EL MONÓLOGO / 262
Historia secuestrada y escondida

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Por Pepe Moreno *

 

 

Estamos en la Semana Santa, por lo que voy a referirme a un asunto sobre el que hace tiempo quiero escribir, nuestra fuerza en el Congreso de los Diputados, donde solo tenemos un voto, el de Cristina Valido, que es la única que no está supeditada a los partidos políticos que conforman el arte de hacer cosas posibles del Estado. Y como es un voto, pues esa es la consideración que tiene. Casi ninguna, solo cuando su voto es imprescindible.

 

No quiero calificar de “día histórico” lo que pasó el diez de abril en el Congreso de los Diputados, donde parecía que todos habían ganado. Demasiadas fechas legendarias tenemos ya en nuestro calendario como para señalar alguna más. Fue un día, como para recordar, si me lo permiten, pero calificarlo de singular, me parece mucho. Sobre todo, lo que hicieron algunos a los que en este momento le estamos solicitando una explicación.

 

Por eso hoy les quiero escribir sobre la momia que estará aparcada en un almacén del Museo Arqueológico Nacional y que no vendrá a Canarias, al menos próximamente, porque no quieren. Eso a pesar de que desde los años 70 se está pidiendo que estos restos, que se exhibían desde 2015, vuelva y sea expuesta en el Museo de Naturaleza y Arqueología de Tenerife, y más concretamente en su módulo de momias, que parece que reúne las características científicas necesarias para garantizar su conservación.

 

Estos restos llegaron a la Península como un regalo para el rey Carlos III en el año 1763, procedentes de una cueva del Barranco de Herques (o Erques), que está en el sur tinerfeño, entre Arico y Güímar. Podría proceder de un yacimiento en el que se encontraron más de mil momias guanches, apiladas y envueltas en pieles, la Cueva de las mil momias, que no se sabe si en verdad existió o es producto de la imaginación.

 

La localización exacta de este sepulcro se ha perdido en la memoria y existe un libro que habla de ella. La sitúa en ese barranco, pero nada se asegura sobre su veracidad. Las momias que salieron de ese lugar fueron repartidas en distintos museos del mundo y se sabe que algunas de ellas fueron destruidas, pero la que está en el Museo Arqueológico de Madrid es la que hoy concita toda la atención.

 

El Cabildo de Tenerife ha reiterado, en fechas recientes, que venga a la isla, con exigencia, los restos de este aborigen. Se trata de un varón, de unos 40 años, que fue enterrado por sus contemporáneos sin eviscerar, ni extraer el cerebro y que también conserva el pelo, la dentadura y las uñas. De ellos se han podido extraer muestras de ADN.

 

Este cuerpo, que se encuentra en excelente estado de conservación, ha sido objeto de estudios y ha ayudado a los expertos a comprender la cultura y antropología de los guanches, habitantes de nuestras Islas Canarias antes de la conquista española. Existe una constancia de que se realizaba este tipo de momificación entre los pobladores originarios de aquí, sobre todo en Tenerife y Gran Canaria, a través de documentos escritos de los primeros colonizadores, que describen los materiales usados, como por ejemplo la manteca procedente del ganado y de algunas plantas. El nombre usado por estos aborígenes para hacer referencia a sus momias era xaxos.

 

¿Y por qué está pasando esto? Por la reciente publicación de la carta compromiso sobre el tratamiento ético de restos humanos del Ministerio de Cultura, que conlleva la retirada de los restos humanos de las exhibiciones en museos estatales y que, ahora mismo, significa que los van a guardar en el almacén, lugar en el que poder seguir estudiando. Y lo que se está solicitando es que regresen a Tenerife, después de más de 260 años de su hallazgo.

 

Pero la cosa no es fácil, porque se han registrado hasta 7 peticiones oficiales entre 1990 y la actualidad. El último fue el pasado 20 de marzo de 2024, cuando en el Parlamento de Canarias aprobó una proposición no de ley (PNL) para instar al Gobierno español a que la momia regresase a Tenerife. Pero aún no ha sido posible.

 

Dicen algunos expertos, sobre todo si son de allende los mares, que más que una mera recuperación de patrimonio, este hecho supondría abrir una puerta hacia la reconciliación de los territorios con el pasado colonial. El propio Ministerio de Cultura anunciaba el pasado mes de enero una intención de revisar las colecciones de los museos nacionales, adoptando una visión más respetuosa con la historia.

 

Más allá de la polémica sobre el emplazamiento de esta fabulosamente bien conservada momia guanche, su importancia recae en la posibilidad de estudiar una cultura antigua originaria de aquí y que desapareció progresivamente tras la llegada de los españoles. Podríamos comprender a los que hoy dicen que no se pueden exhibir restos humanos en los museos, pero aquí estamos hablando de un cuerpo que fue preparado para ser conservado y que su sitio no es el almacén de un museo, fuera de todo contexto y escondida.

 

Es posible que algunos entiendan que tampoco son unas vitrinas con un estricto control de temperatura, humedad, medidas antiincendios, cristales especiales antirrobos, sistema de protección de parásitos, etcétera, pero estaría expuesta al público de su isla. En la sala en la que hoy están una veintena de ellas, completas y parciales, y que conforman una visión de lo que fue la vida y la muerte antes de la conquista castellana.

 

En los dos museos canarios que existen en la actualidad se muestran restos guanches, entre momias, cráneos y huesos, y tienen en el almacén elementos esqueléticos que son tratados con el máximo respeto y no suponen una ofensa para ningún grupo étnico ni religioso. Cumplen de esta forma con un objetivo de investigación para todos los que acrediten en su condición y son signos para conocer la vida que tenían los aborígenes de aquel entonces y se han convertido en la pieza clave para saber algunas de las técnicas que utilizaban.

 

Los directores canarios de ambas exposiciones se muestran contrarios a que se oculten en un almacén esta momia y los dos estarían dispuestos a exhibirlas en sus dependencias. Quizás lleve tiempo la devolución, porque podría desencadenar una oleada de reclamaciones de varias comunidades autónomas, ya que la carta de Urtasun, de no exhibir restos, afecta a nada menos que 14.845 despojos de muy variada etiqueta y simbología, pero hay que volverlo a intentar.

 

Sé que, en tanto en el Museo de la Naturaleza y la Arqueología (MUNA), cuyo director es Conrado Rodríguez, como en el Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria, dirigido por Diego López, acogerían esta pieza importantísima del pasado isleño. Ellos han sido contundentes al decir que nada se va a ocultar de nuestra historia y que no están de acuerdo con la carta del ministro ni con la retirada de los restos porque entienden que lo que se respira en esas salas es respeto, devoción y admiración por lo que hacían nuestros antepasados. He visto, con esos sentimientos, las más de 500 calaveras y la docena de momias que exponen y siempre me he hecho las preguntas de cómo vivían, qué comían o cómo eran los parajes por los que transitaban, tan diferentes a los de hoy.

 

Da la impresión de que la política lo abarca todo y que lo dicho por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, anunciando que se retirarán todos los restos humanos expuestos, se debe a una reflexión ética. Dice que está acorde con el debate que se está dando a nivel internacional sobre si se debe o no exponer restos de personas fallecidas. Por eso ha ido al almacén la momia guanche y de esta manera se ha producido ese debate de si la pieza expoliada debe volver a Tenerife.

 

Todos los partidos políticos, menos Vox, consideran que la momia debe volver a casa o que no se pueden permitir decir lo contrario, conocedores como son de que es un asunto que se ha tornado en símbolo de una lucha social por la descolonización en todos los ámbitos y por la búsqueda de una relación histórica entre Canarias y Madrid.

 

En las salas de los museos canarios se tiene la impresión de que el tiempo se ha detenido y eso me atrapa. No encuentro, debe ser que me apasiona todo lo relacionado con el pasado, el morbo ni otras intenciones malignas. Voy buscando fuentes que aporten conocimientos sobre lo que pasó y por qué hemos llegado a esta situación. Nunca miro los restos de los antepasados con otros ojos que no sean de la historia y siempre defenderé que estén expuestos.

 

Todo sirve para que vaya conociendo eso que llaman la cultura antigua, y me imagino o estudio cosas relacionadas sobre la dieta que seguían, cómo se organizaban en aquella sociedad, cómo era su estructura social, o cómo se relacionaban entre sí. Me sirve de terapia y me imagino cómo trataban las heridas, si eran violentos y otros aspectos que hoy se desconocen de la vida de los aborígenes. Gracias a algunos estudiosos como Tejera Gaspar, Lobo Cabrera, Pablo Atoche, Fernando Bruquetas, Luis Morote, García Talavera, Elisa Torres, Carmen Romero, María de los Reyes Hernández, entre otros que han logrado que despierte en cada uno de nosotros la curiosidad de saber algo más sobre el pasado de las islas y sus gentes.

 

La diputada canaria Cristina Valido lo ha calificado de “colonialismo cultural” y la presidenta del Cabildo, Rosa Dávila (CC) insiste en que es un “símbolo” de la cultura aborigen de Canarias. Su vicepresidente y consejero de Turismo, Lope Afonso, que afirma que “lo que tiene que hacer el ministro, es devolverla y poder seguir trabajando en el conocimiento, el análisis y la investigación de la población prehispánica”.

 

El director general de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, Miguel Ángel Clavijo, ha señalado que entiende como “desinterés manifiesto y falta de respeto a esta legítima reclamación del pueblo canario”. O para el doctor en Prehistoria Universal Jonathan Santana, que está convencido de que “es el momento adecuado para devolver la momia guanche a Canarias” e incluso la filósofa canaria María J. Guerra, en este contexto explica que “el debate sería sobre su exposición o exhibición. Hacerlo con respeto marcará la diferencia”.

 

Todos estos argumentos podrían valer para traer la momia a Tenerife, pero nos falta la fuerza que dan los votos. Ahora mismo es una discusión en papeles y no hay manera de que se tome una decisión. ¿Hasta cuándo?

 

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

Islas Canarias, 19 de abril de 2025

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