VISIONES ATLÁNTICAS / 108
El cementerio de la Villa de Arico

Hugo Luengo *

 

 

Día de difuntos. Donde la muerte ejerce el dominio del tiempo. En el conflicto de amor y muerte   ofrece ésta más densidad. En la lucha de los opuestos, triunfa el deseo de inmortalidad y el regreso de entre los muertos. El ciclo del eterno retorno, del poder de la vida que sustancia la muerte. Por muchas representaciones de tenga, ninguna desvela su misterio.

 

Todas las religiones tienen su ciclo de retorno, que mantiene en el “paraíso” a los cristianos, hasta la resurrección de la carne, esperanza que es consecuencia y esencia de la fe en el Dios cristiano. De manera que se convierten los cementerios en lugares donde esperar la resurrección, donde retornar a la vida eterna.

 

Por encima de la religión y sus mitos, son lugares simbólicos para el recuerdo y la memoria. Nadie muere mientras permanece en el recuerdo. La vida efímera se expresa en los cementerios en estos días, con la explosión de flores por los difuntos.

 

Los nuevos cementerios católicos de España, se crean con la orden de Carlos III en 1787, donde se prohibió enterrar en las iglesias, por razones de espacio y sanitarias. En el cementerio de San Rafael y San Roque de Santa Cruz de Tenerife 1810-23, ampliado con Santa Lastenia en 1916. Cementerio de San Juan en La Laguna en 1814. Cementerio de San Carlos en Puerto de la Cruz en 1811, el primero católico de España. Santa Isabel de Acojeja en Granadilla en 1850, y el de la Villa de Arico de 1854, uno de los más bellos, limpios y luminosos de Tenerife. Todos con valores patrimoniales.

 

Arico se segregó como municipio pedáneo de Chasna en 1653, cuando estaba formada por Vilaflor, Arona y San Miguel, que segregaron en 1796. Luego adquieren autonomía propia de la Orotava, con la Constitución de Cádiz de 1812.

 

Con la desamortización de Mendizábal de 1836, en la regencia de María Cristina, fueron vendidos los bienes de la iglesia. En Granadilla la Hacienda de las Vegas desamortizada, la compran en 1845, Agustín Guimerá Ramón (1796-1874), Martín Rodríguez (de Azero) Delgado (Trinidad) (1813-1874) y José Patricio Hernández Rodríguez (1789-1862). Entre 1840 y 1870, se concentra la época clave de la cochinilla, en el sur de Tenerife y Arico, hasta el descubrimiento de las anilinas. Supone por primera vez en el sur, un salto a la empresa capitalista, donde colaboran al 50 % empresarios locales y extranjeros. Se heredará su modelo de gestión, en el plátano, el tomate y en el turismo después.

 

Con este impulso se construye el “Cementerio de la Villa de Arico”, cuyos tres principales panteones ocupan, Marcos Peraza de Ayala y Torres (Trinidad) (1799-1858), alcalde de Arico y Diputado de la Provincia de Canarias, casado en1818 con su prima Juana de Torres y Delgado Trinidad (1799-1848). El segundo lo ocupa su hijo Diego Peraza de Ayala y Torres (1821-1868), casado en 1861 con Paula Rodríguez Bello. Y el tercero Martín Rodríguez (de Azero) y Delgado (Trinidad) (1813-1874), casado en 1847 con Ana Peraza y Mexía; alcalde de Arico y sobrino de Marcos.

 

En el ascendiente de Marcos Peraza Torres, la clave del linaje sus padres, Juan Antonio Torres Morales (1747-1815), casado en 1878 con Rita Rosa Delgado Trinidad, con quien tiene 11 hijos Hacia abajo José García Torres (1816-1903) nieto de Marcos, alcalde de Granadilla y diputado provincial, construye el secadero de tabacos de Granadilla. José Peña Hernández (1869-1944), nieto de José Patricio, presidente del cabildo en 1936, naviero y suegro de José Antonio Tavío Alfonso, fundador de Ten-Bel. Martín Rodríguez de Azero y Díaz- Llanos (1879-1942), bisnieto de Marcos y diputado en Madrid.  El notario e historiador Marcos Guimerá Peraza (1919-2012), con 3 ascendientes alcaldes de Santa Cruz, tataranieto de Marcos Peraza Torres y 13 hijos. Y continuo con Pedro Schwartz Girón (1935), economista liberal madrileño, tataranieto de José Patricio, desamortizador de la iglesia.

 

 

*  Hugo LUENGO BARRETO

Arquitecto y bodeguero.

 

Islas Canarias, 7 de noviembre de 2022