VISIONES ATLÁNTICAS / 258
Universidad abierta

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Hugo Luengo *

 

 

No me refiero con ello a las conocidas como ofertas universitarias con atención a distancia, donde prima su elección por flexibilidad horaria, acceso en línea, conexión global, incluso oferta de títulos con reconocimiento internacional. Caso en España de las públicas UNED, Universidad Nacional de Educación a Distancia, o la UOC Universidad Abierta de Cataluña, o las numerosas privadas que se vienen creando, UDIMA, VIV, etc.

 

El conflicto universitario lo crea el Decreto último del gobierno de Madrid, contra lo que denomina “chiringuitos educativos”, con el que intenta frenar los campus privados. Vemos como en los últimos 20 años la población universitaria de España se ha mantenido estable, en torno a 1,74 millones de alumnos, donde los públicos tienen el 74,3%, 1,39 millones y los privados 0,45 millones, el 25,7%.

 

El problema radica en que, en este periodo, las privadas han pasado de 0,15 a 0,45 millones, triplicando su población a costa de la pública, que ha perdido la diferencia.  El decreto del Ministerio de Educación de Diana Morant va contra los campus privados, que han creado 24 nuevos, hasta 46, mientras la pública del estado ninguno en este periodo y son 50.

 

La deriva del gobierno central, y aquí entramos a valorar el carácter “abierto” de la universidad, se centra en dificultar la apertura de nuevos “campus”. Para ello arbitra un Informe previo favorable, por parte de la agencia de calidad autonómica, o bien de la ANECA Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad, que se reiteraría anualmente.

 

Preceptivo, pero no vinculante, al haberlo desautorizado el Consejo de Estado. Mínimo de 4.500 alumnos en 6 años. 10% de plazas de alojamiento para alumnos. Rigidez en la oferta educativa. Aval bancario y 5% del presupuesto anual para investigación y plantilla de profesores con el 50% de doctores.

 

Abre la vía para que Cataluña y el País Vasco, primen sus lenguas cooficiales, como vehiculares de su oferta educativa, en línea con las desigualdades de la deriva del modelo confederal. Madrid, Aragón y Extremadura impugnarán el Decreto, cuando hay 8 campus privados más en tramitación.

 

Señalan que es un ataque contra la iniciativa privada, contra la libertad de cátedra, de empresa y de educación; factores necesarios para una “universidad abierta”. Vemos cómo este mismo conflicto entre lo público y lo privado se mantiene entre “muros” que tienden a enfrentar las ofertas, cuando debieran colaborar, lo tenemos en la sanidad, en la escuela no universitaria, en la empresa, en la vivienda y el suelo.

 

Se desequilibra la competencia recortando la oferta, bajo el mantra de aumentar la calidad. En todas ellas la deriva ideológica de los partidos del “muro”, ofrecen más judicialización y con ello nos alejamos de la colaboración público-privada, que exigen las democracias liberales. Un dato que se nos escapa, el desplome le la natalidad en España, aún peor en Canarias, que afloran conflictos nuevos que se quieren resolver en las trincheras.

 

Aprovecho la lección que nos ofrece el fallo de la Academia Sueca sobre los “Premios Nóbel de Economía 2025”. Joel Mokyr, economista de la Northwestern de Chicago, Peter Howitt, canadiense en la Universidad de Brown EEUU y Philippe Aghion de la London School of Economics. Al primero se le premia por sus trabajos en torno “al crecimiento económico basado en la innovación”, por identificar en la historia que el progreso económico por sí sólo no basta.

 

Precisa entorno, difusión, tolerancia al cambio, apoyo institucional. La curiosidad forma parte del progreso, que exige andamiaje cultural e institucional. Van más allá Howitt y Aghian, desarrollando la teoría del “crecimiento sostenido mediante la destrucción creativa”.  Teoría formulada por el austriaco-americano Joseph Schumpeter, y que ahora nuestros Nóbel demuestran sus tesis matemáticamente.

 

Contra las teorías clásicas de economía como “sistemas en equilibrio”, proponen el “sistema de destrucción creativa”, que marca el camino de la innovación, requiere competencia, apertura, calidad institucional, políticas y decisiones empresariales.  Innovar o morir es el reto, en el marco de una sociedad libre que aspira a prosperar. Hacemos por ello elogio de las “sociedades y universidades abiertas” y contra sus enemigos, como nos enseñó Karl Popper.

 

 

Hugo LUENGO BARRETO

Arquitecto y bodeguero.

 

Islas Canarias, 20 de octubre de 2025

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