EL MONÓLOGO / 228
Ser insularista no está de moda

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Por Pepe Moreno *

 

 

Hoy no me ha costado mucho poner el título a este artículo. Entiendo que ya no se lleva eso de ser insularista, que ahora lo que a mucha gente le pone es lo de ser regionalista o de hacer una batalla común en la que primen las ideas de que entre todos vamos a sacar un mejor rendimiento y que así es como se ganan las batallas.

 

No por mirarse el ombligo, vamos a sacar el rendimiento necesario para que nos hagan caso. Y es así. Lo que pasa es que a menudo pasa lo mismo. Si defiendes a una isla en concreto eres insularista, pero si lo haces con Gran Canaria estás pensando en el Archipiélago en conjunto.

 

Viene esto a cuento de que no sé si ustedes se han fijado en que de un tiempo a esta parte en Tenerife estamos huérfanos de quien nos defienda. De un tiempo a esta parte, nadie parece que coja la bandera de la isla y quiera reivindicar que está aquí, que forma parte de esta comunidad autónoma y que, por lo tanto, Tenerife existe.

 

Se rompió la triple paridad hace tiempo. Hoy se eligen 70 parlamentarios en una fórmula que hace que 9 de ellos vayan en la llamada “lista regional” y los otros 61 salen de tres diputados que se eligen en El Hierro, ocho por Fuerteventura, 15 por Gran Canaria, cuatro por La Gomera, ocho por Lanzarote, ocho por La Palma y 15 por Tenerife. Por tanto, tenemos que se eligen 30 por la provincia tinerfeña y 31 por la de Las Palmas de Gran Canaria.

 

Y desde hace tiempo hemos visto cómo hacen algunas cosas que van en contra de una de las islas. Anoche mismo, sin ir más lejos, ya vimos como la tele canaria, esa que dice que está cumpliendo los 25 años con nosotros, retransmitía un partido de fútbol de UD Las Palmas frente al Sevilla. Empataron a dos goles.

 

Habrá que esperar al próximo lunes para ver al CD Tenerife ante el Eldense para ver que nadie hace nada por televisar el encuentro. Dicen que así lo establece el reglamento, pero lo cierto es que uno se verá en abierto y el de esta provincia podrá verse pagando u oírlo por la radio.

 

No discuto que eso sea así, pero es tremendamente injusto que una parte de la población tenga que buscar un televisor comunitario o tenga que rascarse el bolsillo o no pueda verlo, sino oírlo, para saber lo que hacen los equipos de la segunda división. Eso al menos no era la política hasta ahora. Y nadie dice o hace nada por arreglar esta situación en la que la discriminación parece imperar.

 

Hasta ahora esto que estoy diciendo se le denominaba “pleito insular” o “insularismo”, una forma que protagonizaban dos islas, Tenerife y Gran Canaria, por la hegemonía económica, política, institucional e incluso religiosa dentro de nuestro archipiélago canario. Sin embargo, ahora lo hacen de una forma más sibilina, si me apuran. Lo hacen con el fútbol, los trenes, las competencias o las sedes de las consejerías. Por aquello de buscar una excusa para todo.

 

En esto del fútbol han logrado que se vean los partidos de la Primera División en una tele que mantenemos todos con nuestros impuestos. Que ya lo tenían de facto con casi todas las productoras en Gran Canaria y con el mando económico que da repartir gran parte del presupuesto en industrias que están radicadas en aquella isla.

 

Se va imponiendo eso de ser “canario” por encima de otros apelativos territoriales, pero los que llevan ese nombre son los nacidos en Gran Canaria, los demás somos descendientes de una rama menor. Y si no es así a las pruebas, me remito.

 

Han logrado ser sede del mundial de fútbol del año 2030. Ellos ya han declarado que la decisión se considera como un hito histórico y en ese sentido se han pronunciado los representantes del Cabildo de Gran Canaria y de la Federación Interinsular de Fútbol. La noticia se recibió, como no podía ser menos, con satisfacción, ya que, por primera vez, Gran Canaria será escenario de varios encuentros de la Copa del Mundo.

 

Puede que usted haya visto, como yo, las fotos de todos los mandatarios con camisetas amarillas posando con sonrisas que no le caben en sus caras y con un Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, diciendo eso de “esta noticia confirma la capacidad de liderazgo de Gran Canaria a la hora de atraer y organizar eventos del máximo nivel”.

 

Y no se quedaba en eso, que puede sonar a abstracto, sino que añadía que “el Mundial de Fútbol 2030 será un acontecimiento de gran trascendencia económica y social para los habitantes de esta isla, y contribuirá también a la proyección internacional de Gran Canaria en el exterior”. ¿Lo quieren más claro? No solo es para aquella isla, sino para sus ciudadanos y la influencia exterior que todo esto supondrá.

 

Vamos a revisar los titulares de los periódicos de ese 20 de julio en el que todos lo hacían a cinco columnas. La Provincia, con una foto de todos los que mandan con una camiseta amarilla y bajo un edificio que decía lo de Gran Canaria, sede del mundial, lo resumía con una sola palabra que era “Mundiales”.

 

El Canarias 7, con una fotografía con todas las autoridades, incluido el ministro de Administración Territorial y Memoria Democrática, el que fuera presidente y exalcalde de Arucas y exvicepresidente del Cabildo de aquella isla, Ángel Víctor Torres, poniendo sus manos al modo de los mosqueteros, es decir, “todos para uno y uno para todos” decía eso de “Un éxito mundial”.

 

¿Y cómo titulaban los dos de aquí? El Día lo hacía, también a cinco columnas, que “Tenerife será subsede del Mundial de Fútbol de 2030”, o lo que es lo mismo, que seríamos subsede de Gran Canaria. ¿Sabe alguien los nombres de los sitios en los que entrenaron los futbolistas antes de sus encuentros oficiales?

 

La verdad es que antes, cuando existía una voz más discordante, una a la que calificábamos de “pleitista”, estas cosas no se podían ni plantear ni hacer. Retransmitir un partido de fútbol en abierto y que una parte de la población, para ver a los suyos, tengan que pagar, es un asunto que no tiene explicación. No quiero que alguien pueda ver en estas líneas que no quiero, pero tiene difícil aclaración.

 

Para que no digan el Diario de Avisos ni llevó el tema a la primera página, lo obvió y no hizo ningún comentario del hecho. Su preocupación iba más por el trauma que viven los sanitarios de El Hierro con la llegada masiva de inmigrantes y con una entrevista a algunas de sus protagonistas titulaban en primera página que “No hay medicina para el shock de los niños migrantes tras ver tirar a sus padres al mar”. Ese sí que era un mensaje contundente en el que coincidían El País, El Mundo u otros medios de comunicación mundiales.

 

No obstante, fue el día del gran fallo mundial de Microsoft en todos los aeropuertos del mundo, que dejó tirados a miles de personas y que puso de manifiesto lo dependientes que somos del mundo digital. No les importaba a los medios “mundiales” que pusieron el caos en tercer o cuarto lugar, porque lo que primaba, según ellos, era lo de ser sede.

 

Vuelvo a referirme al mundial y a cómo nos están marginando. Por ejemplo, tenemos a la presidenta del Cabildo, Rosa Dávila, diciéndonos a todos que no importa que allí sean sede del Mundial porque aquí, en Tenerife, tendremos el 18 de noviembre un partido oficial de la selección española frente a Suecia que de esta manera jugará un partido de la fase de grupos para la UEFA Nations League. Como verán, el que no se consuela es porque no quiere.

 

Recordemos que todo esto del pleito comenzó en el siglo XIX, al crearse la provincia de Canarias, con capital en Santa Cruz de Tenerife, y que esta decisión no agradó a la sociedad de la isla de Gran Canaria. Con la Ley de Cabildos de 1912 se intentó poner fin a las disputas entre las islas, ya que la administración de cada una de ellas quedaba en manos de sus respectivos cabildos.

 

Sin embargo, el enfrentamiento continuó, pues esto no agradó a los que pedían la división provincial, especialmente desde Gran Canaria, y a los que abogaban por la autonomía regional, mayoritariamente desde Tenerife. Por consiguiente, en 1927 Canarias se dividió en dos provincias, la de Gran Canaria y la de Santa Cruz de Tenerife. Pero no acabaron ahí los enfrentamientos.

 

El pleito continúa en la actualidad y está presente en parte de la sociedad canaria. Fue un enfrentamiento histórico la escisión de la Universidad de La Laguna con la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la cual llevó incluso a la convocatoria y realización en Tenerife de manifestaciones en contra de la división universitaria. También hemos protestado por donde está la Patrona de Canarias, la denominación de la Diócesis de Canarias y como no, el deporte.

 

Y nos miramos con cierto recelo en todos los ámbitos, incluido el político. Ya no miramos que el presidente y el vicepresidente sean de una isla en concreto, ahora ambos son de Tenerife y en el pasado gobierno lo eran de Gran Canaria, pero recelamos de algunas cosas, porque parece que estén marginando a una parte de la población. Y eso, que parece que no importa, sí que lo es.

 

Por ejemplo, desconfiamos de los que se oponen a las obras públicas en una isla, mientras que en otras parece que ponen una alfombra roja para que se puedan hacerse. Eso no es pleito, es denunciar que en una isla se llevan a cabo proyectos y en otra están a la espera.

 

Dice Pablo Rodríguez, el actual consejero de Vivienda, Obras Públicas y Movilidad, que todo esto del pleito insular le suena a discurso «viejuno», «fuera de lugar» y «fuera de la mente de todos los canarios». Esto lo dijo después de que el presidente de la patronal de la construcción en Santa Cruz de Tenerife, Óscar Izquierdo, le acusara de avivar el enfrentamiento entre Gran Canaria y Tenerife al impulsar la variante de Mogán, toda vez que paralizada la de La Laguna.

 

Óscar Izquierdo es de los que insiste en que «en Tenerife todo son pegas» mientras que «en Gran Canaria, siempre facilidades», acusando además a «los políticos de nuestra isla» de mantenerse en silencio ante lo que califica de «desequilibrio inversor y hacedor de obras públicas de infraestructuras de todo tipo».

 

Lo mismo pasa con el Salto de Chira, que lo tienen bastante avanzado, comenzaron hace dos años y medio, y lo concluirán en 2027, con unas quinientas personas trabajando en su construcción en cinco emplazamientos distintos. O en el tren, que, a pesar del trabajo que realizó Ricardo Melchior, cuando era presidente del Cabildo tinerfeño y que supuso un gran avance para ese proyecto, todo se quedó en eso, en un deseo que luego ha ido durmiendo el sueño de los justos en las distintas gavetas del Cabildo tinerfeño.

 

En fin, que hoy se puede considerar que he sido pleitista y no ha sido mi ánimo. Simplemente, he reflejado el sentir de alguien que ayer vio a los de la UD Las Palmas empatar dos a dos frente al Sevilla y esperaré a ver qué pasa el lunes con el CD Tenerife. No sé dónde lo veré, porque juega fuera y es de pago. Yo quiero que sigan dando en la tele canaria a la UD Las Palmas, pero también quiero ver los partidos del CD Tenerife. Que hagan lo que quieran, pero los dos.

 

Eso mientras el mundo gira y Pedro Sánchez sigue en La Mareta, en Lanzarote, sin recibir a Clavijo para hablar de inmigración, pero sí que lo hará con Salvador Illa sobre cómo está Cataluña. El president catalán llegó ayer a Lanzarote con José Luis Rodríguez Zapatero, el conseguidor de Maduro. Sánchez e Illa hablarán de cómo gobernar con tanta quita como le pedirán, como lo harán para quedarse con todo lo recauden en una Comunidad que debe tanto, que debe hasta de callarse.

 

O de cómo beneficiarse de la desunión de ERC y de Junts. ¿Ustedes creen que le importa la situación de los inmigrantes o de los menores o cómo lo estamos pasando aquí? Nada. Absolutamente. Ni siquiera les importa el partido. El de fútbol, quiero decir, aunque el otro tampoco.

 

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

 

Islas Canarias, 17 de agosto de 2024

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