Una tragedia que nos ha roto el corazón

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Rebeca Paniagua Navarro *

 

 

Tremendamente afligida y consternada por las devastadoras consecuencias de la Dana y las impactantes imágenes que nos llegan desde la Comunidad Valenciana, Castilla La-Mancha y Andalucía. No encuentro palabras para describir, desde la distancia, el dolor que nos ha provocado lo que hemos visto a través de la pequeña pantalla, los testimonios que hemos escuchado en la radio o lo leído en prensa y redes. Y sentimos una impotencia contenida por no poder estar allí, junto a las decenas de miles de afectados, para echarles una mano en lo que sea.

 

Todas las historias son duras, y muchas desgarradoras, pero hay una especialmente dolorosa que nos ha partido el corazón. En un programa de tarde, en una televisión nacional, se recibía la llamada, en directo, de una mujer que pedía ayuda para encontrar a su amiga y su bebé de tres meses que se habían quedado atrapadas entre la riada en un coche. Esta joven, su bebé y su marido iban en su vehículo cuando se vieron atrapados en medio de una avalancha de agua.

 

El hombre pudo salir del coche, pero fue arrastrado por la fuerte corriente. Metros más allá pudo ser rescatado milagrosamente. Su mujer y la bebé se quedaron encima del techo del coche y durante muchas largas horas no se supo de ellas hasta que fueron encontradas finalmente sin vida entre el lodo y el barro. Esta pareja tenía dos hijos más, de unos diez y trece años a los que habían dejado con esa amiga que en ese momento llamaba a la tele. No quiero imaginar el dolor de esta familia. Unos niños que, al no saber nada de su madre y su hermanita, sufrían crisis de ansiedad y que ahora estarán desolados. No hay consuelo para estaban tragedia.

 

Esta Dana no solo se ha roto muros, viviendas, destrozados carreteras e infraestructuras y vehículos, ha roto vidas, ilusiones, futuros, esperanzas. Anteayer todo estaba medianamente bien, hoy todo es tan distinto. Desde estas humildes líneas solo quiero trasladas todo mi apoyo, ánimo y toda la fuerza posible a quienes están Han perdido a sus seres queridos, a sus amigos, a sus vecinos. Es la pérdida, sin duda, más dura. Pero también acordarme de quienes a estas horas están empezando de cero una vida nueva.

 

El balance provisional de víctimas es de 158 personas y aún hay muchas personas desaparecidas que los servicios de emergencia y de rescate siguen buscando. Y esa debe ser la prioridad ahora; buscar a quienes se echa de menos, a los que se sabe que no han vuelto a casa. Pero también es cierto que es hora de que las autoridades, las administraciones públicas, el Gobierno español, estén realmente a la altura y no solo se afanen ahora en salir en la foto y en dar titulares prometiendo la ayuda necesaria, sino que, dentro de unos meses, un año, dos… sigan estando ahí, porque de esta tragedia, dada su magnitud, tardarán en recuperarse.

 

Además, lo que ha ocurrido en la península debe obligar a los poderes públicos a analizar la preparación como país ante una situación meteorológica cada vez más imprevisible y sus efectos en nuestras ciudades, pueblos y en nuestras infraestructuras, porque los expertos en cambio climático llevan tiempo alertando de la frecuencia y dureza de estos eventos.

 

Reitero mi apoyo y mi ánimo a todos los afectados por esta gran gota fría que ha devastado varias comunidades. Desde Canarias todo nuestro cariño y nuestra fuerza para seguir adelante, en especial, a los dos hermanitos y su padre, que han perdido a su madre y su hermanita de tres meses.

 

 

* Rebeca PANIAGUA NAVARRO

Diputada del Partido Popular en el Parlamento de Canarias

Licenciada en Periodismo por la Universidad San Pablo CEU, Madrid

Su lema de cabecera: “Que tu trabajo hable por ti”

 

 

Islas Canarias, 1 de noviembre de 2024

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