EL MONÓLOGO Nº061
La Laguna, anquilosada
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Pepe Moreno *
La ciudad de La Laguna avanza a un ritmo muy lento. Estamos ya en la mitad de la legislatura y los asuntos más llamativos siguen estancados, sin que nadie haga algo por remediarlo. El único avance que se ha producido está situado en Las Chumberas, una barriada que llevaba mucho tiempo esperando por un desalojo y por la piqueta que, por fin, apareció y cuyas obras se llevan a cabo con una pachorra propia de una administración que hace las cosas despacio, como todo lo que procede de un palacio administrativo. Del resto, no hay nada que nos indique que los asuntos de siempre se hayan desbloqueado o que hayan tomado algún tipo de iniciativa en beneficio de los laguneros. Es más, podría decirse, por ejemplo, que la movilidad urbana se ha complicado en niveles que rayan el exceso.
Circular por La Laguna se ha convertido en un sin sentido que pone de los nervios a los conductores y que requiere de unas dosis de paciencia que nunca se han tenido. El cierre de la calle Heraclio Sánchez ha provocado que la avenida de La Trinidad sea la única vía para poder conectar a las dos partes del casco. Han cerrado, en sentido ascendente, la conexión con La Milagrosa y obligan a los conductores a realizar un rodeo para poder llegar a la Calle del Agua o a conectar con la Vía de Ronda. ¿Le importa algo al alcalde o al grupo de Gobierno? Parece que nada o poco. La mayoría que gobierna ese Ayuntamiento están más pendientes de darse los “me gusta” a acciones publicitarias que a procurar un gobierno en beneficio en bien de la sociedad.
Desde hace semanas cortan la calle San Antonio, los sábados y domingos, entre las 12 de la mañana y las 12 de la noche, para que el único local de restauración de esa vía pueda colocar dos mesas en el asfalto. De esta forma, los que quieren salir hacia la autopista en dirección a Santa Cruz o los que quieran ir a San Lázaro o San Benito tienen que dar un rodeo enorme. ¿Les importa a las autoridades? Poco o nada. La medida, que podría tener su comprensión cuando los niveles de restricciones impedían la apertura de interiores en los bares y restaurantes, ha seguido llevándose a cabo ahora que esas mesas en los locales pueden albergar a comensales. Me confirman desde la alcaldía de La Laguna que “hasta que se levanten totalmente las restricciones de aforo en los interiores, seguirán cerrando la vía”. Así pues, todos los que tengan que circular por la parte alta de La Concepción serán desviados para que alguien presuma de terraza por encima de la necesidad de una vía de alta concentración de tráfico.
Otros proyectos de La Laguna, los que hacen que la ciudad progrese seguirán esperando. Nadie sabe nada del futuro de la Plaza del Cristo, si existe un tiempo para darle algún cometido que no sea el de un lugar que no tiene un cometido definido. O el proyecto de un Mercado en condiciones y no de una carpa gigante, que era una solución provisional, y que con el paso del tiempo se ha convertido en una instalación con pinta de permanente y que hoy no se merece una ciudad que tiene el título de Patrimonio de la Humanidad, pero solo para algunas cosas.
A lo largo de los últimos días hemos visto cómo se han sucedido las ideas y los anuncios, sin que hasta la fecha nadie haya hecho algo en el que se vislumbre un cambio. En junio de 2012 un equipo de arquitectos ganó un concurso internacional de ideas con un proyecto. Pero nunca más se supo. Lo que debería ser un punto neurálgico, el lugar en el que abastecerse de productos locales de todo tipo, sigue con la consideración de provisional, un hecho que se remonta, por poner fechas y tiempos al 11 de diciembre del año 2007, fecha en la que se abrió la actual estructura de emergencia hecha de carpas en la plaza del Cristo.
Antes de comenzar a construir el futuro mercado hay que realizar labores en el barranco de La Carnicería, que fue el causante del derribo del anterior, y para eso aún hay que esperar a que se adjudique la obra y que se ejecute, un plazo no inferior a cuatro años, por lo que en este mandato de la actual Corporación no va a ser posible que la Ciudad de los Adelantados cuente con una recova en condiciones ni que esa instalación vuelva a ser lo que fue. La Laguna tenía un mercado muy bien considerado, con clientes orgullosos y comerciantes honestos que habían conseguido que esa instalación comercial se considerara un icono. Hoy los compradores han huido y los que conservan sus puestos sufren de una crisis que se ha agravado con las restricciones de este tiempo de pandemia.
Hace poco leí en un periódico local que el proyecto que ganó el concurso internacional en 2012, encabezado por los arquitectos Carlos de Luxán y Almudena Peralta, tendrá que ser modificado e incluso que se tendrá que contratar uno nuevo para adaptar el diseño a las nuevas necesidades y el propio alcalde lagunero, Luis Yeray Gutiérrez, apuesta por un nuevo concurso pues el anterior entiende que se ha quedado obsoleto. Ahora resulta que con el presupuesto aprobado se podría contratar una consultoría que se encargaría de recoger las necesidades y demandas de los comerciantes y todos los requerimientos que se han ido realizando estos años para incorporarlos al nuevo proyecto. Es decir, ahora mismo no hay nada y todo se tendría que hacer de nuevo.
En estos momentos se están invirtiendo unos 40.000 euros en labores de mantenimiento y conservación que ofrezcan las mayores garantías y en las que trabajan operarios municipales para reforzar la seguridad de una instalación provisional que se levantó para que no durara más de cinco años y ya han pasado 14. Ha pasado demasiado tiempo para una estructura de metal y plástico que presenta un mal estado. ¿De verdad creen que esto es una prioridad para este grupo de Gobierno?
Y luego tenemos lo que han hecho en la calle Heraclio Sánchez, una vía principal para salir hacia la antigua Delgado Barreto, que hoy creo que se llama Pedro Zerolo, y que han convertido en peatonal a la fuerza. Han pintado el asfalto y con ello creen que han hecho la obra de la legislatura. Fue en los primeros días tras el confinamiento cuando hicieron una especie de terrazas encerradas entre bloques de aparcamientos.
La concejala de comercio ha anunciado que todas las actuaciones previstas incluyen la señalización horizontal y vertical permanente de la vía y con mejoras estéticas que ha sugerido la ciudadanía a través de encuestas y peticiones. En eso se han empleado en profundidad, han lanzado notas de prensa e incluso se han prodigado en fotos y presencias. Y muchos “likes” en las redes sociales y más frases dándose el ánimo necesario por haber afrontado tamaña operación. ¿Pero que han hecho? Nada, pintar el asfalto y hacer como que hacen.
Lo que pasa es que el lagunero no encontró en los anteriores los ímpetus necesarios para acometer las grandes obras que se necesitan, ni tampoco en estos que ya llevan dos años. Ni se sabe qué será de la prolongación del tranvía hasta el aeropuerto de Los Rodeos, ni de la ampliación de la Vía de Ronda, ni de la construcción de viviendas sociales, ni de qué hacer por mejorar en La Cuesta-Taco, ni como modernizar las infraestructuras de Finca España y de un largo etcétera de proyectos que siguen esperando por una Corporación que vegeta en unas Casas Consistoriales en las que parece que el tiempo les atrapa.
Es cierto que este tiempo de pandemia ha traído otras formas de hacer las cosas, pero uno esperaba algo más de unas gentes que en la oposición parecían que tenían ideas y ganas de sacar del ostracismo a La Laguna que los anteriores gobernantes habían sumido en la depresión. Hoy parece que están más empeñados en hacernos ver que hacen algo que en verdad hacerlo. Nos presentan infografías de futuras pasarelas que parecen de ciencia ficción más que obras que mejoren la convivencia y el tráfico de una ciudad moderna y con proyectos de vida.
Desde el año pasado se espera por el anteproyecto de trazado y construcción de la denominada circunvalación de La Laguna, y que serviría para desahogar el tráfico de la TF-5, a través de una nueva vía que rodeará el casco lagunero por un lateral del aeropuerto de Los Rodeos. Hace un año anunciaron que en un Consejo de Gobierno se aprobaría y que tendrá una capacidad para 80.000 vehículos, y «con el menor impacto ambiental, ya que es la alternativa con más baja afección sobre el territorio e irá soterrada en un 70%, aproximadamente». ¿Se lo creen o será otro anuncio que dormirá el sueño de los justos?
Y así podríamos seguir enumerando más y más cosas que se quedan en el limbo del papel, con bonitas y lustrosas presentaciones sin que nunca veamos su ejecución. Lo que sí hacen es tomar decisiones que perjudican a miles de ciudadanos y que favorecen a unos pocos.
Y el tiempo pasa y La Laguna seguirá sumida en una desconsideración de la que cada vez será más difícil sacarla, pero es igual, mientras tengamos las pinturas en el asfalto de Heraclio Sánchez o las mesas en la calle de San Antonio, lo demás no importará. Ni siquiera que el mercado lagunero sea el emblema de la desidia.
* José MORENO GARCÍA
Periodista.
Analista de la actualidad.
La Laguna (Tenerife), 5 de junio de 2021.
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