EL MONÓLOGO / 105
Homenaje a dos buenas personas

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Por Pepe Moreno *

 

 

Mañana, Domingo de Ramos, veremos en las calles de La Laguna la procesión de la Burrita, pero no estará junto a ella la incansable Carmen Luz Sambola Ríos, que siempre se situaba en los alrededores del cortejo con los toques de última hora, con la preocupación de que todo saliera bien y transmitiéndole a sus hijas, Idaira y Lilia, todo su saber para que pudieran seguir la tradición de su familia que era que ese trono, y todo lo que conlleva, paseara por las calles de la ciudad con toda la solemnidad y boato que se merecen.

 

Carmen Luz, como era conocida por todos, rebosaba de una gran humanidad, derrochaba una alegría sin paragón por todos sus poros y siempre demostraba su amor por las tradiciones, lo que llevaba a gala, posiblemente heredera del legado de su madre, la gran Yayita Ríos o de su tío el siempre recordado Ríos Tejera, que le supieron imprimir ese carácter fuerte, pero siempre repleto de amabilidad, con una sonrisa a flor de piel y de la que nunca se desprendía a pesar de los avatares de la vida que le tocó transitar.

 

Carmen Luz era maestra y la conocí cuando comenzó a darles clases a mis hijos, lo mismo que a unos cuantos miles de laguneros que pasaron por las clases del Colegio Máyex, en donde impartía su magisterio y sus experiencias. Era especialista en lidiar con los contenidos estudiantiles y en adaptarse a la forma de ser de esa adolescencia que tan cambiante es.

 

Una predisposición siempre vigilante para todo lo que surgía y motivada para dar las explicaciones que le solicitaban en cualquier momento tanto a los padres como a los alumnos y a vivir con intensidad el devenir de los tiempos, aunque siempre usaba la tradición como mejor arma para que no se perdiera nada de lo que había aprendido o vivido. La recuerdo como una persona afable que no se arredraba ante nada ni ante nadie. Muy conocida en todos los ambientes y fuente de inspiración de todos los que en algún momento querían saber.

 

Mañana domingo la echaremos de menos, aunque no dejo de pensar que tanto Idaira como Lilia, sus hijas, estarán supliendo esa falta y demostrarán que los legados son algo más que simples palabras. No pude acompañarlas el pasado 27 de febrero por encontrarme de viaje, pero hoy quiero rendirle este pequeño homenaje escrito porque lo sentí de veras y porque tengo algunas vivencias con ella, con su familia y con todo lo que representaba Carmen Luz. Sus idas y venidas por Bajamar, el refugio al que se trasladaba cuando el tiempo y las ganas le podían. Nunca le vi un mal gesto con nadie y su risa siempre estaba presente en cada faceta de su día a día. Le gustaba bañarse en los charcos del litoral lagunero y se conocía cada uno de ellos en los que disfrutaba de los baños e incluso de su quietud, si la climatología lo permitía.

 

Permítanme la licencia de acordarme de ella y de sus circunstancias. No podemos vivir sin tener las referencias de aquellos o aquellas que han marcado una forma de ver la vida y por eso no solo la echaremos de menos mañana, sino que también notaremos su ausencia en otras maneras de movernos por la vida.

 

También esta semana he tenido que despedir a una persona con la que viví algunas cosas relacionadas con su profesión y sobre todo con la humanidad que desprendía. Esta semana me llegaba la noticia de la triste marcha de Pedro Palencia Solvez, administrador de fincas y miembro de la Junta de Gobierno de dicho Colegio (con responsabilidad en las áreas de Accesibilidad, Comunicación y ODS).

 

Para que se hagan una idea, el propio Colegio de Administradores de Fincas escribió en su página que “nos ha dejado un gran profesional, comprometido con su trabajo, con los compañeros y con la ciudadanía; y una magnífica persona, interesada por los demás, por mejorar la vida de otros, y siempre dispuesto.  Un hombre educado, simpático y afable, que tendremos siempre en el recuerdo quienes lo conocimos. Descanse en paz nuestro compañero y amigo, y nuestro más sentido abrazo y acompañamiento en este día triste a su esposa Margarita (también administradora de fincas colegiada), y a sus hijos, amigos y personas allegadas”.

 

Pedro Palencia era miembro destacado de la Comisión de Comunicación del Colegio, precisamente por su larga experiencia como comunicador, primero en Madrid, de donde procedía y en donde colaboró con medios, como Radio Nacional de España, en espacios de consultas y tertulias. Ya en Tenerife, desde 2008, su pasión por la comunicación le llevó a tener una sección en Radio El Día en la que cada lunes explicaba, de forma sencilla y entendible, toda la problemática en la que nos podíamos encontrar cualquier persona que viviera en una comunidad de vecinos.

 

Él preparaba los textos, te los enviaba y hacía que un trabajo engorroso y farragoso se convirtiera, por su buen hacer, en algo sencillo y entendible por todos. Sus ejemplos eran aplicables a todo el mundo y así se convirtió en tertuliano. No solo en esa emisora de grato recuerdo, sino en varias, porque su sentido de explicaciones era ameno y cautivador. Luego ha estado en varios medios, y más recientemente, en nombre del Colegio, se ocupaba del espacio semanal de consultas sobre las comunidades de propietarios en el informativo de Canarias Radio «Canarias a la 1».

 

Con ese carácter inquieto que tanto le motivó a lo largo de su vida, fue el promotor del boletín de noticias del CAF tinerfeño, que hace poco alcanzó su número 7, con información de la profesión y para las comunidades en general. Le caracterizaban sus buenas dotes de orador y su ánimo incansable de convencer a quien tenía delante y esas fueron sus mejores armas para que a nadie se le olvidara su exquisito tono de voz y su dicción casi perfecta. Siempre estaba dispuesto a echar una mano en todos los asuntos que le concernían y no recuerdo nunca un NO por respuesta. Y eso que algunos de los asuntos que trató no eran de fácil resolución.

 

Pedro tenía muchas dotes de comunicador porque sabía en todo momento como debía afrontar los problemas. Durante décadas de experiencia como profesional colegiado fue ponente en cursos de formación, en aspectos diversos, pero vinculados en buena parte con la Deontología profesional.

 

Además, por su condición de persona a la que le sobrevino una discapacidad por enfermedad, estaba especialmente sensibilizado con la difusión de la accesibilidad universal. Desde este lado de la profesión participó en conferencias, en colaboración con Sinpromi, para explicar las normativas y situaciones que se dan en la vida cotidiana de la persona que va en una silla de ruedas, preocupado por ofrecer soluciones en este ámbito a las comunidades.

 

Tengo muchas vivencias, profesionales y personales, con Pedro Palencia. De su forma de ser y de su manera de encarar la vida en la que nunca le vi ni desanimado ni hundido. Es posible que tuviera sus bajonas y que Margarita, su mujer, pueda hablar con más conocimiento que nadie, pero lo que transmitía es que hay que sobreponerse a todo porque merece la pena. Lo conocí en pleno esplendor, tuvo un tiempo en el que intervenía por teléfono y la primera vez que lo vi en su silla de ruedas me impresionó, a mí y a todo el equipo de la emisora. Todos nos quedamos un poco impactados, pero él nos hizo ver que aquello era una circunstancia y no tenía por qué apenarnos. Su vitalidad estaba siempre presente.

 

La última vez que hablé con Pedro fue con motivo de la publicación de un libro que recogía una serie de ejemplos prácticos de como solventar algunos de los problemas en cualquiera de las comunidades de vecinos. Estaba ilusionado, o al menos así lo transmitía, y la verdad es que las páginas eran una buena referencia para responder ante cualquier duda en ese sentido. Me dijo su esposa y compañera que en los últimos tiempos lo estaba dejando todo preparado, para que nos llegara esa obra suya. Cuando la tenga la guardaré como el trabajo ímprobo de alguien que lo dio todo por su profesión.

 

En fin, que hoy quería que los sentimientos fueran más próximos en este Monólogo que escribo en viernes de Dolores y que ustedes están leyendo en estos días de Pasión. Podría hablarles de otros personajes, referirme a la guerra, a los incrementos de precios o a lo dura que se está poniendo la vida, pero he querido rendirles este homenaje a dos personas que estos días de la Semana Santa no estarán en sus cometidos diarios, no las veremos en las calles ni podremos cotejar sus impresiones sobre lo que está pasando.

 

Carmen Luz y Pedro, cada uno en su faceta, se les echa de menos. Mucho.

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

Islas Canarias, 9 de abril de 2022.

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