EL MONÓLOGO / 252
Canarias en lista y sin salidas
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Por Pepe Moreno *
He estado posponiendo hablarles de Sanidad en las últimas semanas y ahora me dispongo a hacerlo en las siguientes. Por un lado, me quiero referir a las listas de espera y, por otro, a lo que pasa en las urgencias canarias. En el primer caso, porque estos días han salido las oficiales, las que nos ofrece la Consejería de Sanidad y que indican que tenemos a esa situación a 32.948 paisanos canarios a la espera de una operación en los hospitales públicos canarios al cierre de 2024.
Según los altos cargos de esa Consejería, esto supone 803, menos respecto al año anterior, es decir, una reducción de la lista de un 2,4 %. También, en la información oficial se dice que la demora media por una intervención quirúrgica es de 122 días o cuatro meses, una cifra que también baja en la comparativa interanual, ya que al cierre de 2023 la tardanza ascendía hasta los 147 días.
La consejera de Sanidad, Esther Monzón, ha querido darles chance a los trabajadores al decir que estos resultados “se han logrado gracias al esfuerzo de los profesionales, quienes en el año 2024 realizaron un total de 145.545 intervenciones quirúrgicas, es decir, un 2,6 % más que en el año 2023”. Añadió que los esfuerzos se han centrado en priorizar a los pacientes que llevan esperando más de seis meses por una operación, lo que no es moco de pavo y un poco se contradice con lo que expresaba de las listas de espera.
Con un descenso de un 22,3 % en la comparativa interanual, hay 7.252 personas que aguardan más de 180 días para entrar a quirófano; por los 25.696 pacientes que llevan esperando menos de ese periodo. Sin embargo, cabe señalar que la reducción de las listas de espera no se debe exclusivamente a que se logre completar todo el proceso, puesto que las derivaciones a la sanidad privada o, incluso, los fallecimientos también bajan las cifras.
La demora desciende en los cuatro hospitales de referencia de Canarias, con la mayor bajada registrada en el Hospital Universitario de Canarias (HUC), que ha pasado de una media de 187,71 días de espera por una intervención quirúrgica a unos 162,87; si bien, continúa siendo el centro donde más tiempo se aguarda por una operación. Las listas, sin embargo, sí se reducen en los dos hospitales de Gran Canaria, mientras que aumentan en los de Tenerife. Qué casualidad, ¿no?
A modo de justificación, la consejera Monzón ha destacado que “”de los diez hospitales, cinco ya han situado su demora media por debajo de los 90 días, que es lo esperable para una intervención quirúrgica”. El que más ha logrado rebajar esa cifra es el hospital del Doctor Negrín, que como todos saben está en Gran Canaria, ya que ha rebajado esa demora de 102,55 que tenía antes, en el tiempo del Pacto de las Flores, a los 81,95 días de ahora. O el hospital de Lanzarote, Doctor José Molina Orosa, donde los pacientes deben esperar algo más de dos meses por una operación, casi 30 días menos que el año anterior.
Pero claro, todas las cifras tienen una explicación. Ese descenso en el tiempo de espera por una intervención quirúrgica contrasta con el incremento continuo en las listas para consulta. Un paciente debe esperar más tiempo para que le reciba un médico especialista que para entrar a quirófano: hay un total de 158.534 personas aguardando a que les reciba un facultativo, con un aumento del 7 % respecto al cierre de 2023, y una demora de 158 días desde que se deriva de Atención Primaria.
Con la consolidación de la tendencia a la baja de las listas de espera de quirúrgica, ahora toca centrarse en las de consulta, para las que se plantea como posibilidades desde la consejería medidas que permitan a los médicos realizar consultas fuera de su horario habitual y fomentar la colaboración público-privada.
Como es ya habitual, del total de pacientes que aguardan por una consulta, más del 60 % se concentra en cinco especialidades: Oftalmología (19,9 %), Dermatología (14,7 %), Otorrinolaringología (11,0%), Rehabilitación (10,6 %) y Traumatología (9,9 %). Sanidad aclara que generan mucha demanda porque, en su mayoría, están en relación con procesos de cronicidad y envejecimiento poblacional.
Ayer publicaba el Canarias 7 un reportaje bajo el título de “Si necesita una endoscopia, paciencia: la prueba en Canarias puede tardar hasta año y medio” en el que hablaba de que para hacerse ese tipo de pruebas debería esperar más de un año, pero que si es en el HUC la demora puede ser de unos 20 meses.
Escrito de otra manera, en las islas 25.822 personas esperaban en diciembre de 2024 por una prueba diagnóstica, lo que significa un 8,8 % más que seis meses antes. Y se repite la prueba con más personas en lista de espera, la endoscopia, con 9.987 personas pendientes de ella. Para esta prueba también ha subido la espera media. En junio de 2024 eran 358,37 días, prácticamente cinco semanas menos que en la actualidad. Lo que refleja la interconexión entre el aumento de consultas y la necesidad de más pruebas.
Sin embargo, les podría decir más. En el HUC la lista de espera por esta misma prueba supera la del Negrín, con 3.481 personas, o que la ecografía tarda 160 días en el hospital tinerfeño se reduce a 151 días en el de Gran Canaria. Qué casualidad, ¿no?
Más de la mitad de la ciudadanía de Canarias en lista de espera por una prueba diagnóstica está pendiente de un hospital tinerfeño, la Candelaria o el HUC, para ello. En concreto, 14.843 personas de las 25.822 en lista de espera, el 57,48 %. Cifra que se rebaja en los hospitales grancanarios, Negrín o Materno-Insular, a 9.005 personas, el 34,87 % del total.
El HUC es el centro hospitalario con mayor lista de espera para una prueba diagnóstica, 11.110 personas, seguido del Negrín, con 6.510 personas. En el conjunto insular, la demora más baja para una prueba diagnóstica es la de la mamografía, por la que hay que esperar poco más de dos meses (67,83 días). Y la demora más baja es para una RNM en el Hospital General de La Palma, que tarda 7,6 días en citar al paciente.
Esa mejoría de las listas de espera arroja una sombra de sospecha porque, según algunos de los preguntados, cuando se aproximan los últimos días antes de elaborarlas, se avisa a pacientes para entrar a quirófano. Muchos aplazan la cirugía y luego el SCS les deriva a la lista no estructural, quedando en el limbo a la espera de una nueva fecha. Se trata de un viejo truco de maquillaje que muchas veces se ha utilizado en otras comunidades y del que han aprendido los de aquí.
Los ciudadanos que más tiempo aguardan por una cirugía se encuentran en las especialidades de traumatología-cirugía ortopédica y oftalmología, siendo las operaciones de cataratas, las prótesis de cadera o rodilla y la artroscopia las que concentran mayores esperas.
En cuanto a las urgencias, ha subrayado que “están absolutamente desbordadas durante gran parte del año”, mientras que el plan tan anunciado por el Ejecutivo para aliviar los hospitales sigue sin aplicarse.
Según la asociación, la presión asistencial ha llegado al punto de tener que acelerar altas hospitalarias sin que los pacientes estén recuperados, debido a la falta de camas de hospitalización, así como de quirófanos. No obstante, de las urgencias hospitalarias me ocuparé en otro de los artículos que escribiré en las siguientes semanas. Ahora solo quiero ocuparme de las listas de espera en la Sanidad Canaria.
También en ese informe sobre los inventarios que están haciendo sobre los que esperan, hay un apartado referido a la salud mental y se subraya que los recursos son insuficientes por la escasez de psiquiatras y porque los tiempos de las consultas se reducen.
Y si a esto le añadimos lo que dice la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Canarias, que lamentaba que hubiera pasado “un año más y que todo sigue igual”. Con esos datos añaden que “esta mejora ha sido mínima e irrelevante”. Todo esto nos lleva a que esto “no solo es una percepción de la ciudadanía”, sino algo corroborado al “ser de las peores en la espera para una consulta de Atención Primaria” y “donde más se espera por una consulta de especialista”.
Es posible que alguien diga que esta asociación, presidida por Guillermo de la Barreda, está influenciada políticamente. Sin embargo, han abordado este problema independientemente del partido que esté en el poder. Consideran que los principales problemas de los centros públicos son “la nula profesionalidad, por politización partidaria, de directivos y gestores”, junto con la “ausencia de transparencia informativa” y la “nula participación social y profesional”. Esto es innegable.
Ahora, desde la parte oficial, se avanza que se está desarrollando una aplicación que permita al paciente confirmar o rechazar una consulta con un especialista con antelación suficiente, ya que hasta la fecha esto solo es posible realizarlo por teléfono. Sanidad también plantea que los especialistas puedan pasar consulta fuera de su horario laboral en el marco del Plan Activa y de forma similar a lo que hacen los cirujanos. Y, por otro lado, estudia la colaboración público-privada para que se puedan derivar las consultas a un hospital concertado, como ya ocurre con las intervenciones quirúrgicas y las pruebas diagnósticas.
Esta nueva fórmula se puso en marcha en noviembre con los que tienen que acudir a los despachos de los profesionales especialistas y ha tenido unos resultados buenos. En concreto, desde noviembre se han anulado 1.310 citas y cambiado otras 1.346. Más de 2.600 consultas externas que iban a quedar desiertas han podido ser utilizadas por otras personas. Esto ha permitido reducir ese porcentaje de absentismo a casi un 75 %.
Hay muchos pretextos para explicar este apunte. Por ejemplo, el director del SCS, y viceconsejero de Sanidad, Carlos Díaz, apuntaba que este incremento se debe, en parte, a la alta demanda de consultas y al envejecimiento de la población, así como a un elevado absentismo de los pacientes. “A pesar del aumento en la actividad, con 124.000 consultas más que en 2023, los resultados no han sido los esperados”. La razón es que, como decía mi padre, hay excusa para todo.
¿Es lógico lo que se paga en impuestos, lo que se nos detrae en cada nómina para que nos encontremos con estos números? No, y mil veces no. Todo está relacionado con el bienestar social. Había un libro de Vincent Navarro, que se titulaba Bienestar insuficiente, democracia incompleta, en el que se habla de las cosas de las que no se habla en este país. Y ahí está recogido todo lo relacionado con la sanidad. Y se escribió en 2004.
En definitiva, es evidente que la sanidad en Canarias enfrenta problemas estructurales que requieren soluciones profundas y honestas para garantizar una atención de calidad a todos los ciudadanos, pero lo que no es menos cierto es que con estos resultados la opción triunfalista que nos presentan no es la idónea. Hacen falta más recursos, administrarlos bien y que sea efectivo porque, aunque hayamos crecido en usuarios, no es de recibo que tengamos que esperar hasta dos años para hacernos una prueba e insisto en que no voy a hablarles hoy de las urgencias que merecen un artículo en profundidad. Así que menos sacar pecho y colgarse medallas y más ver en qué están fallando.
* José MORENO GARCÍA
Periodista.
Analista de la actualidad.
Islas Canarias, 8 de febrero de 2025
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