EL MONÓLOGO / 234
Muchas preguntas y pocas respuestas

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Por Pepe Moreno *

 

 

Hay cosas, de las que han ocurrido esta misma semana, que me llevan a pensar que alguien no está contando toda la verdad, o que yo estoy equivocado en la manera de leerlas y comprenderlas. Hay cosas que uno se pregunta y no sabe cuál es la respuesta a lo demandado.

 

Por ejemplo, la de los MENAS, los menores emigrantes no acompañados, que buscan una nueva vida en Europa. Son niños, niñas y adolescentes que llegan a un país extranjero sin la compañía de un adulto responsable y que huyen, a menudo, de conflictos armados, violencia, pobreza extrema o desastres naturales en sus países de origen. La llegada masiva de este colectivo a las islas ha saturado los recursos disponibles y ha generado un debate público intenso.

 

Los centros de acogida se encuentran al límite de su capacidad, y las administraciones buscan soluciones a largo plazo para garantizar la protección y el bienestar de estos jóvenes. Se ha convertido ya en la principal preocupación de los españoles. Según el CIS, está por encima del paro, la crisis económica, los problemas políticos, las desigualdades e incluso la vivienda.

 

Existe una constante pugna entre el Gobierno central y el de Canarias sobre quién debe asumir la responsabilidad principal en la atención a estos menores y se pelean, ambos Ejecutivos, por repartirlos entre todas las comunidades autónomas. De momento, asistimos a un debate en el que algunas regiones se muestran reticentes a acogerlos.

 

Si a esto le añadimos que la opinión pública se encuentra dividida, con posturas que van desde la solidaridad y el apoyo a los menores hasta el rechazo y la demanda de medidas más restrictivas tendremos el caldo de cultivo necesario para decir aquello de que están dejando que Canarias sea el lugar del abandono de estos pequeños inmigrantes.

 

A pesar de los esfuerzos por gestionar la situación, la presencia de MENAS en Canarias ha generado controversias y desafíos relevantes. Algunos sectores políticos y sociales han criticado las políticas de acogida, argumentando que fomentan un “efecto llamada”.

 

He oído a algunos políticos hablar de que hay que disuadir la salida de cayucos o pateras en el propio litoral de su país y que se vuelvan, otros hablan de recurrir a soluciones más drásticas, como si el mar y sus condiciones no impusieran las suyas, que siempre son más duras y restrictivas.

 

Hay mucho debate sobre cómo actuar. La política lo está inundando todo. Unos, lo de izquierda, hablan de un enfoque humanitario en el que tienden a enfatizar sobre los derechos humanos y la responsabilidad de ayudar a los inmigrantes.

 

También se refieren al multiculturalismo, como una fortaleza para la sociedad, y abogan por programas que faciliten la integración de los inmigrantes en la sociedad. Este colectivo enfatiza la necesidad de abordar las causas raíz de la migración (pobreza, conflictos, cambio climático).

 

Los de la derecha, por su lado, tienden a priorizar la seguridad y el control de fronteras y suelen preocuparse por el impacto en el empleo y los servicios públicos, así como a la importancia de mantener la identidad cultural y las tradiciones nacionales. Los de derechas abogan por políticas más estrictas de inmigración y control de fronteras, ponen mucho énfasis en la distinción entre inmigración legal e ilegal. Tienen algunos puntos en los que convergen las dos formas de ver este asunto.

 

Luego está lo que nos cuesta cada MENA y eso lo comparamos con lo que cuesta criar un hijo en casa. En el primero de los casos, el de un menor que llega en una embarcación, se estima que el coste promedio es de aproximadamente 4.700 euros al mes. Este monto cubre gastos como alojamiento, alimentación, educación, atención médica y otros servicios esenciales. Es importante destacar que este dinero no se entrega directamente a los menores, sino que se destina a las organizaciones y centros que se encargan de su cuidado y bienestar.

 

Por su parte, el coste medio de criar a un hijo en España es de alrededor de 672 euros al mes e incluye gastos como alimentación, ropa, educación, salud y otros servicios esenciales. La diferencia se debe a que los MENAS requieren una serie de servicios adicionales y especializados, como atención psicológica, apoyo educativo intensivo y medidas de protección, que incrementan los gastos. Pero ¿qué padre o madre en las islas no querría una educación como esa para sus hijos? Esa es la gran pregunta.

 

Hay ONG que están sacando rédito económico de todo lo que les he contado con anterioridad y que su beneficio industrial podría estar por encima de lo que cualquier empresa saca con la venta de sus servicios. La cifra está ahí y los procedimientos de adjudicación también. ¿Es mucho o poco? ¿Tenemos en cuenta todos los recursos que utilizan?

 

Fernando Clavijo no deja de hablar de este asunto y hay quien dice que le está dando munición a VOX para expresar sus ideas, más radicales que el resto de las formaciones políticas. Por el contrario, él sigue en su empeño y desde luego es para tenerlo en consideración. Son de esas cosas que nadie entiende. Sabemos que estamos realizando un sobreesfuerzo, que la financiación de los inmigrantes y que es una factura alta, que nos han dejado solos en este asunto.

 

Hay otra pregunta sin respuesta. ¿Quién habla de la escasez de viviendas? ¿De la crisis habitacional que viven todo el país y especialmente las islas? Hay quien ha dejado de ir a un centro de trabajo porque allí no tiene dónde quedarse. Sueldos de miserias que no permiten la búsqueda de un simple apartamento en el que quedarse.

 

Puestos de trabajo buenos, en los hoteles o de profesor en un instituto, que no pueden quedarse en el sitio porque no hay viviendas en alquiler. Los propietarios de esos inmuebles prefieren perder dinero, hacer de esas casas viviendas que se alquilen por un tiempo determinado, antes que hacerlo con algunos que no saben si les pagarán.

 

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) del año 2021 cifraban en más de 200.000 las viviendas vacías en Canarias. Sin embargo, desgranando la situación de cada municipio, se puede apreciar que hay ocho con más de un 40 % de sus viviendas totales vacías y más de 25 con más de un 30 % sin habitar. Y el Gobierno de Canarias pensando y evaluando qué hacer con ese parque, a la vista de la escasez que hay.

 

En los últimos días, se ha debatido que el nuevo Decreto Ley de Vivienda de Canarias no contempla medidas para la incorporación de las viviendas vacías, aunque se ha anunciado un proyecto específico. Ya en el mes de mayo, hace cinco meses, el consejero de Obras Públicas, Vivienda y Movilidad del Gobierno de Canarias, Pablo Rodríguez, anunciaba que su departamento estaba haciendo un análisis “pormenorizado” de ellas y que estaba “pensando” la modificación del decreto que establecía el programa de vivienda vacía, con el objetivo de “tenerlo listo este verano con una serie planteamientos nuevos”. Y ¿qué ha hecho? Nada o muy poco a tenor de la urgencia que el asunto tiene.

 

Que la gente no tiene dónde quedarse, pero el Gobierno, y sobre todo ese consejero, sigue con su pachorra. No fue hasta el pasado 16 de septiembre cuando se entregaron las llaves de 16 inmuebles de promoción pública en el barrio de El Cristo, en Ingenio. Eran las primeras que se adjudican en Gran Canaria y en la provincia de Las Palmas nueve años después.

 

Ese día, las 16 familias lo recordarán como uno de esos momentos claves en sus vidas, esos que no se olvidan. Tras años de espera, de hacer malabares para llegar a fin de mes por culpa de un alquiler desorbitado o de residir en lugares prestados, con familiares o que no reunían las condiciones mínimas, por fin han entrado a su casa, esa con la que tantas veces soñaron.

 

El propio consejero de Vivienda, el antes mencionado Pablo Rodríguez, aseguró que era un día histórico y uno de los momentos más emotivos de su carrera política por entregar la posibilidad de construir un proyecto de vida. Sin embargo, todo no acaba ahí para los que ya tienen un techo. No, ni mucho menos.

 

Los nuevos residentes, que tendrán todavía que dar de alta los servicios para entrar a vivir, pagarán un alquiler social, que no superará el 12 % de los ingresos de la unidad familiar, durante el tiempo que sigan reuniendo las condiciones que tuvieron para esta adjudicación. Los inmuebles tienen en su interior de uno a cinco dormitorios y están adaptados a personas con movilidad reducida. Asimismo, se contempla una casa tutelada que se entregará al Ayuntamiento para su gestión.

 

Algunos llevaban mucho tiempo en la lista para acceder a una vivienda pública, así que cuando introdujeron la llave en la cerradura, abrieron la puerta y pudieron ver por primera vez el que será su futuro hogar, hubo gritos de alegría, lágrimas y abrazos con sus familiares.

 

En las últimas décadas, ningún gobierno ha construido las viviendas sociales que Canarias necesita urgentemente, y hay más de 20.000 personas esperando. Son datos de este mismo año, pero el Ejecutivo Canario sigue haciendo planes, infografías y un sinfín de cosas para aparentar que hace. Es lo que yo llamo la política de la noria, sube y baja, pero siempre en el mismo sitio.

 

Estamos en la región de los sueldos más bajos de todo el Estado, pero los presupuestos del archipiélago no contemplan una bajada de impuestos, fundamentalmente del IGIC, porque eso pondría en riesgo la previsión. No importa los altos costes de la cesta de la compra, ni que al cierre de este año vayamos camino de conseguir récords de visitantes turísticos. Esas cifras poco o nada importan, porque aquí estamos en otras claves.

 

Lo mismo les podría decir de las listas sanitarias, que parece que ahora nos operan en menos días de espera, o de cómo cada vez hay más pobreza, o de cómo se tramitan las ayudas a la dependencia… Y así podría seguir.

 

Porque los miembros del Gobierno están para muchas más cosas que para ocuparse de una sola. Nuestra región demanda más respuestas que las que nos están dando, pero nos embobamos con algunas de ellas y ya ni sabemos el precio de las papas del país o de los aguacates. Eso sí, sabemos lo de los MENAS, las viviendas vacías o lo que dice este y aquel sobre estos asuntos, pero ¿sabemos algo de las soluciones?

 

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

 

Islas Canarias, 28 de septiembre de 2024

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