VISIONES ATLÁNTICAS / 060
Contar la verdad

Hugo Luengo *

 

 

Bieito Rubido (Cedeira, La Coruña 1957), nos contó en el Casino de Santa Cruz el pasado 26 de octubre su libro “Contar la Verdad”, presentado por José Manuel Soria, exalcalde de Las Palmas y ministro con Rajoy. Su experiencia de 10 años, 2010-2020, como director del ABC, una de las 4 cabeceras nacionales, junto a El País, El Mundo y La Razón. Estuvo en Tenerife el pasado 2 de julio 2020, aún como director del ABC del Grupo Vocento, cuya experiencia nos cuenta hoy como “verdad”.

 

En plena transformación de los medios, ejerce ahora la dirección del digital “El Debate”, recuperando la cabecera de 1910-1936, de la Asociación Católica de Propagandistas, de Ángel Herrera Oria. Lo expongo a la prueba gallega de la escalera, donde nunca sabemos si se sube o baja. Gallegos son Franco, Fraga, Rajoy, Núñez Feijoo. También Abel Caballero, socialista, alcalde de Vigo, presidente de la FEMP y señor de las bombillas.

 

Bieito Rubido tiene talante castellano, hoy madrileño, como nos traslada en su cercanía a los canarios. Trasmite la confianza, transparencia y moderación, que forman parte del ideario de las cabeceras que ha dirigido y de sus intervenciones, casi diarias en Radio y TV. Sabemos cuándo sube a o baja la escalera.

 

La transformación de la prensa en España, ha ido reduciendo el papel, como nos cuenta Bieito, cuando existían en el Madrid de la Restauración 31 diarios, 18 en la República y 13 en la Guerra civil. Hoy 4 nacionales, donde el ABC, de la grapa, no llega a Canarias. Un periódico se sostiene en su calidad informativa, analítica y literaria, lo que ha situado al ABC, entre los 100 diarios más importantes del mundo.

 

La obligación del director hacia su equipo debe favorecer su iniciativa, comportamiento ejemplar y fomentar la transparencia. Confianza que el ABC soporta en su independencia política, ser monárquicos de corazón y liberales en la economía. El director del medio ejerce su acción con 4 noes, negar la intromisión del área gerencial, alejarse de la presión de los políticos, no fabricar noticias más altas que su realidad y mantener el ideario del medio ante sus lectores.

 

A nadie escapa que la verdad ante tantas solicitudes puede perderse. Que resulta pretenciosa, cuando se sacrifica sin pena. Su definición se ha licuado, convertida en noticia falsa, media verdad y fin difuso. La democracia acaba convertida en un régimen de opinión pública, donde la información se tuerce. Se subordina la noticia al espectáculo, a la audiencia y al proselitismo, al clic del gusto. La “viralidad” ha hecho crecer la desinformación, la sociedad no quiere enfrentarse a su realidad. Importa la proyección de la noticia en medios según la tribu de adscripción, donde priman los sentimientos sobre las razones, expanden estupidez y banalidad.

 

Señala Bieito a España, como el país europeo con sus expresidentes peor parados. Cuando no asesinados, Prim (1870), Antonio Cánovas (1897), José canalejas (1912), Eduardo Dato (1921), Carrero Blanco (1974). Añadimos los presidentes de la Segunda República y con la Constitución del 78 a Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González, Aznar, Zapatero, Rajoy y Sánchez, con media España en contra. Contra la verdad sitúa Bieito, a Zapatero y a Sánchez los peores, que carecen de fe democrática, aunque la invoquen.

 

Con su Ley de Memoria Histórica, ahora democrática, que es anticonstitucional, polarizan las dos Españas en el odio y la venganza. Alteración legal y científica de la historia, lectura orwelliana que reescribe el pasado. Sitúa al PSOE con Podemos y los nacionalismos catalanes y vascos, en la deslealtad a la nación, fracturando la economía. Se abre el abismo, ante la imposibilidad de operar desde la Constitución, mientras se la violenta con leyes anticonstitucionales, con la ocupación partidista de la justicia, la neutralización del Parlamento, el control de los medios y el relato de las falsas verdades.

 

 *  Hugo LUENGO BARRETO

Arquitecto y bodeguero.

 

Islas Canarias, 8 de noviembre de 2021.