EL MONÓLOGO Nº033
Abandonaditos

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José Moreno García *                                                   

 

Tengo que empezar este monólogo dándole la razón a varios lectores, entre ellos a Benicio Alonso, que decían que no confiaban en que ni siquiera nuestros problemas con la inmigración los fuera a solucionar la ministra Carolina Darías que, con su pedigrí canario, iba a poder llevar a cabo las soluciones necesarias para que hubiera una salida digna al tema de las personas migrantes que se hacinan en el mal llamado campamento de Arguineguín. Un sitio sobrepasado por los acontecimientos, en el que malviven casi dos mil personas, en ocasiones superando ese número, y en unas condiciones vitales rayanas en la miseria.

 

No ha sido posible. A lo largo de esta semana vivida hemos visto como “alguien” abría la valla y dejaba salir a más de doscientos migrantes sin más miramientos que el de buscar un alivio en el número y en las circunstancias de un espacio en el que las convivencias son extremas. Ni los magrebíes aguantan a los subsaharianos, ni las vivencias son las propias de unas personas que se ven obligadas a convivir.

 

Hemos vivido muy intensamente estos últimos días una nueva visita ministerial y la concreción del Plan Canarias, presentado por Carolina Darías, que creímos traería esa tranquilidad que estamos buscando en materia de inmigración. Pero tampoco ha llegado esa serenidad porque el responsable de Interior, el exmagistrado Grande-Marlaska ha venido a decirnos, desde Marruecos nada menos, que los que lleguen aquí se quedarán y que no habrá derivaciones masivas de gentes sin papeles. Que las Islas Canarias no van a ser el coladero de los que lleguen de forma ilegal y que se quedarán aquí o que serán devueltos a sus países de origen. Por todo ello estamos asistiendo a un encrespamiento de actitudes.

 

A lo largo de esta última semana se ha abierto la valla de salida de Arguineguín liberando a dos centenares de migrantes, quizás para que tomara cuerpo la declaración del ministro, realizada en sede parlamentaria, de que estas personas “no están más de 72 horas retenidos”. Todavía no se ha explicado ni se sabe quién gritó aquello de “pa fuera, pa la calle” a los que estimó conveniente. Bien es cierto que así no se hacen las cosas y menos la de la legalidad, pero todo tiene un punto y aparte y ese “alguien” lo hizo.

 

Todo esto ha traído el refuerzo político de Onalia Bueno, la alcaldesa de Mogán, quien para hacer su papel y convertirse en la “Juana de Arco” de su isla ha estado permanentemente atenta a lo que sucedía y el día de la apertura de puertas del campamento puso las guaguas necesarias para trasladar a los inmigrantes hasta la Plaza de la Feria, que es donde está la Delegación del Gobierno, y, de este modo, pasarle el problema a Anselmo Pestana que se vio más pillado que la Pantoja en Cantora y sin saber cómo reaccionar, porque él es una persona que se debe a sus jefes, que no se gobierna solo y que necesita de una jerarquía que le diga lo que debe hacer.

 

Y ya la tenemos liada, con unos inmigrantes más perdidos que Heidi en el día de la madre o un cura en El Hotelito, y unas autoridades canarias que no tienen competencia en la materia o unos delegados del Gobierno central que no encuentran a nadie en los teléfonos de rigor. Pero mientras, hemos tenido a dos centenares y pico de personas dando vueltas, sin saber qué hacer. Unos optaron por coger un barco hasta Tenerife para pillar un transporte a la Península y otros por quedarse ante la Delegación del Gobierno con el propósito de conseguir unos papeles de los que carecen. Esperaron ante el consulado de su país -el de Marruecos, que está casi al lado- y así poder salir de un enredo burocrático que les trae angustiados y con estupor.

 

A lo largo de estos días hemos comprobado que se puede viajar entre Gran Canaria y Tenerife, sin papeles, pero no entre cualquier isla y la Península que compone el mismo Estado. Nos han dado explicaciones peregrinas, poco creíbles y sin fundamento que hablan de controles aleatorios o de la necesidad de tener pasaporte para ir al territorio continental. ¿Y por aquí? ¿no son necesarios esos papeles? Preguntas que han tenido respuesta en las declaraciones de Grande-Marlaska y que como es habitual en él, se esconde tras la UE para asegurar que «las políticas migratorias son del conjunto de la Unión Europea y no solo de España», pretexto para decir no a las derivaciones de migrantes.

 

El ministro dijo que “cuando se habla de traslado a la península, hay que luchar contra la emigración irregular, y evitar que se establezcan vías de entrada irregular a Europa». Con lo cual no se si Canarias es Europa o no, o el ministro nos considera fuera de ella, o su conocimiento geográfico nos lleva a aquel recuadro que se ponía en los mapas de España para colocar a estas ocho islas.

 

Pero nada aclaró en su comparecencia pública sobre si ha habido acuerdo con Marruecos para la repatriación de inmigrantes desde Canarias. No contestó a nada, pese a ser preguntado en varias ocasiones tras la entrevista que mantuvo con su homólogo marroquí, Abdeluafi Laftit. El ministro se limitó a alabar la cooperación de Marruecos en materia migratoria. En su circunloquio definió la reunión como una forma de «adaptar nuestra política a la circunstancia concreta de la pandemia», pues, según él, la pandemia trastocó la realidad tanto de los flujos migratorios como de la lucha por combatirlos. ¿Lo entendieron? Pues eso.

 

En definitiva, unos vinieron para anunciar la creación de 7.000 plazas de acogida a los migrantes, otros fueron a Marruecos para desde allí comentar que no habrá derivaciones de Canarias a la Península y en medio tenemos al presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, desgañitándose para que no nos convirtamos en islas-cárceles. El presidente, en un tono de enfado como nunca, cabreado por lo que le transmitían, llegó a decir que «Canarias se revira, se rebela. No aceptamos que Canarias se haga cargo del 100% de las personas llegadas a las islas. Es una buena noticia que otras administraciones se comprometan a un reparto solidario», al tiempo que mostraba su oposición frontal a quienes pretende eliminar las derivaciones y repatriaciones.

 

Por eso hoy no estoy tan positivo como la semana pasada. Por eso creo firmemente que estamos abandonaditos y que nos hemos acostumbrado. Estamos parados, sin saber qué hacer. Decía la diputada Oramas días atrás en el Congreso que «no tenemos capacidad de acogida, 6.000 personas en hoteles. No hay trabajo, no hay comida, ¿somos España, somos Europa o es que Canarias debe contar con un partido independentista y resucitar el MPAIAC para que este Gobierno le haga caso?». Son palabras duras, pero sin respuesta. La última solución la conocimos ayer. Alojar a los que vengan en carpas, pero nada más. ¿Estamos abandonaditos o no? Usted mismo.

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

La Laguna (Tenerife), 21 de noviembre de 2020.

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