¿Quién derrotó a ETA?

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Eligio Hernández Gutiérrez *

 

 

En agosto de 1981, siendo Juez de Instrucción de Icod de los Vinos, ascendí a Magistrado y fui destinado al Juzgado Central nº5 de la Audiencia Nacional, competente en materia de terrorismo, en un momento en que  los crímenes de ETA asolaban a España, por lo que tuve que llevar escolta de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, que me pidieron que cambiara de domicilio en dos ocasiones por que estimaban que podían facilitar un atentado, hasta que el Ministro del Interior me alojó en un apartamento del edificio Colón, a pocos metros de la Audiencia Nacional, de donde solo salía para ir al Juzgado, lo que me permitió vivir con seguridad y tranquilidad los pocos meses que permanecí en dicho cargo.

 

Doce años más tarde, cuando ETA seguía matando, fui nombrado Fiscal General del Estado, cargo en el que se me habilitó una habitación para mayor seguridad en el mismo edificio de la Fiscalía, y tuve escolta y coche blindado. Revelo estos datos personales para que no se me acuse de que no sé de lo que hablo.

 

Me había propuesto no volver a hablar más del terrorismo etarra para olvidar el sufrimiento que me causó la lucha contra ETA cuando desempeñaba los cargos anteriores. Pero al ver en las candidaturas electorales de BILDU para las elecciones municipales a etarras que fueron condenados por delitos de terrorismo, y al oír decir al Delegado del Gobierno de Madrid, sin que lo cesen, que Bildu ha salvado miles de vidas durante la pandemia, se me ha vuelto a abrir la herida en el costado que creía cicatrizada.

 

Como Juez de Instrucción de la Audiencia Nacional interrogué a más de una veintena de etarras, la mayoría menores de 22 años, y pude comprobar que no eran más que unos asesinos, que confesaban fríamente sus crímenes, carentes de convicciones ideológicas y de la más elemental formación cultural, que mataban sin escrúpulos, sin ninguna motivación altruista o patriótica.

 

Como he comprobado que las generaciones jóvenes no recuerdan ni saben nada del terrorismo que torpedeó cruentamente la Transición, conviene destacar los principales actos terroristas y sus consecuencias: ETA cometió 853 asesinatos, 3.500 atentados, y ocasionó más de 7.000 víctimas, 2.632 heridos, 86 secuestrados y un número desconocido de amenazados, exiliados y damnificados económicamente.

 

La banda terrorista asesinó a 22 niños. El atentado donde más menores fueron asesinados fue el de Hipercor en 1987, que acabó con la vida de 21 personas, entre ellas cuatro niños, y causó heridas de distinta gravedad a otras cuarenta y cinco.  El día 7 de este mes de junio hizo ¡55 años!, en 1968, que ETA llevó a cabo su primer asesinato, el de José Pardinesun joven Guardia Civil gallego que estaba destinado en el País Vaco.

 

Los terroristas asesinaron a 236 guardias civiles, la mayoría muy jóvenes; y sangrientos atentados contra la Guardia Civil y sus Casas, con la secuela de muertes de civiles inocentes. Todavía sufro pesadillas al haber observado cuando visité el cuartel de Inchaurrondo de San Sebastián la cara de terror de los niños de los guardias civiles.

 

También los etarras asesinaron a 149 policías nacionales, 86 jefes y oficiales militares, 32 políticos, sobre todo militantes de PP y PSOE, 24 policías municipales,13 ertzainas, y 10 profesionales de la administración de justicia. Un informe del Gobierno vasco desveló que hasta 511 concejales en el año 2011 necesitaron ser escoltados.

 

No cabe olvidar a los jueces y fiscales que fueron asesinados  por ETA: Javier Jáuregui Barnaola, Juez de Paz de Lemoa; José Francisco Mateu Cánoves, magistrado del Tribunal Supremo; Miguel Cruz Cuenca, magistrado del Tribunal Supremo ; Vicente Goñi Larumbe, magistrado de Trabajo; Carmen Tagle González, fiscal de la Audiencia Nacional ; Francisco Tomás y Valiente, presidente del Tribunal Constitucional; Rafael Martínez Emperador, magistrado del Tribunal Supremo ; Luis Portero García, fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla; José Francisco Querol Lombardero, magistrado del Tribunal Supremo; José María Lidón Corbi, magistrado de la Audiencia Provincial de Bizkaia.

 

Rodríguez Zapatero ha declarado recientemente, atribuyéndose el mérito, que se derrotó a ETA cuando era presidente del Gobierno, como si los anteriores presidentes del Gobierno y ministros de Interior no hubieran hecho grandes esfuerzos para ello, especialmente, Felipe González, que consiguió con Francia la colaboración antiterrorista.

 

A la ETA la derrotaron quien tenía competencia para ello, la Guardia Civil y la Policía Nacional, dirigidas por los Jueces de Instrucción y Fiscales de la Audiencia Nacional, presidida y fundada por el Magistrado Rafael Mendizábal, uno de los grandes hombres de Estado que he conocido, a la par que está considerado como el mejor jurista de la Carrera Judicial del siglo XX, y una figura estelar de la historia intelectual de España, que ha guiado toda mi vida profesional y política.

 

El sábado pasado día 17 de junio, con motivo de su fallecimiento a los 95 años, se le tributó un homenaje en el Casino de Madrid en el que tuve el honor de intervenir. Sin la Audiencia Nacional hubiera sido inimaginable la derrota de ETA.  El comportamiento en la lucha contra el terrorismo, de las Fuerzas Armadas, de la Policía Nacional, de la Guardia Civil y de los Jueces y Fiscales de la Audiencia Nacional se distinguió por el cumplimiento estricto de sus competencias, a veces a falta de la ley, a pesar de la ley, pero nunca contra la ley.

 

El 20 de octubre de 2011 la banda terrorista, a través de un comunicado leído por tres encapuchados anunciaba el «cese definitivo de su actividad armada», que no es la derrota completa de ETA.  Los dirigentes de Bildu fueron inductores de los centenares de delitos sangrientos de terrorismo cometidos por ETA, como Otegi, líder de ellos, que fue condenado a prisión por pertenecer a y cooperar con Eta, y siguen encubriendo la impunidad de los 377 crímenes, el 44 por ciento de estos asesinatos, cuyos autores no han sido juzgados ni condenados.

 

Ha sido el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, el que ha recordado recientemente a Pedro Sánchez su debilidad parlamentaria y la necesidad que tiene de los partidos independentistas. El diputado le ha colocado frente al espejo mencionando chulescamente que «se da la paradoja» de que no habría «Gobierno de progreso en el Estado» sin la ayuda de las fuerzas políticas que quieren «marcharse» de España.

 

Las declaraciones de Otegi a raíz de una entrevista concedida a Europa Press también han llevado implícitas una amenaza: «Los procesos independentistas no se frenan con el Código Penal. Se parará una vez, pero no se va a parar siempre», ha asegurado, sin que le haya replicado nadie del gobierno de coalición y del PSOE.

 

El argumento de Patxi López, y de muchos compañeros socialistas de mi generación a los que aprecio y respeto,  de que hay que celebrar la reintegración de Bildu en el sistema democrático, merece todos mis respetos, pero no comparto su posición de pactar con dicha fuerza política, ya que los terroristas, que nunca se han arrepentido sinceramente, no han entregado las armas de ETA, como hizo el IRA irlandés, que  se consideró desmantelado el 3 de septiembre de 2008, cuando su Consejo Armado ya no estaba operativo según informó la Comisión Independiente de Control, añadiendo que no existía una estructura de líderes capaz de organizar la lucha armada.

 

El ministro para Irlanda del Norte declaró: “El IRA ha cumplido con sus obligaciones y ha abandonado todas sus estructuras terroristas, los reclutamientos y los llamados departamentos militares han sido desmantelados”.

 

BILDU sigue, por el contrario, encubriendo a más de 300 asesinatos impunes y reciben en olor de multitudes a los presos de Eta que salen de la prisión, jactándose provocativamente de su objetivo independentista y de su odio a España, inculcado por Sabino Arana, enemigo acérrimo de España, que dijera: Vizcaya humillada, pisoteada y escarnecida por España, por esa nación enteca y miserable”.

 

No nos engañemos. ETA no se ha disuelto completamente, y dudo que lo haga definitivamente. En un artículo publicado hace tiempo por Mikel Azurmendi, profesor titular de Antropología Social de la Universidad del País Vasco, en la revista CLAVES Nº70 (pags.36 y sts.), hace una análisis riguroso del problema terrorista en el que  llega, entre otras, a la siguiente conclusión: «Y si es correcto mi diagnóstico, como es de esa cultura de la que ETA se alimenta, y es esa la cultura a quien su terror alimenta, es menester comprender que hay ETA para rato, pues está en la construcción cultural vasca que,  vascos, para serlo, precisen de enemigo«.

 

He explicado en alguna conferencia, utilizando como símil La Ilíada de Homero, que los griegos que tenían sitiada a Troya, se retiraron con sus naves y con su ejército, pero consiguieron introducir un gigantesco caballo de madera en la ciudad fortificada.

 

Los etarras han dicho que han “cesado su actividad armada”, pero han introducido en el Estado de Derecho Español a Bildu y a Sortu, como el caballo de Toya, “para tumbar definitivamente el régimen del 78”, como ha afirmado sin rubor el presidente de Sortu y parlamentario de Bildu, Arkáitz Rodriguez, en el Parlamento Vasco: «Nosotros vamos a Madrid a tumbar definitivamente el régimen del 78» (El  Mundo, 12 de noviembre de 2020), lo que es grave, si se tiene en cuenta que el auto de la Sala Segunda del Tribunal Supremo de 12 de junio de 2023 advierte que ve “un espacio de impunidad” tras la derogación por el gobierno de Sanchez del delito de sedición y modificación del delito de malversación de fondos públicos.

 

A los que justifican los pactos con Bildu argumentando que han apoyado las reformas laborales del Gobierno de Coalición, y que han salvado vidas en la pandemia, como regalos pretendidamente gratuitos, les recuerdo la frase de Virgilio en la Eneida en referencia a los griegos que derrotaron a Troya con los soldados que estaban en el interior del Caballo que aquellos le regalaron a esta ciudad amurallada: “Timeo Danaos et dona ferentes; Φοβάμαι τους Έλληνες όταν κάνω δώρα.Temo a los griegos cuando hacen regalos”.

 

 

*  Eligio HERNÁNDEZ GUTIÉRREZ

Presidente de la Sociedad Civil de Canarias.

Abogado en ejercicio y Magistrado jubilado.

Ex fiscal general del Estado y ex miembro del Consejo de Estado

Ex diputado en el Parlamento de Canarias.

Ex Gobernador Civil de S/C de Tenerife y Delegado del Gobierno en Canarias.

Ex miembro del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Académico de la Academia Canaria de la Lengua.

Licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna (ULL)

Diplomado en Derechos Humanos por la Universidad de Estrasburgo.

Vicepresidente de la Fundación Juan Negrín.

Militante socialista.

Cristiano militante.

 

 

Santa Cruz de Tenerife, 25 de junio de 2023.

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