EL MONÓLOGO / 212
Las dudas tras la carta
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Por Pepe Moreno *
Ya hemos escrito de la carta que Pedro Sánchez nos envió a todos y que sirvió para que el pasado fin de semana estuviéramos haciendo conjeturas sobre si se quedaba en la Presidencia del Gobierno. Era, como dijo alguien, un sábado en el que todo el mundo deseaba que llegara el lunes, para saber qué hacía. Y lo hizo, se quedó porque, como él mismo dijo, “merecía la pena”. Y claro que lo merecía, si no de dónde iba a viajar en su avión particular o iba a hacer las cosas que hace.
Después vino lo de comparecer en medios que le hicieran la entrevista que él quería. Y ahí dijo lo que quería decir. Lo del fango, lo de los medios, lo de los bulos, y sobre todo vino a decir que los que no estaban en su onda política pertenecían a lo que él denomina la “fachoesfera”, que es tanto como decir conmigo o contra mí. Creo que ahí se equivoca.
Porque no estamos contra él, sino contra algunas formas que tiene de dirigir este país. Gentes que saben que el Partido Socialista Obrero Español es otra cosa que la amnistía a unos despendolados independentistas que decretaron la emancipación por su cuenta y riesgo, de forma unilateral, con unas urnas, cuya fotografía presidió las reuniones entre la delegación socialista y los de Junts, con Puigdemont, presidente huido de la Justicia española, como principales actores.
Esta es la principal discrepancia que tenemos hoy, pero hay otras. Como escribía ayer en esta misma plataforma de “Canarias en positivo”, Eligio Hernández, ex fiscal general del Estado y ahora presidente de la Sociedad Civil de Canarias, embajador de la Marca España, en un artículo que tituló “El culto a la personalidad de Sánchez”.
En el que dice que, “aparte de los aplausos de sus más íntimos, no habiendo ganado las elecciones del año pasado, logra formar gobierno con gentes como esos que hablan de la desvinculación de España, con los que formaron el brazo de ETA y que hoy se presentan en las listas de EH-Bildu y otros que conforman eso que se llama “mayoría progresista”, como si el PNV o el propio Junts fueran partidos de ese espectro ideológico”.
Seguramente lo han leído. No voy a entrar en más detalles. Don Eligio dice muchas verdades como puños de un socialista de toda la vida, hoy proscrito por aquellos que solo buscan mantenerse y cobrar en el poder.
Todo esto ha llevado a decir que los que pedíamos menos margen de tiempo para sopesar una decisión, estábamos contra él y contra la democracia. Nada más lejos de la realidad, pero así nos han presentado. De momento ni Pedro Sánchez han dado una respuesta a los negocios de Begoña Gómez, de si firmó la carta de recomendación a las empresas que luego fueron “escogidas” para darle dinero público, o si su participación fue más allá.
Desde luego la prensa internacional iba, por otro lado, y sus titulares expresaban un mensaje diferente. Como decía el del Financial Times, que dijo que “El presidente del Gobierno de España valora abandonar su puesto mientras su mujer afronta una investigación por corrupción”. Contundente. Ni siquiera en este país nuestro lo vimos así.
Lo cierto es que Pedro Sánchez decía en aquella carta que se tomaba unos días porque estaba profundamente enamorado de su mujer y que eso es lo que le llevaba a preguntar “si merecía la pena”. Podríamos decir que eso fue lo que nos dividió a los demás. ¿Era reflexión o chantaje? Para unos se trataba de una confesión sincera y para otros una maniobra efectista, como suele hacer Sánchez para dar pena. Y ahí fue donde nos mete a todos, tratándonos de “ultraderechistas”, porque habla lo mismo, en idéntico plano, a VOX y al PP o a los que discrepemos de sus tácticas.
Es el mensaje que nos ha dirigido a todos, a la ciudadanía. Usa la combinación de la “derecha y la ultraderecha”, y todos aparecen en el mismo saco, pero no desmiente ninguna de las acusaciones a su esposa. Es más, en las últimas horas he visto algunas informaciones en las que él parece, y lo pongo en condicional, como sabedor o conocedor de las gestiones que hizo su esposa.
Es como si él tampoco reconociera la profesionalidad de los que administran la Justicia y ya se ve como condenado por estos jueces. Nadie, ni él, ni su partido, ni su esposa, ha ofrecido explicaciones de las actividades que realizaba. Nadie ha dicho si las hizo porque podía hacerlas o si las hizo en compensación por algo.
Aún recuerdo su libro sobre “La Resistencia” en el que hablaba de cambiar el colchón en el que dormía para no compartir decisiones que ya había tomado Mariano Rajoy. Y en la alcoba presidencial, ¿no se hablaba de estas cosas? Pregunto sin ánimo de injuriar y solo para saber.
Yo creo que Pedro Sánchez nos trata a todos de meter en una situación general de sufrimiento o de polarizar. Que tengamos que elegir entre él o contra él. Aunque yo creo que son los jueces los que tienen que preocuparse, y que la prensa la miremos con otros ojos.
Ahora estamos en un proceso diferente. El pasado sábado se reunía el Comité socialista y allí no se hizo autocrítica, ni se analizó lo que estaba pasando. Nada de eso. De lo que se trataba es de esbozar unas líneas en amparo e ilusión del líder supremo, Pedro Sánchez. El actual ministro de Movilidad, un atento y lacayo como Óscar Puente, llegó a decir que “es el puto amo”. Y eso fue lo que trascendió como argumento y como el todo de una reunión que fue más para el ego del presidente que para estudiar y analizar qué estaba pasando.
No hubo un análisis riguroso de por qué se había llegado a una reunión que no contaba con su actor principal: el secretario general del partido. Afuera los militantes y simpatizantes coreaban eslóganes y consignas en los que se prodigaban los quédate al ritmo de una canción de moda.
El foco hay que ponerlo en lo que pasará con los medios de comunicación y con los jueces. En el primer caso, España ya ha bajado más de tres puntos, es decir, de los 72,12 que tenía hasta el domingo pasado a los 68,96 de la actualidad.
Esto significa, para aquellos que no lo hayan entendido, que la presión que se ejerce desde el poder político sobre los periodistas está teniendo incidencia en la independencia, la calidad de la información y el pluralismo.
No podemos olvidar que esa autonomía de los medios es uno de los baluartes en los que se mide la democracia, independientemente de su orientación, y que todo eso está en entredicho después de que Sánchez haya hablado de “la fábrica del fango”.
A pesar de todo, España sube en la lista mundial de libertad de prensa desde el puesto 36 al 30, debido a dos principales causas: el mayor desgaste que sufren otros países a nivel mundial y los avances experimentados en el marco legal y en cuanto a la seguridad para ejercer la profesión.
Y luego están los jueces, los que componen el Consejo General del Poder Judicial y que ahora se dice que no se renueva porque el Partido Popular no quiere. La realidad es que ninguno de los grandes partidos da su brazo a torcer.
Ni el PP, que sigue reclamando su cuota en ese órgano, ni el PSOE, que quiere que los jueces sean de su cuerda para que le den el visto bueno a todo lo que propongan, aunque sea una amnistía anticonstitucional o que explique por qué suprime los delitos de sedición, o malversación. Dicen que todo esto se hace para ponernos en la misma línea de Europa.
Sin embargo, por ejemplo, y estoy seguro de que con todo lo que está cayendo es lo que menos le importa, lo que pasa con los otros asuntos. Podríamos poner como muestra las competencias de Costas. Han perdido un juicio en Galicia y en Canarias, en pleno debate sobre el modelo turístico, estamos peleando quién debe ser el responsable de dejar o tirar unos hoteles como los de Corralejo. ¿De quién son las competencias?
Sin embargo, además este asunto es primordial para ver qué se puede hacer con el de La Tejita, en la zona tinerfeña de El Médano, en Granadilla, o las construcciones de Cuna del Alma, en Adeje. Dos proyectos que cuentan con el visto bueno de los respectivos Ayuntamientos y que ahora, cuando ya están bastante adelantados en su construcción, se debate una línea de demarcación marítimo-terrestre o una planta de la que hemos oído hablar por primera vez cuando salió la resolución de su paralización.
Tampoco nadie se hace responsable de qué pasará con el reparto de menores en las distintas comunidades españolas. Ya el acuerdo de repartición tenía su aquel. La primera es que por aquí se quedan 3.000 MENAS y que los que sobren son los que se prorratean. Es decir, ahora hay unos 5.500, por tanto, hay que llevar a las dieciséis restantes unos 1.500, lo que equivale a que cada una se llevará 94, como mucho.
¿Por qué ese reparto?, ¿quién ha dicho que ese sea el número? Dicen que la norma se impondrá, como pronto, en el mes de septiembre, por lo que será todavía más tarde. ¿Colaborarán las que gobiernan el PP con VOX?, ¿a partir de ese mes se podrán embarcar en los aviones y así repartirlos? Creo que no será posible.
Lo que quiero decir con todo esto es que, a pesar de que el hombre seguirá, muchos asuntos que ahora dependen de ese Gobierno Central que preside Pedro Sánchez están en el limbo de las decisiones a tomar. Los trenes insulares, tanto en Tenerife como en Gran Canaria, las carreteras y ese nuevo convenio del que derivan las nuevas inversiones, las competencias en materia de saneamiento, las energías renovables y tantas otras, les importa bien poco a un Gabinete que está más pendiente de lo que digan los socios catalanes que los pobres canarios.
La espera ha sido larga, pero también lo están siendo los días en los que ya estamos. No hay autoridad que pueda ver que estas islas, las ocho, están en un dilema para saber qué pasará con su modelo económico y que necesitamos una mano firme que nos guíe y parece que la actual que nos gobierna no es, ni mucho menos, la que nos hace falta. Es posible que, con la está cayendo, esto no sea lo fundamental, pero es necesario. Siempre he sido partidario de que todo el mundo, en la información, es necesario porque muchas veces esos medios nos cuentan algo que, entre líneas, nos lleve a otro de mayor enjundia.
Y nosotros mismos, como medios, no debemos dejar de asumir también nuestra cuota de responsabilidad. Todos tenemos una madre y un padre ideológico y esa creciente polarización son los que han favorecido que las audiencias se posicionen. Quiero decir que cada uno oirá lo que vaya más en su ideología.
Las asociaciones de prensa deberían haber respondido con mucha más rotundidad y con una absoluta independencia con respecto a sesgos ideológicos o partidistas. Todo esto no quita para que el último comunicado de la Fape no esté en línea, pero tenía que haberse producido antes. En Canarias cada vez proliferan más las que yo llamo “entrevistas del salón”, en las que el entrevistado dice lo que quiere, y los medios se pliegan a lo que dice el poder establecido, porque su cuenta de resultados depende de ello.
Necesitamos, todos, un sistema mediático libre en el que los distintos medios, tengan la ideología que tengan, puedan servir lealmente al derecho a la información que asiste a todos los ciudadanos. Por ello se exige al poder político que aprenda a respetar el trabajo de una prensa crítica, plural, libre e independiente, sea del color que sea y que las demandas caigan sobre el que da a conocer noticias que no estén contrastadas.
Son reflexiones que me han surgido después de un “yo sigo” que dijo Pedro Sánchez el lunes pasado, pero que han aumentado cuando lo he visto en esta semana moverse por algunos medios. ¿Y de Canarias cuando se habla?
* José MORENO GARCÍA
Periodista.
Analista de la actualidad.
Islas Canarias, 4 de mayo de 2024
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