VISIONES ATLÁNTICAS / 246
Gnósticos de ayer y de hoy
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Hugo Luengo *
En épocas de crisis regresan los movimientos espirituales-identitarios. De manera que las representaciones sociales ligadas a los actos religiosos y festivos incorporan al mundo político. Misas, efemérides, fiestas lustrales, romerías, embarques, paseo de animales, son sacralizados en los ritos que refuerzan las identidades sociales. El fenómeno religioso es consustancial a la aparición y evolución de “homo”, de forma que hoy define las fronteras y el equilibrio de los bloques políticos, donde los poderes se asocian con sus religiones, para reforzar sus identidades nacionales.
Se organizan en “estados ateos”, “estados laicos aconfesionales” y “estados confesionales teocráticos”. Los primeros prohíben cualquier culto y a sus iglesias y los últimos declaran oficial su religión, prohíben las demás y trasladan a la política sus valores religiosos. China, EEUU-Europa e Irán, como ejemplo de ellos, cuyos esquemas políticos son el “comunismo”, las “democracias liberales” y el “islam teocrático”.
Oriente medio y la India-China son la cuna de la civilización y de las religiones. El fenómeno del monoteísmo, salvo el caso del judaísmo (1400 a.C.) es reciente, con sus derivadas del cristianismo (30 d. c.) y del islam (623 d.C.). El politeísmo y religiones sin Dios en Asia; en la India, hinduismo (3000 a.C.) y budismo (600 a.C.). China con el Confusionismo y el taoísmo (siglo VI a.C.) y el Sintoísmo del Japón (Siglo VI a.C.).
Lenguas, religión, política y nación se cruzan, haciendo juegos en la historia. Nos centramos en los “gnósticos de ayer y de hoy”, según el libro de Antonio Piñero “Gnosis, Conocimiento de lo Oculto”2025, es licenciado en Filosofía y Filólogo Bíblico Trilingüe, experto mundial en los orígenes del cristianismo primitivo. El cristianismo nace después de Jesús, dando pie a múltiples “cristianismos”, que se abrieron en tres corrientes, los “judeocristianos”, los “paganocristianos (paulistas)”, y los “gnósticos”, únicos según ellos dignos de salvación.
Sectas judías y cristianas tempranas, donde se mezclan los sincretismos orientales (hinduismo-budismo), judaísmo helenístico, zoroastrismo y platonismo. La “gnosis” nace de una angustia existencial del individuo, que no se siente bien en este mundo. Conforman una especie de “autocracia intelectual” que se siente superior,” elitismo” que será la base de su derrota. Se mueven entre la filosofía y la religión, y niegan la jerarquía de la iglesia y sus obispos. Fueron excomulgados.
Cíclicamente retornan los “gnósticos”, como los “cátaros” del siglo XII-XIII en el Sur de Francia. En plena guerra de las religiones y la conformación de las naciones de Europa. Umberto Eco en “El Nombre de la Rosa” (1980), versionada en el cine en 1986, donde el franciscano “Sean Connery”, resuelve la intriga detectivesca en medio de reflexiones filosóficas, teológicas y literarias.
De fondo la herejía “cátara gnóstica” y la inquisición, la razón y la fe que nos acercaron al Renacimiento. Reaparecen los “gnósticos” con la “teosofía” en la América del siglo XIX, movimientos esotéricos, y rosacruces y masones, que cíclicamente cautivan a nuevas generaciones, que creen en la unidad fundamental del universo y la ley de ciclos, en un “karma” sin fin.
Me detengo en la figura de Fernando Pessoa (Lisboa 1888-1935), en la cábala y el esoterismo. Se define como “cristiano gnóstico”, enemigo de toda iglesia organizada, políticamente anticomunista y antisocialista. Es la cumbre de la literatura portuguesa, cuya obra “El Libro del Desasosiego”, traducida al español en 1984, despliega sus múltiples heterónimos como personalidades completas. Este “elitismo intelectual”, convierte su obra en un libro “sapiencial”, que podemos como “gnósticos”, interpretar a modo de manual de conducta.
La “Teosofía y el New Age”, esoterismo occidental americano e inglés de los años 1970-80, conforman un agregado de creencias (sincretismo, antroposofía), son gnósticos que ofrecen a la carta nuevas espiritualidades. Producto de la secularización, la desintegración social, la falta de seguridades, los adelantos de la ciencia, la tecnología y las IA que llegan como nuevo Dios.
Generan múltiples organizaciones de “identidades sectarias”, que incorporan adeptos lastrados por crisis emocionales, económicas, familiares y psicológicas. La democracia española abordó en 1980 con la “Ley de Libertad Religiosa” de Adolfo Suárez las desviaciones sectarias, que sitúa y prohíbe, respetando los derechos y libertadas de la Constitución.
Hugo LUENGO BARRETO
Arquitecto y bodeguero.
Islas Canarias, 28 de julio de 2025
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