Las alarmas han saltado en el Viejo Continente

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Juan J. Pérez Piqueras *

 

 

La guerra en Ucrania parece no tener fin, un accidente o incidente imprevisto como ocurrió el pasado noviembre, cuando un proyectil se desvió de su objetivo y cayó a unos cuantos kilómetros de la frontera, en Polonia, territorio OTAN, pudo pasar a una nueva fase de mayor gravedad. De momento, nadie, ningún analista profesional se aventura a pronunciarse en cómo terminaría aquella situación o una similar en el futuro.

 

Vengo escribiendo sobre la necesidad de una Unión Europa (UE) fuerte, con una política de seguridad y defensa propia, independiente pero complementaria, si procede, de otra fuerza muy superior de países más allá del Atlántico. Me estoy refiriendo a la Brújula Estratégica de la Unión Europea (la Brújula) y la Alianza Atlántica, o sea, la OTAN.

 

La Brújula procede de junio de 2016, cuando la Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, dio un primer paso «hacia una visión de seguridad compartida», así como su sucesor en este cargo, el español Josep Borrell, que asumió este mismo compromiso en julio de 2020 y decidió desarrollar lo que todavía era un proyecto, «fundamentado en una evaluación compartida de las amenazas y desafíos de nuestro entorno, impulsando una cultura estratégica común». Finalmente, el 24 de marzo de 2022, en una cumbre celebrada en Bruselas, los líderes de la Unión Europea aprobaron esta organización.

 

Esta última fase fue decidida ante la grave situación en Ucrania y de otros escenarios importantes para la UE, como el Magreb y el Sahel Occidental. Recordemos la difícil situación en Mali y su entorno, que habrá que tener en cuenta si queremos asegurar nuestra estabilidad y seguridad en un futuro inmediato.

 

En noviembre último se celebraba en Madrid la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, que venía a ser un «complemento» de aquella Cumbre, celebrada también allí en junio pasado. Entonces el Frente Este abierto hacia Ucrania, se ampliaba a otro Frente Sur, hacia África, concretamente al Magreb y principalmente hacia el Sahel Occidental, ya ocupado por el yihadismo y los rusos mercenarios del Grupo Wagner. Este último frente es de capital importancia para los que ocupamos el sur de Europa y particularmente para Canarias.

 

El Magreb, hoy día padece gran inestabilidad. Marruecos y Argelia siguen enfrentados, sin visos claros de solución, sin descartar la posibilidad de que lleguen a las armas. Es noticia la reciente reelección de Brahim Gali por tercera vez consecutiva como dirigente del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), en el congreso celebrado en uno de los campamentos de Tinduf, donde también se aprobó continuar la lucha contra las fuerzas marroquíes. La última escaramuza la tuvieron en noviembre de 2020 cuando fueron desalojados por la fuerza de las armas en el paso fronterizo del Sahara Occidental y Mauritania, controlado y defendido por Marruecos desde 2017.

 

Y este país, Mauritania, por su parte, parece más estable, aunque en la actualidad es un centro de la inmigración irregular, donde las mafias han invadido sus costas. Y veamos el cuarto país de esta zona también importante, Túnez.

 

Con la llamada «Primavera Árabe», en 2011 comienza una fase histórica para el Magreb y el mundo arábigo. En todo el norte de África y Oriente Medio hubo un estallido sin precedentes de protestas populares exigiendo justicia y libertad. Surgió en Túnez y en cuestión de semanas se extendió a Libia, Egipto, Yemen, Baréin y Siria. Ello produjo la caída de presidentes autoritarios, dictadores, que ostentaban el poder desde hacía muchos años, como Hosni Mubarak en Egipto y Ben Alí en Túnez, los más cercanos.

 

Y aquí, en Túnez, que había superado la transición democrática en aquel estallido popular, después de diez años llegaron los problemas: económicos, corrupción generalizada, terrorismo y finalmente la pandemia de la Covid-19. Y todo se vino abajo. Llegó al poder un populista, Kais Saied, académico y jurista, que prometió la regeneración del país. Una vez en el poder hizo una reforma de la constitución cambiando el sistema parlamentario por uno presidencialista autoritario.

 

Es decir, que abandonó aquel legado positivo que tenía como único país árabe que había superado la tan citada revolución y mantenía una democracia. El referéndum a esta nueva constitución se celebró el 25 de julio 2022, apenas hace unos meses, abriendo una nueva fase que de momento es inestable e incierta. Queda por significar que años más tarde de aquel estallido árabe, los conflictos armados continúan asolando Siria, Libia y Yemen.

 

Por otra parte, sobre la OTAN remarcar que en aquellas reuniones habidas en Madrid en 2022, se debatieron temas relacionados con un «nuevo Concepto Estratégico», y se aprobó una nueva estructura de esta alianza, pues mantenía la misma desde el final de la guerra fría, allá en 1990 con la caída de la Unión Soviética, y el «Plan de Acción sobre Movilidad Militar», que contribuirá a la capacidad de las unidades para responder rápidamente a nuevas amenazas.

 

El pasado octubre nuestro compatriota Josep Borrell censuró que los 27 (de la UE) no cuenten con un Ejército propio (en referencia a la Brújula Estratégica). “No podemos ser un herbívoro en un mundo de carnívoros… Si queremos subsistir tenemos que avanzar mucho más en nuestra unidad y dotarnos de medios para hacer frente a esas amenazas. Entre esos medios también están las capacidades militares”, subrayó.

 

Ahora, en esta guerra en Ucrania, en pleno centro de Europa, opino que nuevamente hemos perdido la ocasión de ejercer plena autonomía en la defensa y seguridad de la UE, como entidad propia e independiente, que permitiría defender nuestros propios intereses. Por poner un ejemplo, una posible amenaza en un futuro próximo, hacer frente a la ambición expansionista de nuestros vecinos marroquíes, hacia las aguas territoriales españolas que bañan las costas canarias. Y una pregunta, ¿la OTAN nos defendería? Al menos tendría la capacidad de disuasión, necesaria en todo conflicto.

 

Pero la actualidad y la lógica manda. El pasado 03.01.2023, la UE y la OTAN firmaron una nueva declaración conjunta para estrechar su colaboración, y han prometido continuar su apoyo a Ucrania en esta maldita guerra, que seguirá complicando nuestro futuro en muchos aspectos.

 

* Juan José PÉREZ PIQUERAS

Coronel de Infantería E.T. (Retirado)

Técnico superior de Inteligencia Militar.

Diplomado en Análisis de Yihadismo por la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla.

Miembro de la Tertulia Cívico-Militar ‘Carlos Ramos Azpiroz’

Miembro de la Asociación Española de Militares Escritores.

 

Santa Cruz de Tenerife – Islas Canarias – ESPAÑA

23 de enero de 2023

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