EL MONÓLOGO / 102
Agobiados por el nuevo orden mundial

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Por Pepe Moreno *

 

 

Tras más de 20 días de guerra parece que hay un nuevo orden mundial y que todo esto nos está afectando a todos, incluida Canarias, porque estamos asistiendo a un cambio de posturas en el que cada uno va buscando la eliminación de problemas, o eso cree, con tal de asegurarse los suministros necesarios, el alejamiento de amenazas, e incluso tratar de conseguir una serie de alianzas que proporcionen seguridad en un mundo en el que todo esto parece hoy tambalearse en función de lo que cada uno, léase países, quiere conseguir. Vamos a tratar de esbozar, aunque sea someramente algunos de estos pasos.

 

Primero tenemos el cambio de postura de España con respecto a Marruecos. Un país que, en el mes de mayo pasado, retiró a su embajadora en Madrid, produciéndose desde ese momento una crisis migratoria muy peligrosa, con miles de jóvenes asaltando las fronteras de nuestro país. Personas pasando de un lado a otro sin que se pudiera hacer nada y llevando a cabo una especie de allanamiento de soberanía en la que nuestros representantes políticos nada pueden hacer. Porque no tienen fuerza para ello.

 

Con la llegada masiva de pateras que salen de las costas marroquíes sin que la diplomacia o las palabras puedan poner remedio. Y en medio de todo eso, ayer sin ir más lejos, conocíamos la carta que enviaba Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, en la que le dice al Rey de Marruecos que el plan de autonomía para el Sáhara Occidental planteado en 2007 constituye «la base más seria y realista» para lograr una solución a este conflicto.

 

Según el comunicado publicado por la Casa Real marroquí y recogido por la agencia oficial MAP, Sánchez reconoce en su misiva «la importancia de la cuestión del Sáhara para Marruecos» y subraya «los esfuerzos serios y creíbles» que está realizando el reino para lograr una solución en el marco de la ONU. Pero no se queda ahí y añade que es su voluntad la de «construir una nueva relación, basada en la transparencia y la comunicación permanente, el respeto mutuo y los acuerdos firmados entre las dos partes y la abstención de cualquier acción unilateral».

 

Este mensaje de Sánchez supone un claro gesto hacia Rabat en un momento en que la crisis abierta por la acogida al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en abril del año pasado y la postura del Gobierno respecto al Sáhara aún no se han dado por superadas y Marruecos no ha enviado de vuelta a Madrid a su embajadora, a la que llamó a consultas en mayo.

 

Rabat había reconocido que el telón del fondo de la crisis era la negativa de España a seguir los pasos de Estados Unidos que, con Donald Trump aún en la Casa Blanca, optó en diciembre de 2020 por reconocer como marroquí a la antigua colonia española y había pedido incluso «más claridad» respecto a su postura.

 

Como ya ha venido haciendo el Gobierno en los últimos meses, el jefe del Ejecutivo ha incidido en la importancia de la relación bilateral, subrayando que «los dos países están indisolublemente unidos por afectos, una historia, una geografía, intereses y una amistad compartida» y defendiendo que «la prosperidad de Marruecos está ligada a la de España, y viceversa».

 

«Nuestro objetivo es el de construir una nueva relación, basada en la transparencia y la comunicación permanente, el respeto mutuo, y el respeto a los acuerdos firmados por ambas partes, la abstención de toda acción unilateral para estar la altura de la importancia de todo lo que compartimos», ha manifestado el presidente del Gobierno en línea con lo expresado el pasado mes de agosto por Mohamed VI y en enero por Felipe VI.

 

«España actuará con la absoluta transparencia que corresponde a un gran amigo y aliado», ha trasladado Pedro Sánchez al monarca alauí, asegurándole que «siempre cumplirá sus compromisos y su palabra» y manifestándole la determinación del Gobierno de afrontar junto con Marruecos «los desafíos comunes, especialmente la cooperación de la gestión de los flujos migratorios en el Mediterráneo y el Atlántico, con un espíritu de total cooperación».

 

Con esta declaración, Marruecos da por cerrada su crisis diplomática con España, que se ha prolongado durante 10 meses, y se entiende que así nuestro país haya abandonado su tradicional postura de neutralidad en el conflicto del Sáhara y haya tomado partido por Rabat. Fuentes gubernamentales sostienen que España ha obtenido garantías de que no se repetirán “acciones unilaterales”, como la entrada irregular de más de 10.000 inmigrantes en Ceuta, los días 17 y 18 de mayo de 2021, o la demarcación de las aguas territoriales marroquíes en aguas de Canarias; de que se respetará “la integridad territorial” de España, incluidas las dos ciudades autónomas del norte de África; y que Marruecos cooperará “en la gestión de los flujos migratorios en el Mediterráneo y el Atlántico”. Podríamos decir que con esto se cierra, en positivo, una crisis que duraba demasiado y que está en vías de solución.

 

Pero nada es tan fácil ni tan sencillo de hacer. Ante estas palabras, los primeros que han rechazado esta postura han sido los del Frente Polisario, que gobiernan en la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), en los territorios actualmente no controlados por Marruecos. Asimismo, la han rechazado los de Podemos, quienes, a través de la vicepresidenta Yolanda Díaz, han marcado distancias al asegurar que la resolución del conflicto sobre el Sáhara Occidental debe «pasar por el diálogo y el respeto a la voluntad democrática del pueblo saharaui». Por su parte, la líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, ha reivindicado para este conflicto una «solución política justa, duradera y aceptable para todas las partes» de acuerdo con las resoluciones del Consejo de Seguridad que «prevea la libre determinación del pueblo saharaui». Fuentes de la formación morada han explicado que no pueden compartir la propuesta socialista, dado que el plan autonomista que defiende Rabat supone «abandonar la posición de neutralidad y el consenso de las resoluciones de Naciones Unidas».

 

Nuestro ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha anunciado una próxima comparecencia en el Congreso a petición propia y ha contado que ayer habló con la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, el presidente de Canarias, los presidentes de Ceuta y Melilla y con Argelia, que es nuestro principal suministrador de gas. Lo que más nos tiene que preocupar es la reacción de este país, que siempre ha apoyado al Frente Polisario. Por tanto, ya la tenemos liada.

 

A todo ello añadimos la situación económica, con el alza de los precios de los combustibles que están disparados, el alto coste de la energía, con la luz y el gas en unos parámetros nunca vistos y con una huelga en el transporte que está llevando a que miles de litros de leche se estén tirando por el sumidero o a que desde el pasado miércoles más de 2,5 millones de kilogramos de plátanos de Canarias se encuentran bloqueados en puertos de la Península por la actividad de los piquetes de la huelga de transporte; un 35% de los 7 millones que en total han sido exportados desde Canarias a Península en esta semana.

 

Por esta razón, el sector del plátano de Canarias valora paralizar parte de su actividad a partir de la semana que viene, al no poder desbloquear la distribución de sus exportaciones desde algunos de los puertos esenciales para su actividad en la Península, ni contar con garantías de disponibilidad de suficientes contenedores de exportación para el envío de fruta recolectada en la próxima semana. Pero no es todo.

 

La Federación Nacional de Cofradías de Pescadores (FNCP) tomó anoche la decisión de amarrar toda la flota pesquera en España hasta el próximo miércoles 23 de marzo, cuando está programada una entrevista del ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación Luis Planas con el sector. Los precios históricos del gasóleo y el paro de los pequeños transportistas han llevado al sector al límite. El paro afecta a unas 200 Cofradías y 40.000 afiliados, casi 9.000 de ellos son propietarios de embarcaciones.

 

Por tanto, podríamos decir que el escenario de la guerra se ha trasladado y que nuestro país es el “teatro de operaciones” de una serie de contrariedades que hacen peligrar nuestra manera de vivir. Empezamos a no encontrar en los lineales de los supermercados todos los productos que queremos, los precios están por las nubes y la carestía de la vida nos hace a todos más pobres. Todo esto sin mirar el informe de Cáritas en el que se dice que tenemos casi a la mitad de la población en riesgo de pobreza. Un estudio realizado antes de esta crisis que les relato. Tenemos a mucha gente pidiendo que se bajen los impuestos, sin pensar que hay sectores que solicitan ayudas y subvenciones. ¿Tenemos billetes, con valor monetario, para todo eso? Me da que no.

 

Estamos en una sociedad interdependiente y parece que eso se olvida a la hora de poner la mano. Podría ser que la política lo esté infectando todo. Podría ser que algunos estudiaran cómo gastar mejor los fondos públicos, incluso en rebajar los dineros que se nos va en sueldos políticos, en rebajar el número de cargos, pero lo que es evidente es que la solución está en la mano de todos, más que en ver la manera de dejar caer gobiernos por un caos general. No es el momento de ello. El mundo está asistiendo a un cambio muy grande y todos debemos de tener una cuota de responsabilidad. Y eso debe ir más allá que poner la mano y criticar o pedir una rebaja general de impuestos que iría a un empeoramiento de servicios como la Sanidad o la Educación o la Seguridad. ¿Somos capaces de asumir este tipo de compromiso?

 

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

Islas Canarias, 19 de marzo de 2022.

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