El Pueblo y su Ejército

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Eligio Hernández Gutiérrez *

 

 

La celebración en Canarias del Día de las Fuerza Armadas – DIFAS 2025, constituye un acontecimiento histórico sin precedentes. Culminó, tras el brillante y emocionante desfile militar, con un acto en el Parque Marítimo de Santa Cruz de Tenerife, en el que el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, en un magnífico discurso, destacó la trascendencia histórica del día, cerrando el acto S.M. el Rey Felipe VI, que improvisó una intervención a la altura de las circunstancias, exaltando el agradecimiento al pueblo canario y su unión a la Corona y a España.

 

Tuvo el detalle de destacar el ingente trabajo del teniente general Julio Salom, jefe del Mando de Canarias (MCANA), que fue el artífice de la organización, con su equipo de jefes y oficiales, de todos los actos cívico-militares de la semana dedicada a las Fuerzas Armadas. En realidad, el pueblo canario tenía méritos inigualables para que se celebrara en estas islas el Día de las Fuerzas Armadas, pues el pueblo canario unido al Ejército ha protagonizado heroicas gestas históricas parangonables a la del dos de mayo de 1808 en la guerra de independencia.

 

El pueblo canario, a partir de la conquista de Tenerife, ha defendido con las armas, heroicamente, la españolidad de Canarias, entre otras, en estas dos ocasiones:

 

1.- Hace 415 años la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria fue atacada, saqueada e incendiada por la armada holandesa del almirante Pieter van der Does. Entre los días 26 de junio y 8 de julio de 1599, la potente flota de los Países Bajos, con 74 embarcaciones y 12.000 hombres -entre tripulantes y soldados- lograron poner pie en la bahía del puerto de las Isletas (hoy llamado de Las Palmas o La Luz), en lo que pretendía ser el principio de la invasión de la isla de Gran Canaria y, a partir de ella, de las seis islas restantes.

 

El esquema de ataque de Van der Does era apresar a las autoridades y organismos de la isla para asegurar el dominio político de Gran Canaria y, a partir de ahí, utilizar este territorio como plataforma para extender la soberanía holandesa sobre todo el Archipiélago. La población de la ciudad sumaba entonces apenas 5.000 habitantes y toda la isla no superaba los 15.000. Las fortificaciones, como la muralla que la rodeaba o el castillo de Las Isletas, eran «escasamente válidas», narra Rumeu de Armas.

 

Después de reiterados intentos y reñidos combates contra las fuerzas holandesas, el desembarco comenzó cuando el almirante dirigió sus cañones a tierra. Perdieron la vida 1.000 soldados, hubo cerca de un centenar de bajas españolas y el gobernador resultó herido de muerte (falleció el 20 de agosto). Con Las Palmas tomada y en estado de saqueo, la capital se trasladó temporalmente a la Villa de Santa Brígida, en el interior de la isla. Hasta allí también se había replegado la población y las autoridades.

 

Cuando se internaron en el frondoso bosque de árboles, acebuches y mocanes de Monte Lentiscal, a las puertas de Santa Brígida, una pequeña guerrilla isleña, formada en su mayoría por milicianos canarios, los abatieron, cortando en seco su avance en el cerrillo del Batán. Los que quedaron vivos se marcharon en desbandada. «La retirada de los holandeses sin orden ni concierto, tuvo como precio un reguero de muertos».

 

Los canarios cayeron sobre la compañía holandesa bajando por peñas y riscos, saliendo a su encuentro sin piedad. Cundió el pánico en las filas holandesas, agotadas, además, por el calor. Van der Does ordenó la salida de Las Palmas, no sin antes prenderle fuego. Iglesias, conventos y edificios públicos fueron pasto de las llamas, y el 4 de julio los holandeses regresaron a sus navíos entre columnas de humo. La escuadra holandesa fue derrotada en la que ya se conoce como la «Batalla del Batán». Estos días el Ayuntamiento de Santa Brígida ha celebrado, junto con el Regimiento Infantería Canarias-50, el 415 aniversario de la gesta.

 

2.- En 1797, la Pérfida Albión, fue humillada por el general español Antonio Gutiérrez de Otero, con una concluyente victoria ante su más importante héroe de los mares, el entonces contralmirante Horacio Nelson. Con la toma de Las Canarias, el Imperio Británico seguramente hubiera adelantado 100 años la caída del Imperio Español.  El control de esta gran plataforma estratégica, hubiera permitido a Gran Bretaña asegurarse sus intereses económicos en el Nuevo Mundo y en la costa oeste de África. En julio de 1797, la Royal Navy a las órdenes de Nelson, se presentó en Tenerife con 9 navíos de guerra bien artillados y 3.700 soldados armados hasta los dientes.

 

Sus intenciones era conquistar las Islas Canarias.  La operación militar iba a ser un simple paseo militar, tal era la arrogancia de Nelson.   Pero la determinación y heroísmo de todo el pueblo tinerfeño, liderado por el General Antonio Gutiérrez de Otero, terminó con la arrogancia británica y con el brazo derecho del contralmirante Nelson en el fondo de la bahía de Santa Cruz de Tenerife. Gutiérrez logró coordinar eficazmente, en muy poco tiempo, un heterogéneo grupo de soldados regulares con indisciplinados pescadores, labradores y artesanos.

 

El impecable desfile marcial recobró el hondo significado de las frases de don José Ortega y Gasset en su libro, la “España Invertebrada” de imprescindible lectura. “Medítese un poco sobre la cantidad de fervores, de altísimas virtudes, de genialidad, de vital energía que es preciso acumular para poner en pie un buen ejército. ¿Cómo negarse a ver en ello una de las creaciones más maravillosas de la espiritualidad humana? La fuerza de las armas no es fuerza bruta, sino fuerza espiritual. Sólo quien tenga de la naturaleza humana una idea arbitraria tachará de paradoja la afirmación de que las legiones romanas, y como ellas todo gran ejército, han impedido más batallas que las que han dado. Debe un pueblo sentir su honor vinculado a su ejército. Lo importante es que el pueblo advierta que el grado de perfección de su ejército mide con pasmosa exactitud los quilates de la moralidad y vitalidad nacionales. Raza que no se siente ante sí misma deshonrada por la incompetencia y desmoralización de su organismo guerrero, es que se halla profundamente enferma e incapaz de agarrarse al planeta”.

 

En este día histórico cívico-militar de Canarias, cobra también dimensión histórica el legado intelectual de Miguel de Cervantes, príncipe de los ingenios, y de Nicolás Maquiavelo, padre de la Ciencia Política. En el famoso discurso de “Las Armas y Las Letras”, el Quijote afirma: “las letras dicen que sin ellas no se podrían sustentar las armas, porque la guerra también tiene sus leyes y está sujeta a ellas. A esto responden las armas que las leyes no se podrán sustentar sin ellas, porque con las armas se defienden las repúblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran los caminos, y se despejan los mares de cosarios”. Unos años antes, Nicolás Maquiavelo había afirmado que “los cimientos de un Estado son las leyes justas y las armas fuertes, pero no hay leyes buenas sin armas buenas”. Todo lo demás es retórica.

 

Como señaló Bedell Smith: “raramente ha sido capaz la diplomacia de ganar en la mesa de conferencias lo que no ha podido ser ganado y conservado en el campo de batalla”. Se olvida que los auténticos pacifistas son los militares, los primeros en sufrir el horror de la guerra. Sin ejércitos, la humanidad está advocada a la barbarie. Hora es de que valoremos la grandeza de la profesión militar, tantas veces incomprendida y marginada. Como dijo el Mariscal de Sajonia. “En nosotros no se piensa más que cuando llueve”. Ciñámosle la corona cívica que merece el Ejercito y el pueblo canario en este Día de las Fuerzas Armadas.

 

 

 

*  Eligio HERNÁNDEZ GUTIÉRREZ

Presidente de la Sociedad Civil de Canarias.

Abogado en ejercicio y Magistrado jubilado.

Embajador de la Marca Ejército.

Ex fiscal general del Estado y ex miembro del Consejo de Estado.

Ex diputado en el Parlamento de Canarias.

Ex Gobernador Civil de S/C de Tenerife y Delegado del Gobierno en Canarias.

Ex miembro del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Académico de la Academia Canaria de la Lengua.

Licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna (ULL)

Diplomado en Derechos Humanos por la Universidad de Estrasburgo.

Vicepresidente de la Fundación Juan Negrín.

Militante socialista.

Cristiano militante.

 

 

Santa Cruz de Tenerife, 9 de junio de 2025.

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