VISIONES ATLÁNTICAS / 097
Expresiones discordantes

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Hugo Luengo *

 

 

Arribamos a una sociedad ficticia, distópica, causante de la alienación moral de sus ciudadanos. Confundimos y banalizamos las situaciones personales, sexuales y sociales. No aceptamos el hecho humano en toda su complejidad. Nos negamos a actuar bajo el equilibrio de libertad y responsabilidad. En una sociedad mediática e invasiva, que debe razonar el derecho al honor y a la intimidad, con el principio de libertad de expresión. Con un estado cada vez más intervencionista, que va ocupando la libertad que le cedemos, al renunciar a ser responsables, fenómeno elevado con las crisis del virus, de la economía y la guerra.

 

La práctica de la “cancelación”, se sostiene en la incultura general, mientras se busca acabar con las libertades y valores de las democracias, en conflicto con los neocomunismos y el islam. Mundo múltiple, que, en el día de la Candelaria, de la Asunción y la Virgen de la Paloma, en el año nuevo guanche, que se celebran el 15 de agosto. Con la vergonzante renuncia hace un año, de las democracias liberales ante los talibanes de Afganistán, que sobreviven con nuestras ayudas humanitarias. Se convierte la política en instrumento de represión, para construir un hombre sin memoria. Abolir la cultura como pilar de nuestra identidad.

 

Refleja esta discordia, las desavenencias con el mundo de la verdad, que se mide con los valores. Tenemos como polisémicos, populismo, facha, progre, españolista, heteropatriarcal, socialcomunista, negacionista, equidistante, apaciguado, tercer mundo, el pasaje, la clase obrera, la pareja, el cambio climático, los discapacitados, mujeres fáciles, el piropo, la prostitución la gestación subrogada, la memoria democrática, mérito y competencia, intoxicaciones y secretos oficiales. Quincalla palabrera, con trampas a resolver, centradas en las desigualdades.

 

Con el “heteropatriarcado”, reducimos la sociedad a un conflicto de sexos, que se resuelve contra la Constitución y el Código Penal, desigualdades contra el varón culpable, sin presunción de inocencia. Soportados en la Ley Trans y la discriminación de divorcio, sexo y patria potestad. Los “negacionistas”, niegan la realidad para evadir una situación incómoda, que soportan bajo argumentos sin lógica. Ajenos a las realidades científicas, más allá de los límites refutables. Mientras los “equidistantes”, atribuyen igual responsabilidad a los contendientes o la misma cualidad, sin justa ponderación de antecedentes o dimensiones. La aplican contra la historia y las leyes, trasladando categorías y valores falsos, como catalanes, vascos e indigenistas.

 

Al hablar del “pasaje”, calificamos a los pasajeros de cualquier medio de locomoción como categoría colectiva, extrayéndoles su individualidad. Un grupo como los de la “clase obrera o trabajadora”, que decía el marxismo primario al referirse a ellos como motor de la historia. Categoría hoy abandonada, al sostenerse sobre desigualdades de tribus sociales. La “pareja”, ha escondido su sexo, sin vínculo con la familia, sin relación legal, colabora en el desplome de la natalidad, que reconfigura pensiones, empleos y sociedad. En las derivas estatalistas, al igual que el “mérito y el esfuerzo”, nos dicen que ya no se precisa en la educación y que nos hace diferentes, mientras se desploman las ratios PISA y falseamos las estadísticas.

 

Hacemos la “memoria democrática”, reescribiendo la historia acomodada a necesidades móviles. Es preciso dudar de todo, mientras nos mantengamos en el poder, en una España estupefacta, clientelar y cómplice; troceamos nación, economía, educación, idioma, justicia y seguridad. El “heteropatriarcado negacionista me permite establecer la necesaria equidistancia, para rechazar capacidad y mérito y poder aprovechar la memoria democrática, que mantiene al partido en el poder sin intoxicar”.

 

 

*  Hugo LUENGO BARRETO

Arquitecto y bodeguero.

 

Islas Canarias, 22 de agosto de 2022

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