EL MONÓLOGO Nº085
En el nombre de una calle
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Por Pepe Moreno *
Hoy escribo este Monólogo con cierta sorpresa rayana en la indignación a causa de una decisión del gobierno municipal de La Laguna. La cosa no tendría mayor importancia si la imaginación no me llevara a ver otras cosas en las que se mezclan los deseos de una clase gobernante y la posibilidad de que alguien farde a cuenta del poder que tiene o ejerce. Y eso me revienta. Les cuento. Ayer los vecinos de una calle que ya han tenido varios nombres que poner en su dirección recibieron una carta, con matasellos oficial del Ayuntamiento, en la que les informaban que, y cito textualmente:
“el Excmo. Ayuntamiento Pleno, en sesión ordinaria celebrada el 11/11/2021 en el punto 5 del Orden del Día adoptó el siguiente acuerdo:
“Rotular la Vía transversal de las calles Maya y Juana La Blanca, denominada actualmente calle Maya (transversal 1ª Izqda.) que pasa a denominarse “Concejal Alberto Cañete del Toro” y se adjunta detalle del plano. Firmado por el director de Presidencia y Planificación, Ceferino José Fariña».
Es decir, le otorgan una calle al que fuera concejal de ese Consistorio durante poco más de un año, porque, desgraciadamente el citado fue elegido en las últimas elecciones, las celebradas en 2019, y murió de manera repentina el 12 de octubre de 2020 en el ejercicio de su cargo. Alberto Cañete era octavo teniente de alcalde y concejal de Educación, Juventud y Desarrollo Local, incluida en el área de Bienestar Social y Calidad de Vida. Este hombre fue concejal, que es el título que precede a su nombre en el otorgamiento de la calle, desde el 16 de junio de 2019 hasta el 12 de octubre del año siguiente y ya da nombre a una vía de la ciudad.
He indagado un poco en la vida de Alberto Cañete y destaca que fue un cantante, compositor, militante de IU, pero como concejal las notas que nos ofrece Google son más bien escasas. Una reunión para informar de las clases extraescolares que ofertaba el Ayuntamiento de La Laguna y poco más. Bien es cierto que le cogió lo del confinamiento, luchar contra una pandemia y verse en medio de una Corporación que estaba llegando y casi aprendiendo lo que era gobernar, porque antes se habían producido 26 años en los que Coalición Canaria llevaba el bastón de mando de la ciudad universitaria. Pero de ahí a que hoy ya tenga una calle, va un gran trecho.
En esa calle vive un alto cargo de la formación a la que pertenecía quien ahora le da nombre. ¿Tendrá algo que ver esto? No sé, la verdad, pero si es así a todos nos puede parecer que todo aquello por lo que abogaban ha sido abandonado. Llegaron con el mensaje de que se habían acabado los privilegios de los que gobernaban, que todos éramos iguales en la sociedad y que se había acabado la casta. Parece que una nueva clase ha aparecido y nadie lo ha notado.
Esa calle ya ha tenido varios nombres. Primero fue “Pasaje La Dama” nomenclatura con la que se otorgaron las primeras licencias, pero que tuvo que cambiarse porque ya existía otro en el mismo término municipal. Incluso el único vado que hay, se concedió bajo ese nombre. Luego fue “Angelito el Zapatero”, que dicen que fue un luchador, de lucha canaria, muy conocido en su época, pero nunca se llegó a rotular porque la familia no estaba de acuerdo y quería que figurara el nombre completo más que el apodo. Como no llegaron a entenderse, la Corporación optó por llamarla como la conocíamos en la actualidad. La Comunidad de Vecinos, la única que existe en esa calle, pidieron en reiteradas ocasiones al Ayuntamiento que le diera nombre, pero nunca hubo tiempo ni ganas de hacerlo. Lo cierto es que ahora es cuando reciben una misiva oficial con la noticia.
He estado mirando la biografía de Alberto Cañete y destacó como cantante, pero no por su fama, sino por su dedicación a ello. También he visto algunos artículos laudatorios, como casi siempre que se escriben a modo de necrológicas, en los que hablan incluso de su lucha en la transición. Y aquí me he parado. Alberto murió con 59 años en el 2020, luego su nacimiento tuvo que ser en 1961 y consultando la Wikipedia da por fecha para el comienzo de la transición el 20 de noviembre de 1975 tras el fallecimiento del dictador Francisco Franco y la consiguiente proclamación de Juan Carlos I como rey de España dos días más tarde. No obstante, algunos autores adelantan la fecha de inicio de la transición al 20 de diciembre de 1973, fecha del asesinato del presidente Carrero Blanco, dada la importancia que este tenía en la estructura del régimen y el impacto que tuvo su desaparición, que propició diversos intentos de reforma para asegurar su subsistencia tras la muerte de Franco. Incluso alguno lo retrotrae a la aprobación de la Ley Orgánica del Estado en 1966.
Bueno, vamos a dar por buena la de 1975. ¿Cuántos años tenía por aquel entonces Alberto? Serían 14 o 15 ¿tiempo para meterse en política? ¿ya corría delante de los “grises”, que es lo más socorrido que tienen algunos para explicar que estaban allí? Me da que era muy joven para ello. Pero vayamos al tiempo que media entre el principio y el final, porque mientras que para el inicio de la transición existe cierto consenso, no ocurre lo mismo con cuando acaba. Algunos historiadores dicen que la Transición política acaba con la celebración de las primeras elecciones democráticas el 15 de junio de 1977. Ahí tendría nuestro protagonista unos 16 ó 17 años y con esas edades, en ese tiempo, muy pocos se jactaban de carreras políticas, eran más bien los tiempos de los militantes con historia, jóvenes, pero no tanto.
Otras fuentes consultadas retrasan el final de este periodo político hasta la aprobación de la Constitución en diciembre de 1978, momento en el que consideran culminado el proceso de transición institucional desde un régimen dictatorial hasta otro democrático y constitucional. Con 18 años, nuestro protagonista ya debería tener un bagaje y ser conocido en determinados ambientes, pero no aparece en ninguna crónica de la época. Incluso hay quien prolonga algo más el período, hasta la celebración de las primeras elecciones celebradas conforme a la nueva ley fundamental en marzo de 1979 o al intento fallido de golpe de Estado de febrero de 1981, por entender que hasta entonces habría estado vigente la amenaza golpista por parte de un sector del Ejército. Seguimos en las mismas y con las dudas a flor de piel. Es posible que ya tenga un nombre como cantautor o como cantante/protesta, muy en boga en aquel tiempo, lo que no es demasiado mérito porque sí que estaban en esa onda gente como Juan Carlos Senante u otros que protestaban con unas letras de canciones en las que se detallaba la dura vida de un pueblo que se debatía para poder comer o ejercer sus derechos.
Pero es que, según he rescatado de la noticia publicada en El Día, y firmada por Juan Antonio Medina, “en su biografía resalta haber sido un destacado cantautor y sobresaliente integrante del colectivo que rescató e impulsó el movimiento musical en la Isla durante la Transición”. Es decir, como cantautor, no como político e insisto en que debemos enmarcar el tiempo y la edad que tenía Alberto Cañete en ese entonces. ¿Es factible con estas fechas y con esa edad?
Los jóvenes de esa época no eran como esta de ahora y desde luego tener 16 años era más un hándicap que una virtud. Por tanto, este asunto de luchador político en esos años me sugiere alguna duda, porque lo viví, y es que uno es un poco más mayor y se acuerda de estas cosas.
Insisto en que espero que esto no tenga que ver con la residencia de un alto cargo del Ayuntamiento, con lo de haber conseguido que le dieran el nombre de la calle a uno de sus correligionarios ni que esté henchido de poder. No fueron elegidos para ello. Lo fueron para hacernos a los laguneros la vida mejor, para que la ciudad fuera más vivible, para que haya menos pobreza, para que los desfavorecidos tengan quien los pueda oír y ayudar, para luchar contra las injusticias y para que el progreso sea algo más que una palabra que va unida a la izquierda. Con todos mis respetos hacia el señor Cañete, estoy seguro de que en la historia de La Laguna hay gentes que llevan años para ser homenajeadas y que aún esperan por ello, que reúnen muchos más méritos, que no han sido reconocidos, y que en el pasado contribuyeron a la historia del municipio y nunca han tenido esa proyección pública que les da figurar en el callejero.
Sigo sorprendido y algo enfadado. Desde que pongan la placa de la calle tendremos que poner esa dirección en la correspondencia, pero seguiré teniendo la duda de si la decisión final correspondió a un acto de ejercicio de poder, a no entender la importancia de lo que vale darle nombre a una calle o a la imposición de un empeño.
Posdata del artículo. No pongo el nombre del alto cargo por responsabilidad, no por miedo. No quiero que por este artículo se sepa quién es y dónde reside.
* José MORENO GARCÍA
Periodista.
Analista de la actualidad.
La Laguna, 20 de noviembre de 2021.
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