EL MONÓLOGO / 227
Barcelona es buena, cuando la bolsa suena

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Por Pepe Moreno *

 

 

Podría volver a hablarles de Venezuela, que bastante tema hay, sobre todo por las novedades que está trayendo las protestas que se están produciendo y las declaraciones de unos y otros, que dan de sí otro artículo, pero no quiero repetirme y, por lo tanto, lo haré por otros asuntos que no están tan trillados como esos.

 

Me estoy refiriendo a la entrega a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) de los dineros que le hacen ser una comunidad “singular” en eso de los repartos económicos y que ya andan vendiendo como un logro más de su lucha por conseguir la independencia, ahora sobre todo la económica.

 

Después del esperpento de ayer, con un Puigdemont paseándose por las calles, dando un mitin y escapándose otra vez, y van dos, de la vigilancia policial, a pesar del dispositivo que se le había montado, me espero cualquier cosa.

 

Ayer nos enteramos que estaba en territorio nacional desde la noche anterior, que el CNI, los espías, no lo tenían en su objetivo y que los Mossos d’Escuadra llevaron a cabo una “operación jaula” que parecía de tebeo de Mortadelo y Puigdemont. Todo muy diseñado para que saliera de la manera que salió. Hemos sido el hazmerreír de todo el mundo y parece como que estaba predispuesto a que saliera de la manera que salió. Que mal se ha hecho, pero en fin…

 

Podría seguir con las teorías que se inclinan por lo que estaba planificado, que no había mucho que discutir y que lo dejaron libre para que nos vayamos acostumbrado a ese tipo de mensajes, pero lo cierto es que nos están abocando a una forma de ser más propia de país caribeño que a una democracia europea.

 

Qué pena para los que han luchado por unas libertades que solo están al alcance de unos pocos, sobre todo dirigentes políticos, porque eso es lo que vamos a conseguir, que los que mandan consigan en los tribunales y en los cuerpos de seguridad, que excusen sus comportamientos mundanos y que una parte de los ciudadanos los compartan y los comprendan.

 

Esos mismos magistrados y agentes se comportarán diferente si hemos “cogido” una gallina, cayendo todo el peso de la ley sobre el infractor. Ahora si se trata de millones y de dirigentes políticos, la cosa cambia y todo se perdona. Me ocuparé de ello la semana que viene.

 

Ha resultado vendible el lema de “España nos roba” porque han logrado que Pedro Sánchez le dé todo el arsenal disponible a cambio de que Salvador Illa sea investido presidente y logra amarrar los votos de ese grupo que cada día va perdiendo un poco de independencia y va ganando en inmiscuirse en los asuntos del Estado español.

 

De momento lo que han logrado es que el dinero que recaudan se los dé a ellos, ya sea por IRPF, por el IVA o por los impuestos que sean. Comenzarán por el concierto económico que ellos llaman “solidario” y que está considerado como una pieza de caza mayor. La plantearon desde ERC durante la negociación y, al menos, han conseguido lo principal que reclamaban. Esa es “la llave de la caja”.

 

O sea, que sea la propia Generalitat la que recaude todos los impuestos que se pagan en Cataluña, algo que ya habíamos visto en el País Vasco y Navarra. Resumiendo, la cuestión es que la Generalitat salga del régimen común, lo que supondrá modificar la Ley de Financiación de las Comunidades Autónomas (Lofca), y tener que negociar todos los años, de tú a tú, la liquidación de esos impuestos con los servicios e inversiones que el Estado ha prestado en esa Comunidad.

 

El dinero que sobre, que tendrá que aportar la Generalitat, se computará a una especie de fondo en concepto de solidaridad con el resto de las comunidades. Este asunto se rechazó en el pasado por la actual ministra de Hacienda, María José Montero.

 

Ya lo advertían los propios portavoces de Esquerra al decir que desde la Generalitat se tendrá la capacidad de recaudación, liquidación e inspección de todos los impuestos, si bien la prueba de fuego se producirá a partir de 2026, cuando la Agencia Tributaria de Cataluña se encargará de la campaña de la declaración del impuesto de la renta (IRPF) de 2025. De momento no se ha aclarado el calendario, pero después de ese primer paso está previsto que se asuman el resto de los tributos estatales: IVA, Sociedades y los impuestos especiales.

 

No se han quedado quietos la plantilla para la Hacienda catalana, porque son ellos los que tienen la experiencia en la materia y la inmediatez del proceso, pero los republicanos catalanes no se arrechan. ERC tiene garantizado cómo traspasar los activos materiales y personales para asumir la enorme nueva carga de trabajo que tendrá que asumir para recaudar e inspeccionar los nuevos impuestos.

 

En el ajo de este proceso tenemos que nombrar también a Salvador Illa, un fiel defensor de lo que se debía ofrecer para garantizar su Presidencia. Además, el candidato catalán, es un valedor del uso de esa lengua, que en los últimos tiempos ha caído en su uso, como demuestra el hecho de que apenas el 25 % de los jóvenes lo utiliza como habitual, frente al 49 % del castellano. Illa ha propuesto que haya un Departamento de Política Lingüística, que incluye la escuela, amenazada por sentencias judiciales, y por asegurar que los servicios sanitarios se puedan brindar también en catalán.

 

Todo esto lo que nos trae es todo lo contrario a lo que se nos dice. Una enorme incompatibilidad con el resto de las Comunidades Autónomas, porque representa una amenaza al sistema de financiación autonómica. De ahí que varias regiones, y sus mandamases, ya se hayan manifestado en contra de tal reparto.

 

En la semana pasada pudimos ver a Pedro Sánchez, en sus comparecencias públicas, quitándole hierro a este asunto, asegurando que lo que se entregaría a Cataluña es solo una suerte de “financiación singular», similar a la que tienen Baleares y Canarias. Y la verdad es que no tiene nada que ver con nuestra fiscalidad.

 

Para empezar, la fiscalidad singular y especial que tienen los archipiélagos españoles, Baleares y Canarias, está en relación con su lejanía de la Península Ibérica. El objetivo es tratar de compensar la insularidad y las barreras que pueden afectar a las islas. En el caso de Cataluña no hay ninguna barrera física, y, por tanto, nada que requiera una financiación específica, aparte de asegurarse los votos para el Estado y para que invistan al candidato socialista.

 

Es cierto que en los dos archipiélagos no hay solo iniciativas fiscales, sino también otras medidas como ciertas bonificaciones para las inversiones o al transporte. En el caso de Baleares, tiene un régimen especial que le permite hacer bonificaciones en el IRPF y en Sociedades a empresas y establecimientos que se establezcan en el archipiélago mediterráneo, con ventajas especiales en determinados sectores.

 

Y que en Canarias vamos un poco más lejos porque tenemos nuestro propio Régimen Económico y Fiscal (REF). Una normativa que no aplicamos determinados tributos, como es el caso del IVA o el Impuesto Especial sobre Hidrocarburos y el del Tabaco, pero que sí al Impuesto General Indirecto Canario (IGIC), que sustituye al IVA y tiene unos tipos muchos más bajos que el estatal.

 

También contamos con la Zona Especial Canaria (ZEC), una fórmula fiscal que permite aplicar un tipo de Sociedades al 4 %. Sin embargo, nos ha tenido que aceptar Bruselas, porque entiende que este tipo de territorios necesitan apoyos debido a que están muy lejos del continente, es decir, que los aprueban porque Canarias es zona ultraperiférica de la Unión Europea.

 

Pero, es más, ni Canarias ni Baleares tenemos competencias para gestionar el 100 % de los impuestos, como parece que sí podría hacer Cataluña si finalmente el concierto catalán prospera. Nos da envidia oír hablar de cupo vasco, o de otras ventajas. Ahora parece que la Generalitat sí contará con esas prerrogativas, pese a que no encontramos razones objetivas para que se las den.

 

Por tanto, nuestra «financiación singular», o de Baleares, no sirve de excusa, por mucho que lo diga Pedro Sánchez, para el concierto catalán. Ya lo decía Fernando Clavijo, el presidente canario, cuando se refería a este asunto y señalaba que “es una mala noticia para Canarias”, ya que ese acuerdo podría contribuir a crear comunidades autónomas “de primera, de segunda y de tercera”.

 

A su modo de entender, “se está negociando la financiación autonómica al margen del resto de comunidades autónomas, y eso rompe el principio de igualdad y de equilibrio territorial”. Subrayó el mandatario canario que de esta manera “se ha confirmado una mala noticia que todos sospechábamos”, pero además ha añadido que este concierto económico de Cataluña “no es justo ni equitativo” para Canarias.

 

Considera, además, que esa especie de concierto financiero rompe el principio de solidaridad e igualdad en España y que el acuerdo no tiene precedentes para hacer presidente de Cataluña a un socialista, negociando asuntos que afectan y empobrecen al resto de las comunidades.

 

Y miren que nos cuesta trabajo, que los peninsulares entiendan lo que es el Régimen Económico y Fiscal (REF), independientemente de la financiación autonómica. Pues ahora será más difícil. Decía el otro día uno de los responsables de la ZEC que “el REF no es un privilegio, sino una necesidad para garantizar un plano de igualdad con el resto del territorio nacional y europeo”.

 

Pero hay mucho que mejorar, sobre todo en la seguridad jurídica, que todavía no se ha impuesto. Muchos de los que invierten en algunos aspectos, luego se encuentran con declaraciones paralelas de Hacienda que hace que todo se tambalee.

 

Pero nosotros, los canarios, tampoco comprendemos cómo el REF influye en nuestra vida diaria. Por ejemplo, con la luz, que sin el REF sería más cara que en la Península, o el agua, con las exenciones que tiene en las islas. O con la mayoría de los productos de la cesta de la compra, como son la leche, los cereales, el aceite u otros productos, como los combustibles o la ropa, se mantengan en unas cifras asumibles.

 

Eso no significa que paguemos un precio menor, sino igual que en el territorio peninsular. El asunto no es que con menor impuesto al consumo se pague lo mismo, sino que gracias al menor impuesto al consumo se paga lo mismo. De nuevo queda de manifiesto el espíritu del REF: compensar a los canarios para que sus condiciones de vida sean lo más parecidas posible a las de sus compatriotas. De lo contrario, el presupuesto doméstico tendría que ser mucho mayor.

 

Pero esta forma de hacer las cosas, lo del concierto “singular” con Cataluña, no le va a salir gratis a Pedro Sánchez. Ya han salido Castilla-La Mancha, con su gobierno socialista, Castilla y León, Andalucía, Madrid, Aragón, Extremadura, o Asturias, que también los tres lo tienen del mismo color rojo. Porque entienden que una salida del régimen solidario los dejaría muy mal. O las Comunidades de la España vaciada que cataloga de “inaceptable” el acuerdo entre socialistas e independentistas y lo considera una “agresión” a la cohesión autonómica.

 

El comunicado que han publicado sostiene que el Estado “solamente ha sido útil para el desarrollo de unos pocos territorios en los que ha volcado todo su esfuerzo, en detrimento de los demás, y ahora aquellos beneficiados, cuando se ven ricos, no están dispuestos a contribuir para que el resto tenga esas mismas oportunidades”. Lo que indica el músculo que algunos tienen, por un puñado de votos, frente a otros que lo tienen por dónde están sus territorios.

 

Por tanto, ya tenemos lío en la financiación, pero ¿le importa esto a Pedro Sánchez y sus adláteres en el partido? Para nada. El PSOE canario, en un alarde de sumisión, ya ha dicho, a través de su secretaria de Organización, Nira Fierro, que desde el archipiélago respaldan la propuesta que se votó esta semana en la Ejecutiva Federal socialista en relación con el preacuerdo con ERC.

 

O el propio el secretario general del partido, Ángel Víctor Torres, que ha marcado la línea desde el inicio con un obvio apoyo al acuerdo y que “no va a haber ninguna fractura de lo que es la solidaridad entre los territorios, sino al contrario, avanzamos ante un Estado Federal, con este Gobierno, en las autonomías y vamos a defender la descentralización”. Lo mismo le he oído a Juan Fernando López Aguilar, a Dolores Corujo o a Gustavo Matos.

 

Es lo que algunos llaman vasallaje. No les importa. Ni el anuncio de Puigdemont de volver para la investidura de Illa, ni el escándalo que montaría, ni la moción de censura que presentaría su grupo, Junts, para que el candidato socialista se enfrente a un proceso que abocaría a nuevas elecciones. Todo eso no importa. Nada.

 

Una sociedad como la catalana insolidaria en todos los aspectos y que no les importa más que la pela, en el pleno sentido de la palabra. Por ejemplo, no admiten menores no acompañados, pero sí que los demás se los repartan. Votan a favor, si a ellos los excluyen. Ya advierten que se opondrían a unas Olimpiadas en Madrid, pero no hablan de que todos estuvimos de acuerdo en que se celebraran en Barcelona en el año 1992.

 

¡Ay, cuanto tenemos que aprender! Por siete votos, algunos pierden la dignidad, e incluso se van de vacaciones. No se ha oído a nadie del Gobierno Central con lo que pasó ayer en Cataluña y Puigdemont. Nadie ha asumido responsabilidades ni ha dimitido. Durante el reciente balance que hizo Sánchez la semana pasada por su Gobierno no dijo ni una palabra acerca del problema migratorio que sufre Canarias. Ni una sola mención a la solidaridad que tenemos en estas islas. Ni una palabra. Eso nos debería de dar una idea de lo que le importamos al Gobierno Central. Y es que, como he escrito en otras ocasiones, no somos nada. Ni dinero, ni competencias… ni nada.

 

Por cierto, ¿alguien sabe cuándo tomó posesión de su acta de diputada la socialista Asunción Esther y qué ha hecho durante estos meses en los que Héctor Gómez, que era quien encabezaba la lista de su partido, se ha ido como embajador a la ONU? Creo que ni siquiera sabían ustedes que era miembro del Congreso. Pues eso, que nos queda mucho por aprender y que en esto de las “perras” dependen cómo nos lo digan y el papelón que algunos tienen que hacer.

 

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

 

Islas Canarias, 10 de agosto de 2024

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