Memoria histórica a la francesa
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Juan J. Pérez Piqueras *
Para Francia, el motivo de la rebeldía y las luchas callejeras “dans les banlieues», en los arrabales de las grandes capitales, particularmente en París y Marsella, tienen otras causas. Existen antecedentes.
En 2004, con el nuevo gobierno que nos llegó tras el espantoso atentado del terrorismo yihadista del 11M, con 193 muertos, nuestro presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero habló ante la 59ª Asamblea General de la ONU, el 21 de septiembre: «Tenemos que lograr unir el mundo para salvar la tierra, nuestra tierra. Nuestra tierra, en la que viven pobres, demasiados pobres, y ricos, demasiados ricos. La tierra no pertenece a nadie, salvo al viento…». Es su primera llamada a un orden internacional.
Unos años más tarde, en 2007, a toda Europa le llega una segunda llamada al orden internacional, aquella “Alianza de las Civilizaciones” defendida «de hoz y coz» (Rinconete, narrativa picaresca de Cervantes) por nuestro gobierno, del citado Rodríguez Zapatero. Fue adoptada por las Naciones Unidas el 26 de abril de 2007 bajo la secretaría general de Ban Ki-Moon, con el nombramiento de Jorge Sampaio como alto representante de tal asociación. Aquella propuesta, donde se empleó un dineral, defendía una alianza entre Occidente y el mundo árabe y musulmán con el fin de combatir el terrorismo internacional por otro camino que no fuera el militar.
En un principio, la tal Alianza tuvo éxito al apuntarse países de todos los continentes, pero también surgieron detractores. De estos últimos destacan diversas organizaciones y personalidades. Uno de ellos, Henry Kamen, historiador británico y profesor en distintas universidades de España, Gran Bretaña y Estados Unidos, así como en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, afirmaron que esta Alianza era inútil e incluso una farsa «puesto que una alianza necesita compartir una serie de conceptos en común, algo que, en su opinión, no sucede entre los occidentales liberales y el mundo islámico», lo cual, a mi juicio, resulta evidente.
Por otra parte, ya en la actualidad, se suma un dicho del vulgo popular, que considera a la política sobre la inmigración irregular, como una “política del buenismo». Algo peyorativo, pero con sus razones, pues se considera que ha provocado un “efecto llamada”, una invitación a las corrientes de inmigrantes irregulares que nos llegan por tierra, mar y aire. Y no existe en la Unión Europea una política común que le dé una solución.
Veamos lo que sucede ahora en Francia. Es el país de Europa occidental con más musulmanes, principalmente debido al número de inmigrantes que viene llegando a la metrópoli desde la década de 1950, en su etapa colonial en el Magreb (Argelia y Marruecos), con 5,4 millones de personas, que representan un 8,9% de la población total, datos del 23.04.2022.
Recientemente, la muerte injusta de un joven argelino en un control policial ha provocado una oleada de disturbios que ha recorrido toda Francia, que ha provocado un despliegue insólito de las fuerzas del orden, con blindados en las calles, cancelaciones de actos públicos y toques de queda en algunas ciudades. Disturbios que se temía que podrían llegar hasta el 14 de julio, Fiesta Nacional, dónde hubo una vigilancia especial. A pesar de la tensa calma que se respira en la actualidad, el problema de los disturbios de estos inmigrantes, particularmente argelinos, no es una novedad. El ministro del Interior francés ha afirmado que el pasado año, en 2022, los desórdenes públicos dejaron unos seiscientos vehículos incendiados y al menos ochocientas detenciones.
Si bien en la descolonización y soberanía de Marruecos no hubo problema alguno, la de Argelia fue violenta, con una guerra entre habitantes franceses, que llevaban su vida allí y argelinos que deseaban la independencia, donde intervinieron el ejército francés y el Frente de liberación Nacional (FLN) argelino. Esta guerra tuvo lugar entre 1954 y 1962, contra esa colonización establecida desde 1830. El Tratado de Evian puso la paz.
En esencia, la declaración general de este Tratado decía: «El pueblo francés, por el referéndum del 8 de enero de 1961, ha reconocido a los argelinos el derecho de escoger, mediante consulta por sufragio directo y universal, su destino político con relación a la República francesa. Las conversaciones celebradas en Evian del 7 al 18 de marzo de 1962 entre el Gobierno de la República y el Frente de Liberación Nacional han llegado a la siguiente conclusión: un alto el fuego se ha acordado; concluirán las operaciones militares y la lucha armada en territorio argelino el 19 de marzo…, el Gobierno francés estima con el F.L.N. que la solución de la independencia de Argelia en cooperación de Francia es la que corresponde a esta situación. Por lo tanto, el Gobierno y el F.L.N…, la someterán a sus electores por el escrutinio de autodeterminación”.
En un símil de la Ley de la Memoria española, en Francia sufren la suya. Los argelinos dicen que aún recuerdan los crímenes cometidos por los franceses en el periodo colonial, a los que acusan de destruir la identidad argelina, saquear, torturar, asesinar e incluso llevar a cabo pruebas nucleares durante este régimen. Aun así, millones de argelinos decidieron vivir en Europa, pero recuerdan.
Aconsejo, no obstante, la visita a Argelia, pues Argel, su capital, es muy interesante, por su belleza e historia. Yo estuve allí, viví una temporada en un barrio argelino y puedo acreditar que son muy hospitalarios. Allí existe una covacha cerrada donde estuvo preso Cervantes durante cinco años, que no se puede visitar. El autor del Quijote desembarcó preso en Argel con 28 años y regresó cinco años después, en 1580, libre y rescatado. Ningún embajador español, que yo sepa, se ha preocupado en acondicionar aquella “cueva” abandonada; creo que Cervantes se lo merecía.
Por otra parte, La Casbah, que hoy es Patrimonio de la Humanidad, desde 1992, es una ciudadela en un promontorio y callejear en ella es muy interesante. Eso sí, hay que ir con un profesional de turismo, para poder intercambiar información sobre lo que ocurrió allí en la etapa de la descolonización. Hay gente mayor que lo recuerda y lo cuenta.
* Juan José PÉREZ PIQUERAS
Coronel de Infantería E.T. (Retirado)
Técnico superior de Inteligencia Militar.
Diplomado en Análisis de Yihadismo por la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla.
Miembro de la Tertulia Cívico-Militar ‘Carlos Ramos Azpiroz’
Miembro de la Asociación Española de Militares Escritores.
Santa Cruz de Tenerife – Islas Canarias – ESPAÑA
7 de agosto de 2023.
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