EL MONÓLOGO / 253
Promesas de ladrillo
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Por Pepe Moreno *
Hoy voy a emplear este tiempo de monólogo del problema de la vivienda, un asunto que, desde hace tiempo, se ha convertido en un problema para todo el mundo. Ni se construyen ni el precio para de subir. En todos lados. Y es un inconveniente del que no se libra nadie. Hay multitud de excusas.
Desde las que se dan desde el ámbito institucional hasta las que encontramos entre los dueños de esas viviendas. Desde los que le echan la culpa a las viviendas vacacionales, a los que dicen que, entre el Gobierno central, los autonómicos o los ayuntamientos que no se encuentran ni profesionales que construyan viviendas ni suelo que las pueda albergar.
Se han hecho muchos anuncios con las casas que se iban a construir. Que si los cuarteles en desuso, que si el suelo público, que si las modificaciones de los planes urbanos… una suerte de excusas que no tienen parangón, porque nadie construye nada y los precios parecen imparables. En ese diagnóstico fatalista coinciden todos, los de la izquierda y los de la derecha: faltan viviendas.
En España estamos construyendo unas 90.000 viviendas al año, cuando haría falta, como mínimo, multiplicar ese ritmo de construcción por tres. La demanda y la población no dejan de crecer. ¿Y por qué no se construye más? Por varias razones, como la falta de suelo, como lo para toda la farragosa burocracia y que las competencias que tienen tres administraciones que impiden liberalizar suelo al ritmo necesario que demanda la población.
La segunda razón podría ser el encarecimiento de los materiales para una construcción, como pueden ser bloques de viviendas. En una economía como la nuestra, que está muy globalizada, las cadenas de suministros son sensibles a cualquier alteración geopolítica. Entre ellas podríamos nombrar el conflicto armado en Ucrania o la inseguridad que se vive en el Mar Rojo con las acciones terroristas que se llevan a cabo en sus aguas. Todo esto provoca el encarecimiento de los materiales y que ahora se tarda más en ese trayecto, además de utilizar más personal de seguridad para proteger carga, personal y embarcación.
La tercera razón estará en la carencia de falta de mano de obra especializada. Los jóvenes actuales ya no quieren ir a la obra. Antiguamente, en los años 2000 o posteriores, ser peón de obra parecía la mejor manera y la más rápida de ganar un buen sueldo. El hecho es que se ha roto el relevo generacional en la construcción. Ya no hay jóvenes que “jubilan” a otros de mayor edad en los andamios.
Todo esto sí, hablamos de obra nueva, pero si vamos al mercado del alquiler, el escenario es aún peor, porque las pocas medidas aprobadas por este gobierno revelan que se ha dejado capturar por la demagogia y el intervencionismo de su ala más radical.
Se ponen a señalar a los fondos buitre, cuando la inmensa mayoría de los pisos disponibles para el alquiler en España son propiedad de la clase media. Se trata de gente que aspira a redondear su pensión o su salario con una renta de alquiler, pero que no saca sus pisos a los portales inmobiliarios o que elige alquilarlos solo a turistas porque vive aterrada por la condescendencia gubernamental con los okupas.
Tampoco es una garantía cómo se trata al inquilino una vez que se queda en el piso sin pagar. Todo eso sucede en una época en la que el gobierno no transmite seguridad jurídica y respeto a la propiedad privada. Hay que imponer eso de la tolerancia cero con el que se queda en una vivienda durante todo el tiempo que sea, porque no puede pagar la mensualidad.
Y esto sucede por las razones que sean, porque ha perdido su empleo, o porque le pagan menos, o porque uno de los cónyuges gane menos… y eso se hace huyendo de los tópicos de figura romántica o de ese “buenismo” que impera. La persona en cuestión se queda en ese techo, pero no pensamos en el dueño que tiene que apechugar con todos los gastos, porque no puede desahuciar a los que ya no le aportan su pago.
A todo esto, tenemos que añadirle que el precio del alquiler en España está imparable en los meses precedentes. En nuestro país solo se está emancipando el 17 % de los jóvenes y algunos de los que lo hicieron en el pasado, están volviendo a casa de sus padres. Yo sé que algunos caseros suben sus alquileres por encima de lo estipulado, y no puede ser, pero también los hay que están incrementando sus precios en función de lo que asciende la cesta de la compra, el IPC, que es la medida por la que todo el mundo se rige.
La relación entre el alquiler turístico y residencial de larga estancia no a menudo resulta sencilla. Eso tampoco es ninguna novedad. La más relevante es que los alquileres vacacionales tiran efectivamente de los precios del mercado residencial al alza, llevándolos a crecer cerca de un 30 %.
Hemos visto en los últimos tiempos algunas decisiones de gobiernos autonómicos para regular esos precios. En Canarias la Ley de Ordenación Sostenible del Uso Turístico de Viviendas (LOSUTV), que ya ha entrado en el Parlamento, ha permitido que en apenas diez meses el número de plazas que ofrecen estos alojamientos se haya incrementado en un 25 % y que estas hayan sobrepasado ya a las plazas hoteleras de las siete islas: 274.556 frente a 251.308.
La oposición asegura que el Gobierno se limita a descargar responsabilidades sobre los ayuntamientos y que la tramitación ha generado un efecto llamada. El vice consejero de Turismo, José Manuel Sanabria, que pertenece al Partido Popular, niega esta posibilidad y añade que “el único efecto es la rentabilidad que ofrece este negocio”.
La consejera de Turismo y Empleo, Jessica de León, también del PP, añade que este texto admite que el crecimiento de la oferta vacacional “es una de las causas de disminución del potencial mercado de viviendas de carácter permanente y habitual”.
Es impepinable que la mayor o menor oferta de pisos turísticos influya en el mercado del alquiler. Por ejemplo, en un reciente estudio, los expertos comprobaron que, en los barrios, en los que el alquiler vacacional acapara más del 10 % del parque de viviendas, el precio de los arrendamientos de larga estancia “engorda”. Y lo hace en las zonas más afectadas, con mayor concentración de pisos para turistas. Ahí los importes de los alquileres crecen un 33 % más que si esas mismas moradas se situasen en otros barrios con un menor enfoque turístico.
Podemos afirmar que existe una correlación especial entre el precio del alquiler y la concentración de vivienda turística en todas las zonas. En Lanzarote, por ejemplo, el Cabildo es una de las dos instituciones que se ha adelantado a la aprobación de la ley de alquiler vacacional canaria y tras revisar todas las licencias de esta modalidad que se han dado en la isla en el último año, ya han retirado hasta 134, unas viviendas que han pasado ya a alquiler tradicional. Luego hay relación entre una cosa y otra.
Pero claro, el tema de la vivienda de alquiler social y las de protegidas no solo abarca el referido a las vacacionales. Canarias suspendió en construcción de vivienda pública entre 1991 y el 2024, periodo en el que se han construido alrededor de 31.000. Según datos del Ministerio de Vivienda, en la década de los 90 fueron más de 17.700, más de 11.000 en los 2000 y poco más de 2.500 en la década de 2010. Para abundar más, he estado buscando y en 2018, 2020, 2021 y 2023 no se construyó ninguna casa o piso por parte de la administración.
El sector público tiene que hacer su tarea, en eso coincidimos todos. Se puede buscar la intensificación de la construcción, pero hace falta que las administraciones públicas colaboren con la iniciativa privada en la tramitación de licencias urbanísticas y haciendo que las cesiones de suelo sean más ágiles. No puede ser que un promotor particular esté años para que le acepten una urbanización o unos bloques de pisos por mor de no tener un papel o que los funcionarios de ese departamento alarguen el tiempo de recepción. Ahora, con los controles que hay, los trámites burocráticos para obtener una licencia de obra pueden demorarse hasta tres años.
Más claro. Una familia puede haber comprado una parcela y solicitar la licencia de obra. Pueden pasar los años para que se la concedan, a pesar de que cuenten con suministros y con toda la documentación en regla. Denunciarán que esta tardanza les provoca problemas económicos y malestar psicológico. No tienen nada que hacer. Lo que iba a ser un gran proyecto, ahora mismo es una idea sin fecha de ejecución. Sea donde sea y arguya las razones que quiera o que haya escasez de hogares en su municipio. Nada acelerará su demanda.
Los promotores particulares, los constructores, ya han puesto una cifra encima de la mesa y dicen que en los siguientes años se necesita construir más de 100.000 viviendas en Canarias.
Ante este panorama, es imperativo que las autoridades actúen con diligencia para equilibrar el mercado inmobiliario y satisfacer la demanda de viviendas. La responsabilidad no solo recae en promotores y constructores, sino también en los gobiernos locales y autonómicos, quienes deben facilitar los procesos administrativos y garantizar que las normativas sean claras y efectivas.
Además de la construcción de nuevas viviendas, es fundamental promover políticas que incentiven el alquiler a largo plazo y regulen adecuadamente el alquiler vacacional. Estas medidas deberían contemplar incentivos fiscales para propietarios que destinen sus inmuebles al alquiler residencial, así como la creación de programas de apoyo a inquilinos de bajos ingresos.
Podríamos decir que hay que abordar la crisis de vivienda en Canarias desde un punto de vista multifacético que incluya tanto la regulación del alquiler vacacional como la promoción de la construcción y el alquiler de viviendas sociales y protegidas. Solo así se podrá garantizar un mercado equilibrado que ofrezca soluciones habitacionales accesibles para todos los ciudadanos, contribuyendo al bienestar y la estabilidad de la comunidad a largo plazo.
Sin embargo, no lo harán, porque hoy hay otros asuntos más llamativos. Hacen eso de relatar, como si no lo supiéramos, las circunstancias que se dan y explican, porque no saben hacer otra cosa, lo que harán, aunque nosotros no lo veamos. Mientras la gente se mata por un techo que los acoja.
* José MORENO GARCÍA
Periodista.
Analista de la actualidad.
Islas Canarias, 15 de febrero de 2025
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