VISIONES ATLÁNTICAS / 208
Un rejón para Herrejón

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Hugo Luengo *

 

 

Iñigo Errejón (Madrid 1983), ha superado los límites de contradicción entre el personaje y la persona. Verdadero esperpento en el arte de la actual política, que deforma la realidad exagerando comportamientos grotescos. En su caída a los infiernos el líder de “Sumar, Más Madrid y Podemos”, tiene corporeidad múltiple, y pretende vencer su masculinidad tóxica, trasladando sus responsabilidades personales, al “heteropatriarcado”, para no contaminarse con un modo de vida “neoliberal”. Cínico infantilismo que acaba con el personaje y la persona, suicidio civil, con pérdida de toda confianza democrática, para quien ha sido incapaz de aplicarse sus prédicas podemitas.

 

Su primera víctima confesa, la actriz Elisa Mouliaá (Madrid 1989), quien describe su ritual de macho alfa en tres movimientos. 1.- No alejarse mucho de él. 2.- No más de 20 m. y regresar en 1 minuto.3.-Que le diese un beso. Paranoide catecismo que externaliza una mentalidad esquizoide, que acaba ejerciendo el sexo en “descarga onanista”, como sencillo acto de poder. Despidiendo seguido a su víctima, que esperaba una relación con el líder, cuyo poder la había deslumbrado.

 

Ni siquiera podemos descender a las cavernas para encontrar un símil. En las sociedades neolíticas los roles hombre-mujer estaban diferenciados, ellos cazaban y la mujer en el refugio de la tribu mantenía la prole y recolectaba. De manera que el sexo funcionaba para ellos como un “mecanismo de incentivo”, mientras que para ellas era un “mecanismo de recompensa”. No debemos por ello degradar las relaciones neolíticas con estos comportamientos patológicos, donde se disocia personaje y persona, individuo y sociedad, sexo y poder.

 

No es descabellado leer la “patología”, que nadie en público se atreve a identificar, con las ingestas que hacía en sus cópulas, cuyos efectos primeros de euforia, energía y bienestar temporal, se transforman con el hábito, en ansiedad, irritabilidad, deshumanización, paranoia, deterioro cognitivo, pérdida de memoria y de relaciones personales. La dificultad para conciliar el sueño y los ojos saltones, completan el cuadro.

 

El escenario que ofrece el caso Errejón es de múltiples derivadas. De su “masculinidad tóxica” se notician hasta 12 casos presuntos, que darán pie a las aperturas judiciales, que llevarán a nuestro líder a la sombra, máxime cuando ya tiene aplicada la pena de los medios, resultado del populismo que cultivaron y judicializaron con la ley del “Si es Si”. Donde se refunden los delitos de agresión y abusos del Código Penal en uno, cuya aplicación complica las penas.

 

El “terremoto” Errejón se expande sobre los partidos y coaliciones parlamentarias, sumado a las desafortunadas cartas del presidente del gobierno y ahora de nuestro héroe. Ambos “narcisos” externalizan responsabilidades personales e institucionales, buscando culpables en la “fachosfera , neoliberales y heteropatriarcal”. Cuando la coalición Sumar estaba avisada de sus andanzas antes de las elecciones de junio 2023 y miraron para otro lado.

 

Errejón fue ascendido a portavoz de la coalición por Yolanda, al igual que ésta había despedido en Galicia a los dos denunciantes de la pederastia de su segundo, y ahora penalizan a la segunda de Errejón Loreto Arenillas, que lo encubrió con el visto bueno de “todas”, incluido podemos. Estas derivas se conocen en los partidos, como también lo son las financiaciones ilegales y se mira para otro lado, mientras se pudre la democracia.

 

En lucidez Errejón se consideraba discípulo del argentino Ernesto Laclau, un “neomarxista” por lo que al interno de los suyos de “Más Madrid” era calificado de peronista. Su referente último viene a ser el italiano Antonio Gramsci, que propone a las izquierdas la ocupación de los valores culturales, como hace el “woke”, con cuyos principios expulsan a las derechas a la “fachosfera”.

 

Niegan los principios de las democracias liberales y amplían el “neocomunismo” con el conjunto de leyes sectarias, contra la Constitución del 78; cuya reversión es obligada para recuperarla. Al tiempo que el “partido único frankestein” tritura la separación de poderes y ocupa instituciones. Mientras, el “uno” mantiene integrado el personaje y la persona, blindado por su ego y su poder, Desde el ruedo ibérico un rejón para Errejón.

 

 

*  Hugo LUENGO BARRETO

Arquitecto y bodeguero.

 

Islas Canarias, 4 de noviembre de 2024

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