EL MONÓLOGO / 217
La amnistía y el Día de Canarias

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Por Pepe Moreno *

 

 

El jueves se celebró el Día de Canarias y los dispositivos móviles se llenaron de mensajes en los que todos nos complace reivindicar como «Somos», ocho islas en la búsqueda de nuestras raíces y de todo lo que significa ser canarios. No obstante, la noticia, a excepción de aquí, no tuvo la trascendencia que se buscaba. Fue un día en el que sobresalió la amnistía.

 

El futuro de individuos tales como Puigdemont, con todo lo que implicaba, tales como su retorno a las condiciones, tanto antes como después de las elecciones, entre otros aspectos. La arrogancia de unos parlamentarios socialistas y sus colegas de Gobierno que votaron a favor, y todo lo que conllevaba a la ejecución de una ley que se lleva a cabo con el fin de que Sánchez se mantenga en la Moncloa.

 

Ninguna de las cadenas de radio o televisión nacionales hablaba de Canarias, la cual celebraba su día. Las noticias y los titulares se enfocaban más en una autonomía que hasta el momento era la más endeudada y que ahora se enfoca en la autodeterminación y otras alternativas independentistas. Los debates estaban más por saber si con la norma aprobada están más libres de volver el presidente huido y cuando podrá hacerlo. Decía Jordi Juan, el director de La Vanguardia, en un artículo que publicaba pocas horas después de aprobarse que “el descosido va a costar aún muchos años de zurcirse.

 

Y escuchando a algunos dirigentes ayer, algunos del frente de derechas y otros del frente independentista, se llega a la conclusión de que estamos rodeados de pirómanos a los que les falta talla política para entender bien lo que ha sucedido todos estos años y para trabajar con mirada serena hacia el futuro en busca de una convivencia en común”.

 

Hablaba Jordi de lo que va a costar que algunos entiendan lo que se votó y que después del ruido “hay que recordar que en Catalunya sigue habiendo muchos independentistas, más allá de los resultados de estas elecciones, y en España continúan existiendo muchos separatistas que todavía no han entendido ni que Catalunya es una nación ni que existe un conflicto político que se tiene que abordar”. El director del principal medio de Cataluña terminaba diciendo que “el paso del tiempo ayudará a rebajar la tensión del jueves y algunos discursos envejecerán mal y parecerán bastante ridículos. Menos mal que nos quedan las hemerotecas, que retratarán a todos”.

 

Como se ve, ese fue el principal argumento informativo. No hay una sola palabra acerca del dolor de la migración, ni una palabra del acuerdo para acoger a los jóvenes que llegan en pateras y a los que ya no podemos continuar brindándoles la protección digna en una tierra como esta, que tiene otros problemas, a los que tampoco se les busca soluciones. Desde hace años tenemos muchas dificultades con las viviendas, con las redes de saneamientos, con la movilidad de los ciudadanos, con la educación de nuestros hijos, con unos salarios que cada día están más bajos. O con una sanidad que no cubre todos los servicios que debería y con una ciudadanía que tiene que desplazarse para recibir los tratamientos necesarios, cuando se lo prescriben, porque acceder a la consulta de un especialista se ha convertido en una tarea casi imposible.

 

Pocas referencias. En la televisión dijeron algo de nuestra celebración, justo cuando hablaban de las temperaturas. El propio Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, sacó un rato para decir, en un tweed, que no merecíamos otra cosa, que abogaba por «construir entre todos una Canarias más fuerte, unida, justa y solidaria. Seguimos trabajando para crear oportunidades que contribuyan al progreso y desarrollo social de esta tierra y de su gente, para que nadie se quede atrás», y terminaba con un «¡Feliz día!». Ni una sola referencia a lo que nos encontramos todos los días.

 

Por ejemplo, una referencia a algunas prestaciones o ayudas a los ciudadanos, o a la dependencia. Nuestro Archipiélago, pese a los avances de los últimos años, mantiene a casi seis mil personas en el limbo de la dependencia; es decir, gentes que pese a tener el derecho reconocido siguen esperando por su ayuda. Además, se sitúa entre las comunidades donde la resolución tarda más de un año, aunque haya reducido los tiempos.

 

La pachorra y la burocracia han hecho todo lo demás. La propia consejera de Bienestar Social, Candelaria Delgado, ha dicho en sede parlamentaria que hasta dentro de cinco o seis años no tendrán el personal que hace falta para evaluar las peticiones. Fíjense cómo estará la cosa que, según dijo ella en la Comisión de Derechos Sociales, “se han puesto medios para que el personal valorador de dependencia tenga a su disposición un vehículo y no tener que usar el suyo para acudir a domicilios”. ¿Es dura o no la cuestión?

 

Tanto a los que nos gobiernan como a los que están en la oposición, no les importamos nada. Somos un territorio, alejado de la metrópolis, que les importa bien poco. Debe ser porque nunca hemos tenido un movimiento independentista serio y lo único que les importa son los votos que algunos de los llamados partidos políticos nacionales consiguen en las islas. Por eso vienen fuera de las campañas electorales, porque en los quince días que dura cada confrontación electoral tienen otros sitios a los que ir que les dan más rédito de votos y más diputados. No pesamos nada en el contexto nacional, y eso me tiene cabreado.

 

Aquí no se gana lo suficiente para mantenerse. Simplemente, hay que echarle un vistazo al informe de Cáritas para darnos cuenta de que en sus comedores sociales hay gentes que trabajan, pero que todo se les va en unos alquileres exorbitados, en pagar la luz, el agua y algunas cosas de los chiquillos. No pueden comprometerse con otras cosas, como los imprevistos, porque su sueldo no les llega.

 

Me he leído las páginas en las que se detalla la pobreza en las islas y ya se dice que es más severa, “que la exclusión social se intensifica y se hacen más consistentes perfiles como los trabajadores pobres. Tener trabajo no garantiza dejar la pobreza y la exclusión”. Hemos visto a largo del tiempo como todo esto, se ha ido normalizando en un sector de la población, cada vez más amplio, y que ahí no se cobran ni se perciben las mejoras que se han producido en la economía canaria.

 

La organización atendió en los últimos meses a 29.100 personas, un 17,5 % más de población que en 2019. Un 33 % de nuestra población está en riesgo de pobreza y exclusión social. Y lo que debería ser un toque de atención a nuestros gobernantes es que las ayudas sociales y económicas son lentas, ineficaces y no llegan a los colectivos más desfavorecidos.

 

Esto provocan perfiles más agravados, como el de las personas trabajadoras pobres, con alguna diversidad funcional o que sufren un mayor deterioro, no solo en sus economías, sino también en su salud mental, mayor aislamiento y soledad, sobre todo en las personas mayores, e incremento de las adicciones. ¿Creen que son asuntos fundamentales para los que nos gobiernan? Deberían serlo, pero ellos les preocupa otras cosas y si no vean.

 

Después de 2020 se ha producido un incremento en el número de turistas que recibe Canarias, más de un millón mensual. En concreto, en el año pasado fueron 16 millones de visitantes. Lo mismo pasó con el incremento de los ingresos turísticos, que llegaron a ser 20.000 millones, lo cual es un salto cualitativo con respecto a 2022. La economía que más ha crecido en Europa es la de España, que de esta forma se ha convertido en la locomotora de la UE, y dentro del Estado español Canarias.

 

Sin embargo, esto ha servido de poco o ha empeorado la situación de los más desfavorecidos. Se ha incrementado el coste de la vida y donde más se ha notado ha sido en nuestras islas, en las que según supimos ayer, ese baremo ha crecido 3,8 puntos, siendo el precio de los alimentos un 9,8 más caros. Pero claro, sumemos a esto que tenemos el salario neto más bajo de España, con cantidades que rozan los 1.800 euros.

 

Ante esta situación, la primera conclusión es que las mejoras económicas no llegan a los colectivos vulnerables. El incremento de la cesta de la compra desde 2019 ha empeorado la situación de las familias pobres y vulnerables. Y el aumento del coste vivienda y los gastos asociados sigue creciendo sin cesar. Hay más.

 

No nos bajan los impuestos, porque dice nuestro gobierno que no es el momento, sin embargo, entre los meses de enero y marzo de este año, los ingresos provenientes del IGIC sumaron 637,2 millones, lo que supone un incremento del 103,2 % respecto a la recaudación obtenida por la hacienda canaria en el primer trimestre de 2021.

 

Esta cifra supone el doble de lo que se recaudó hace tres años, cuando se ingresaron 313,4 millones, cuando los que gobiernan ahora decían aquello de que nos están robando o que se estaban inflando. Y estoy hablando de datos publicados por la Agencia Tributaria Canaria. Por el contrario, no nos bajan los impuestos porque a menudo hay excusa para todo.

 

Uno, con toda la razón del mundo y viendo lo que está pasando, podría preguntarse ¿y todo ese dinero dónde va? La gente lo está pasado mal y ellos, los que están en las instituciones, van a otra cosa. Estamos en una dicotomía de difícil elección.

 

Tampoco han hecho nada con la ley de extranjería y el reparto obligatorio de menores extranjeros no acompañados que sin entrar en vigor ya ha levantado ampollas en algunas comunidades autónomas. De momento ya hay más de 2.500 menores a los que hay que buscar destino en los siguientes meses. En las islas se quedarán unos 3.500 y al resto hay que buscarle destino.

 

Cataluña ha criticado que no se tiene en cuenta sus necesidades ni sus costes de acogida; Andalucía (PP) ha lamentado la falta de lealtad y de información; Madrid (PP) y Baleares (PP) han pedido que se acuerden las condiciones del reparto y se han quejado de la unilateralidad, y La Rioja (PP), que basándose en los criterios con los que se trabajan pasaría de acoger de 11 menores migrantes a 296, ha defendido que ese cupo es “inconcebible”. Como ven un rosario de inconvenientes para escaquearse, de acoger a menores y que el problema siga siendo de Canarias y los demás a hacer política con otras cosas.

 

En la ceremonia del pasado jueves fue el propio Fernando Clavijo el que dijo que “el cambio ha empezado”, dando así respuesta a los que se manifestaron el pasado 29 de abril de que las islas no aguantaban más. En el discurso se comprometió a liderar un nuevo modelo de desarrollo de Canarias. “Es una revisión imparable”, llegó a decir, pero ¿creemos que la gente está por ese cambio?

 

Llegó a decir que “estamos en el inicio de un nuevo capítulo en la historia de nuestras Islas en el que el conocimiento y la innovación debe iluminar el camino. Y de la misma forma que durante décadas hombres y mujeres creyeron que la Canarias actual era posible; hay una nueva generación que defiende que es necesario revisar el actual modelo de Canarias y decidir, entre todos, qué Canarias queremos en el futuro”.

 

Nos falta una semana para que sepamos quién puede ganar las elecciones europeas y que nunca ha concitado las alegrías que algunos quieren vivir en una jornada como esa, que también trae algunas contradicciones. La primera que esos comicios lleguen en un momento como este, difícil para unos que no encuentran dónde vivir, y fáciles para los sesenta eurodiputados españoles, que cobrarán más de seis mil euros, limpios de polvo y paja, cada mes.

 

Es una de esas cosas que nunca entenderé. Como hay gente que se las ve y se las desea para cumplir y hay otros, los que están en las instituciones, que no tienen esos problemas y que tienen asegurado su pecunio en unas cantidades que nos siguen escandalizando a la mayoría.

 

Como ven, hay demasiados problemas que no arreglan ni los más próximos, el Gobierno Canario, ni los de en medio, el Central, ni los de la Unión Europea, que serían los más lejanos, pero que nos convoca a las urnas para dentro de una semana. ¿Ustedes creen que pintamos algo en este contexto? Pues eso.

 

 

*  José MORENO GARCÍA

Periodista

Analista de la realidad.

 

Islas Canarias, 1 de junio de 2024

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