La seguridad en la Unión Europea y el Euroejército
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Juan J. Pérez Piqueras *
Putin ha despertado a Europa y la invasión de Ucrania ha provocado tal reacción contra el ruso cruel y posiblemente psicópata, que ha movilizado a todo el mundo occidental y particularmente a la Unión Europea (UE). Aparte de las medidas económicas y jurídicas que afectarán a la economía rusa, la Alianza Atlántica (OTAN), que ha descartado la intervención directa, ha decidido activar su «Fuerza de Reacción Rápida Terrestre» para enfrentarse a posibles agresiones a países europeos que la integran.
La Fuerza de Reacción Rápida en el contexto de la defensa europea, generalmente se refiere a unidades militares altamente entrenadas y desplegables en poco tiempo para responder a estas amenazas citadas. En el marco de la OTAN y la Unión Europea, existen varias iniciativas de este tipo:
La Fuerza de Muy Alta Disponibilidad: Es la punta de lanza de la Fuerza de Respuesta de la OTAN. Está compuesta por brigadas terrestres capaces de desplegarse en cuestión de días ante una agresión o crisis. -Grupos de Combate de la UE (EU Battlegroups) – Son unidades militares formadas por varios países europeos, listas para desplegarse en un corto período de tiempo, aunque su uso ha sido limitado debido a dificultades políticas y de coordinación.
La Fuerza Expedicionaria Conjunta (JEF, por sus siglas en inglés) – Liderada por el Reino Unido, esta fuerza incluye a países del norte de Europa y está orientada a la defensa rápida en la región.
Estas fuerzas están diseñadas para disuadir agresiones, reforzar las defensas de los países miembros y responder rápidamente a crisis de seguridad en el continente europeo o en sus alrededores.
Y aquí entra en acción el Eurocuerpo, que, según acuerdo con la OTAN, es uno de sus cuarteles generales terrestres de alta disponibilidad que posee esta alianza desplegada en el mundo.
El Eurocuerpo está situado en Estrasburgo (Francia), y es un cuartel general de Cuerpo de Ejército de carácter multinacional. Fue creado por Francia (François Mitterrand) y Alemania (Helmut Kohl) en 1992, lo que vino a simbolizar la reconciliación entre ambos países, quedando incorporado en la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión.
Las naciones marco ponen el Eurocuerpo al servicio de la Unión Europea (UE) y de la OTAN, que lo certificó en 2002 como asumió el pasado mayo de 2021 su condición de Fuerza de Reacción Rápida terrestre (NRF en sus siglas inglesas) de la OTAN, que le permite desplegar hasta 60.000 soldados en pocos días y en cualquier lugar del mundo donde estalle un conflicto que requiera la intervención de la Alianza Atlántica.
Por otra parte, la UE decidió dar un giro de 180° en su política de seguridad y defensa. Pero lo más interesante ha venido de Alemania, en un cambio radical que venía manteniendo hasta la fecha desde hace décadas. Siempre fue partidaria de confiar su seguridad y la de la UE en la OTAN, con los EE.UU. al frente.
El nuevo canciller Olaf Scholz, que sustituye a la enérgica y eficaz Angela Merkel, en un discurso histórico en el Bundestag ha afirmado que «la guerra de Putin supone un punto de inflexión…, tendremos que invertir significativamente más en la seguridad de nuestro país para proteger nuestra libertad y democracia…». Y además ha entregado a Ucrania mil misiles antitanque y quinientos misiles tierra-aire Stinqer.
Considero que esta nueva postura alemana será trascendental para el futuro de la Unión, en su proceso, hoy todavía proyecto, de la “brújula estratégica” para la necesaria autonomía en asuntos de la seguridad y defensa.
Por su parte, el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores, nuestro compatriota Josep Borrell, se dirigió al pleno del Parlamento Europeo el pasado 1 de marzo en un discurso memorable, pidiendo “una capacidad de acción mucho más poderosa, consistente y unida para hacer frente a las fuerzas del mal”.
Tal intervención, en su empeño de promocionar la idea de una Europa que debe despertar, pues hoy se vive en un mundo muy conflictivo, inestable y complejo, enfatizando de nuevo “una Europa que debe aprender el lenguaje del poder”, en una Europa geoestratégica desvinculada de la Alianza Atlántica.
Fue aplaudido por una gran mayoría de los eurodiputados. Y en su blog personal dice: «Con este blog pretendo coger un poco de distancia y contribuir a la construcción de una cultura estratégica europea común». Veamos un ajustado resumen del proyecto de la tan citada “brújula estratégica».
Desde la Estrategia de Seguridad Europea de 2016, titulada «Visión compartida, acción común: Una Europa más fuerte», en la que se parte de una base común en política exterior, seguridad y defensa a seguir en una acción exterior de emergencia, este proyecto ha evolucionado conforme lo ha hecho la Geopolítica Mundial.
El momento estratégico actual con una Alianza Atlántica dónde ya Trump y ahora Biden exigen el compromiso y la participación económica más acorde con la de los EE.UU., advirtiendo además no estar dispuesto a “poner sus muertos” para hacer frente a nuevas amenazas.
Y ahora la seguida por el presidente Biden desde su toma del poder (el 20 de enero de 2021), que decidió una nueva Alianza de gran trascendencia geopolítica con el Reino Unido, ya fuera de la Unión, y Australia, (llamada AUKUS), en un giro hacia el Indo-Pacífico estrechando vínculos, además, con Vietnam, Filipinas, Singapur y Japón, para contener el poder marítimo de China y sus pretensiones sobre Taiwán.
En el documento citado de 2016 se incluye la cooperación y coordinación con las Naciones Unidas (ONU) y la Alianza Atlántica (OTAN), así como lo viene haciendo con la Unión Africana (UA) y la agrupación G5 del Sahel Occidental.
Éste último tema sobre la situación del Sahel Occidental, particularmente Mali, piedra angular de la estabilidad y de la amenaza terrorista en la región, el deterioro ha ido a más. A partir del abandono de Francia, analistas profesionales califican la situación como «un polvorín».
La razón esgrimida para este abandono es que ya no existen las condiciones políticas, operativas y jurídicas para continuar las operaciones contra el terrorismo, debido a la falta de cooperación de la junta militar que gobierna este país tras dos golpes de Estado sucesivos en 2020 y 2021. Se les acusa de haber contratado a mercenarios rusos del grupo Wagner, también criticado por el Mando Militar de los EE.UU. en África (AFRICOM), el General Stephen Townsend, que «no van a contribuir a la estabilidad o seguridad de Mali».
Esta situación peligrosa por lo que supone tener la amenaza yihadista en «la trastienda» de nuestros vecinos del Magreb, la UE tendrá que poner un remedio de contención. Pero no solo por su cercanía a los países europeos ya castigados por el terrorismo, y no digamos de las costas españolas del Mediterráneo y de Canarias, máxime cuando nuestra primera línea de la defensa, los países magrebíes Argelia, Marruecos y Mauritania están tan inestables, que suponen muy poca garantía.
La UE tendrá que dar una respuesta adecuada, pues en el blog personal de Josep Borrell así se propone. Y viene al caso, porque existe gran recelo en toda España y en especial Canarias, Ceuta y Melilla por las pretensiones marroquíes, recientemente apoyado por los EE.UU., Israel y otros.
La OTAN cubre agresiones a cualquier punto de España, que incluye a Canarias, pero no a nuestras ciudades autónomas norteafricanas, Ceuta y Melilla y las plazas de soberanía, islas Chafarinas, Alhucemas, isla Perejil y el peñón de Vélez de la Gomera.
Otro tema de difícil solución que viene desde la conocida «marcha verde» de 1975, sucediendo con la frecuencia oportuna decidida y deseada por el gobierno marroquí. Las invasiones de inmigrantes irregulares más cercanas en el tiempo, como la llamada «marcha azul», (cuando 8.000 personas entraron de forma irregular a Ceuta sin el aviso y apoyo de la policía marroquí de la frontera. O la de hace menos tiempo, la invasión violenta de Melilla con una agresividad tremenda, autorizada por Marruecos. Un tema político, a resolver por nuestro gobierno de turno).
Opino que las fuerzas de seguridad nacional en estas ciudades españolas autónomas son escasas y se ajustan a órdenes ya desechadas. Las fronteras deben ser respetadas, por lo que se deben emplear medidas más contundentes, como las que se emplean por las Unidades de Intervención Policial, es decir, los antidisturbios.
Una vez obtenido plenamente los fines de la «brújula estratégica», que en el caso de cualquier agresión a la integridad nacional de España tendría respuesta adecuada, sin duda, véase la reacción al peligro de agresión actual a cualquier nación que integra la Unión. Este supuesto calmaría temores que aparecen en editoriales de este mismo periódico (El Día, Prensa Ibérica) en mi tierra canaria.
* Juan José PÉREZ PIQUERAS
Coronel de Infantería E.T. (Retirado)
Técnico superior de Inteligencia Militar.
Diplomado en Análisis de Yihadismo por la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla.
Ex Consejero en la Embajada de España en Argel 2007-2009
Miembro de la Tertulia Cívico-Militar ‘Carlos Ramos Azpiroz’
Miembro de la Asociación Española de Militares Escritores.
Miembro de la Asociación de Veteranos del Servicio de Inteligencia Español (AVESIE)
Santa Cruz de Tenerife – Islas Canarias – ESPAÑA
12 de junio de 2025.
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