VISIONES ATLÁNTICAS / 219
Los aborígenes canarios
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Hugo Luengo *
En segunda edición el libro de Antonio Macías “Los Aborígenes Canarios- Tres Milenios de historia” (Artebirgo 2024). Nos ofrece el Catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la ULL una nueva lectura de nuestra historia, que “vale tanto por lo que demuestra como por lo que sugiere”. Teoría y método puestos al servicio de una nueva visión, que deja atrás infinidad de tópicos.
Todas las fuentes y métodos para acercarnos a tres milenios del pasado y contextualizarlos alejado de visiones ideologizadas con valores de hoy. Señalaba Pedro García Cabrera, “el hombre canario se enclaustra a se lanza a buscar nuevos horizontes” y Antonio Macías nos abre nuevos caminos hacia el pasado y retos hacia el futuro, detiene el tiempo bajo el legado cultural de la comunidad aborigen, vigente hoy en nuestras creaciones historiográficas, literarias Y artísticas.
Nos lleva a un primer estadio de la historia, entre 1500 y 300 a.C., donde se produce la desertización del Sáhara, que pasa de pradera a desierto y expulsa a sus naturales. Al menos en dos arribadas principales colonizan las 7 islas, desde Lanzarote y Fuerteventura, islas de entrada a 100 Km. del continente desde Cabo Juby.
Supera el falso dilema de la impericia náutica y sitúa a sus pobladores como “colonizadores”, lo que exige procesos de adaptación e innovación a los ecosistemas locales. Son clanes que operan en economías primigenias de comunidad, que deben enfrentarse a islas con escasos recursos naturales, bajo tres modelos de ocupación.
El “cazador-recolector”, con problemas de supervivencia. Como “colonizadores” les caben dos estrategias, reforzar el marco institucional con control de natalidad y el intercambio entre clanes, obligado por problemas de consanguineidad. En tercer lugar, como “empresa”, en espacios articulados como lugares de servicio al “tránsito exterior”. El tamaño del contingente de origen no pudo ser inferior 40-50 parejas jóvenes, con el promedio de vida que era de 25-30 años.
Llegó a situar la población de Canarias en torno a los 25.000 hb, Nos dice el arqueólogo-antropólogo de la ULL Antonio Tejera Gaspar en su obra “Guanches” (2022), que eran clanes animistas, en grupos de parentesco matrilineal y politeístas, conocían la agricultura, la irrigación y la trashumancia.
Una nueva etapa con el flujo oriente- occidente, se inició con los fenicios desde el siglo VI a.C.; economías náuticas, en la explotación del “murex” para la púrpura, desde la costa africana en Mogador hoy Essaouira. Cuando Alejandro Magno arrasó Tiro en 332 a.C. serán los púnicos de Cartago los herederos del comercio en el Atlántico.
En el 146 a.C. se produce la destrucción de Cartago y con ella los romanos pasan a controlarlo. Operan desde Gades (Cádiz), con los pilotos gaditanos, herederos de los fenicio-púnicos. El declive del Imperio Romano de Occidente, 286-476, implicó el abandono iniciado desde 350 d.C., cuando Roma desplazó sus esfuerzos a la frontera Norte, abandonando el “Mare Nostrum Atlántico”, que tuvo su última base el Lixus (Larache), en la provincia romana de la Mauritania Tingitana. Luego del siglo VII el islam se hizo con el Mediterráneo, Sur, Este y Oeste y cerró las Canarias por 7 siglos.
Entre 350-1350, mil años de olvido para esta sociedad neolítica, sostenida en sus clanes, con una economía de “solidaridad, reciprocidad y redistribución”. Las nuevas naciones de Europa se lanzan al Atlántico, Génova, Lisboa, Mallorca, Aragón y Castilla. En 1348 la peste negra redujo al 50% la población de Europa. En paralelo en Canarias procesos de evangelización y esclavismo. Aparece la Virgen de Candelaria de origen mediterráneo, que integró a la diosa guanche Chaxiraxi, en fenómenos de “sincretismo y transculturación”, catolicismo que veremos luego en América.
Desde estas fechas, tanto en islas de señorío Lanzarote, Fuerteventura, Gomera y Hierro, como de realengo, Gran Canaria, La Palma y Tenerife se desarrolló el comercio esclavista. Que ocasionó el declive poblacional, al ser el 70% de los esclavos vendidos mujeres jóvenes y el efecto de las enfermedades infecciosas de los conquistadores. Participarán los esclavos en las conquistas, como traductores y enlaces con los “bandos de paz”.
Acaba Macías con su tesis de “sociedad criolla”, que siempre prefirió el acuerdo al conflicto e integró elementos de ascendencia aborigen en la cultura del invasor, ya desde el Siglo XVI. Idealizamos hoy este mundo en los mitos de la Arcadia Feliz, el Jardín de las Hespérides y la Isla de San Borondón. Nostalgias indisociables del alma canaria aborigen.
* Hugo LUENGO BARRETO
Arquitecto y bodeguero.
Islas Canarias, 20 de enero de 2025
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