiro Curbelo, Melodie Mendoza, ya ha dicho que el convenio incluía 11 obras en La Gomera que se deben ejecutar «sin dilatar más en el tiempo» y terminó diciendo que «queremos que la isla no vuelva a ser la que tenga menos ejecución». Y Casimiro manda mucho.

 

Hay más, Esther González, de Nueva Canarias, pidió a Rodríguez que diga cómo va a «priorizar» la ejecución de obras, ya que «Tenerife no es la única isla que tiene problemas de movilidad». ¿Se dan cuenta? ¿Alguien dijo lo contrario?

 

Incluso una diputada de Coalición Canaria, Jana González, llegó a decir en un pleno que el convenio de carreteras es para «todas las islas», no solo Tenerife, con el fin de que «caminen al mismo ritmo». Insisto, ¿alguien dijo algo en defensa de esta isla?

 

Decía hace unos días el presidente de Fepeco, Óscar Izquierdo, que Tenerife no avanza en el tema de las carreteras, o en la construcción “porque hemos tenido unos políticos cobardes, que no han tenido agallas para hacer lo que se ha hecho en otras islas. Porque desde los comienzos, desde que se firmó el primer convenio de carreteras entre el Estado y Canarias, las obras que se han ido especificando se han ejecutado en todas las ínsulas, menos en Tenerife”. Es posible que este tipo de declaraciones no le guste a todo el mundo, pero es una afirmación como para pensarla y meditarla. ¿Dónde están los políticos que defiendan a Tenerife y sus 31 municipios?

 

Ya sé que ha salido un artículo muy pleitista, pero cuando creemos en esta isla casi llegamos a este punto. Uno no deja de preguntarse por qué en otros sitios se pueden hacer macroproyectos o algunas obras que cambian el paisaje y en la isla picuda a menudo hay un grupo ecologista que mueve gentes y colectivos con reflexiones sobre el medioambiente que no salen en otras islas. Y todos son necesarios, no lo dudo, pero es significativo que solo los veamos aquí.

 

Desde luego son argumentos para reflexionarlos; sin embargo, de lo que no cabe duda es que nadie opina en los miles de tinerfeños que se están dejando en el asfalto, la salud y el tiempo necesario que limita sus vidas. Y nos distraen con otras cosas.

 

En estos días en los que usted y yo limitamos la energía de casa, que nos asustan con las tarifas eléctricas, que hemos cambiado, incluso, nuestras costumbres para aclimatarnos a unas tarifas que se han incrementado más que nuestros sueldos, nos sorprenden desde ayuntamientos con unos alumbrados que, bajo la excusa de la Navidad, se mantienen encendidas durante horas haciendo que la exclamación de sorpresa sea lo más extendido.

 

En casa miramos el consumo y en la calle nos alegra el semblante. ¿Qué nos está pasando? Y comprendo al sector comercial cuando dicen que este tipo de iluminación ayuda al consumo, pero nadie hace una cuenta global de cuánto nos cuesta eso.

 

No hay obras, pero nos iluminan las calles.

 

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

 

Islas Canarias, 2 de diciembre de 2023

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