EL MONÓLOGO / 224
Para mear y no echar gota

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Por Pepe Moreno *

 

 

Hoy quería hablarles de todo lo sucedido en los últimos días con el tema del reparto de los menores o con los asuntos que conforman la actualidad, como la comparecencia de Begoña Gómez, la mujer del presidente Sánchez, en su periplo judicial. Sin embargo, me voy a referir en primer lugar, porque todos hablamos del calor y del tiempo.

 

No hay conversación en la que no se meta la situación de la meteorología. Tenemos la desagradable sensación de que, en cualquier momento, acabaremos derretidos de calor o incluso que se nos “fundirán” las neuronas. De hecho, parece que nuestro cerebro se resiente tanto cuando las temperaturas aumentan, que nos volvemos más irascibles y hasta más violentos.

 

Todo esto tiene sentido porque, dicen, que el calor actúa como un estresante que activa nuestro sistema nervioso porque detecta que todo alrededor se caldea y que nuestro termostato cerebral (hipotálamo) nos da una señal de alarma. Cuentan los que saben de estas cosas, que el cerebro da órdenes para intentar parar o reducir la incómoda sensación de sofoco, que va más allá de sudar, tener sed o sentir cansancio. Es una reacción básica de supervivencia: si algo nos asusta, huimos; si nos enfada o nos frustra, nos resistimos y luchamos.

 

Incluso, hay evidencias de que el calor hace que aumenten las lesiones entre los más jóvenes y agrava los casos de violencia de género. También se ha demostrado que cuando se elevan las temperaturas se intensifican los conflictos en las redes sociales. Y de eso sabemos mucho todos. ¿Verdad?

 

El pasado jueves asistíamos a dos posturas encontradas en esto de las redes sociales y el papel que tenemos los medios de comunicación casi todos los días. Por un lado, el presidente del Gobierno presentaba, sin concretar, un Plan de Acción por la Democracia.

 

Quiere aplicar una serie de medidas que abordarán cambios en los ámbitos del poder ejecutivo y los medios de comunicación y propondrán reformas al poder legislativo para reforzar la libertad de expresión y garantizar el derecho a la información veraz recogido en el artículo 20 de la Constitución. Eso dice él y su entorno, porque lo que hay detrás es mucho más.

 

Dijo el presidente en la tribuna de oradores del Congreso que “no es la misión ni la intención del Gobierno repartir carnés de fiabilidad entre unos medios de comunicación y otros. Esa labor le corresponde al ciudadano, pero sí es obligación de los poderes públicos desarrollar lo acordado en Europa”. ¿Y qué dice la normativa europea?

 

Que se trata de una normativa que entró en vigor el pasado mayo, tras ser aprobado por el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE (que reúne a los Estados miembros), y que es obligatorio y aplicable en todos los países del club comunitario. En ella se habla de la libertad de los medios de comunicación y busca incrementar la transparencia sobre la propiedad de las empresas mediáticas y la publicidad institucional, proteger mejor a los periodistas y sus fuentes de información, y reforzar la independencia de los medios públicos. El texto recoge salvaguardas en defensa de la independencia de los medios públicos para evitar que estos se utilicen con «fines políticos».

 

Por otro lado, cada Estado miembro está obligado a crear una base de datos nacional con información sobre quién es propietario de cada medio de comunicación: tanto la propiedad directa como la indirecta y, en cualquier caso, la de quien tenga un porcentaje de acciones como para llegar a influir en las decisiones editoriales.

 

Sobre este punto, el texto es claro y señala que «es crucial que los destinatarios de servicios de medios de comunicación sepan con certeza a quién pertenecen los medios de comunicación y quién está detrás de ellos, de modo que puedan detectar y entender posibles conflictos de intereses».

 

Con la nueva ley, los medios de comunicación tienen que informar sobre los fondos recibidos de la publicidad estatal y sobre las ayudas financieras estatales, incluidas las procedentes de países no pertenecientes a la UE.

 

La ley europea de medios prohíbe a las autoridades presionar a periodistas y redactores para que revelen sus fuentes de información, incluso mediante su detención, sanciones, registros de oficinas o instalación de programas de vigilancia intrusiva en sus dispositivos electrónicos.

 

En el otro lado tendríamos al Rey de España, Felipe VI, hablando en la entrega de los premios del ABC y que decía que, “los periodistas sois los primeros en relatar lo que sucede cada día, los pioneros en transmitir –con palabras o imágenes– las claves para interpretar cada momento mediante una hábil y profesional combinación de lo importante y lo interesante. De una mezcla precisa de esos ingredientes surge el periódico de cada día, puesto a disposición de sus lectores, destinatarios primordiales del trabajo de los periodistas.

 

De ahí la formidable importancia y la alta responsabilidad de la labor que desempeñan los medios en un panorama que, con la revolución digital que trae consigo el siglo XXI, se ha visto ampliado de manera exponencial con la irrupción de nuevos formatos y también de nuevos actores”.

¡Qué diferencia de postulados! Lo que uno esgrime, el presidente del Gobierno, y lo que dice el otro, el Rey.

 

Sánchez habla de una normativa europea, porque ve lo que pasa con su mujer imputada, o investigada, como se dice ahora, por varios delitos y por aprovecharse de ser la mujer de quien es. Y ese personaje es el que dice que ahora hay que regular los medios de comunicación. Él, que será el que reparta los dineros en publicidad institucional, la del Estado, o los fondos con los que esas mismas empresas dedicadas a informar se modernizarán o acometerán reformas en sus estructuras, será el encargado de esa misión. ¿Podríamos decir que algunos se pondrán una mordaza y no informar de algunas cosas con tal de acceder a esos dineros? Ustedes mismos para contestar.

 

Reconozco que hay algunos medios que han perdido todo el pudor y que informan “a su modo y manera” de las cosas que pasan y que muchas veces disfrazan esa manera de contar con los datos que les interesan, pero esa es la libertad que tenemos. Contra los bulos está el Código Penal. He visto cómo más de un dirigente se ha llenado los bolsillos con las condenas que le han caído a periódicos y emisoras porque lo que dijeron no era la verdad.

 

Una pregunta más sobre este asunto. ¿No creen ustedes que se podían decir más cosas en el pasado, en la Transición o posterior que ahora? Yo me inclino por la teoría de que éramos más libres de contar algunas cosas que ahora.

 

Hay más. Una clase política que se libra de muchos asuntos porque hoy los fiscales no acusan, sino que defienden. Con unas leyes que están más pensadas en que cometen actos políticos impuros y se libran, y ahí tenemos los casos de Marta Rovira, huida por sus vinculaciones con el “caso tsunami catalán” y que ha regresado a España y está al frente de la negociación para una mayoría independentista. O los expresidentes andaluces Chaves y Griñán que han sido exonerados de toda culpa por los ERE de esa región. Si eso es así, ¿dónde están los dineros que desaparecieron en esos expedientes?, ¿quién se los llevó?

 

Aquí también tenemos cosas que nos alejan de los que se ganan la vida ocupando un cargo. La clase política, la que en determinado momento calificamos como “casta”, se ha ido distanciando, en lo que gana, de la ciudadanía media de Canarias. Desde esta semana, la retribución bruta mensual idéntica para todos los diputados y las diputadas es 4.054 euros, es decir, dos veces y media más que el sueldo medio que se percibe en Canarias.

 

Según Adecco, que es un grupo de estudios económicos, el salario medio de un trabajador canario es de 1.630 euros brutos al mes. También tenemos asalariados que no pasan del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y que está fijado en 1.134 euros brutos.

 

No obstante, sus señorías se suben el sueldo, que estaba congelado desde 2018, y lo hacen en un 4 %, a pesar de la incertidumbre que a todos nos incumbe, a pesar de que ya pensábamos que no trabajaban demasiado, a pesar de que hace poco se compraron unos sillones que costaron 105.000 euros, a más de 1.200 cada uno. No crean que la subida es igual para todos. Ni mucho menos.

 

La presidenta del Parlamento, Astrid Pérez, cobrará un total de 8.187 euros brutos mensuales, lo que supone hasta cinco veces más que el salario medio en las Islas; las vicepresidencias y quienes ostentan las secretarías de la Mesa de la Cámara (Ana Oramas, Gustavo Matos, Mario Cabrera y Patricia Hernández), así como las presidencias y portavocías de los grupos parlamentarios, percibirán 5.520,5 euros; lo que significa tres veces más que el sueldo medio de cualquier canario. Le darán, además, una indemnización de 733,25 euros a quienes ocupen una de las portavocías, lo que elevará su sueldo hasta los 4.787,25 euros brutos.

 

¿Se alejan o no de lo que cualquiera de nosotros, los que no estamos en esos círculos de poder? Eso sin tener en cuenta que existen establecimientos alojativos en Tenerife que tienen convenidos sus precios para estos próceres de la administración y que cobran su estancia muy por debajo de lo que cualquiera puede obtener. Un diputado, por ejemplo, en el Hotel Escuela de Santa Cruz, paga 60 euros diarios. Pregunten ustedes la tarifa para pasar unos días y verán que pasa de los 100 euros (mirado ayer en la página web del hotel).

 

O esa campaña que pagamos todos y que dice que debemos quedarnos en las islas en este verano. La cuña, que bajo el lema de quédate, nos invita a que los residentes canarios a pasar el verano en las Islas para impulsar la economía, dice que “quédate a gusto, quédate en blanco, quédate de piedra, quédate sin palabras, quédate tranquilo, quédate en familia este verano, quédate con lo que te emociona”. Y termina diciendo que es “una campaña cofinanciada por el Gobierno de Canarias y la Unión Europea”.

 

Es decir, que una actividad privada, como es un hotel o residencia o vivienda vacacional, es recomendada por todo un gobierno para que lo contratemos. Como si te dicen que uses un perfume en general, o te comas unas papas que traen entidades particulares, o que te pongas un traje… y eso teniendo en cuenta que estamos prácticamente llenos en todos los establecimientos alojativos.

 

Por supuesto, los hoteleros y los que se dedican a esos menesteres, contentos y dando palmas. Los medios de comunicación que han recibido “perras” por esa acción también frotándose las manos, y el propio individuo de estas islas que no tiene que llevarles a sus hijos oyendo estos mensajes.

 

Lo dicho en el titular, y podría seguir.

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

 

Islas Canarias, 20 de julio de 2024

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