EL MONÓLOGO / 110
La que se avecina

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Por Pepe Moreno *

 

 

Estamos ya casi en clave electoral y se nota. Los políticos que tienen responsabilidades, tanto en sus formaciones como en los puestos que desempeñan buscan desesperadamente que se fijen en ellos. Hablan de lo que sea, inauguran hasta papeleras y se hacen fotos en los sitios más insospechados con tal de que sean difundidas por cualquier medio y que la gente, en general, los vean. Hoy ya no es tanto la aparición de estos cargos públicos en los medios de comunicación tradicionales, -prensa, radio y televisión-, sino en todo lo relacionado con las redes sociales o con cualquier medio con tal de que se difundan sus acciones y se redistribuyan, incluso por WhatsApp, pero que se vean y se enteren.

 

Hay acciones en las que quizás uno no vea tanta repercusión, pero tradicionalmente la tienen y parece que reporta algunos votos que podrían ser fundamentales para seguir en el machito del poder. Por ejemplo, mantengo que la presencia de un responsable político en una procesión no debería, en los tiempos que vivimos, sumarle más sufragios. Digo, y mantengo, que nadie dice eso de “mira ahí está el alcalde o tal concejal, lo votaré por ello”, pero me contestaba un amigo que es posible que sea así, que no sume, pero sí que resta “porque alguien puede decir aquello de que el alcalde o esos concejales nunca aparecieron por aquí, ni siquiera en fiestas. Yo no los voy a votar”. Y tampoco le falta la razón a este pensamiento. Será por eso por lo que esta Semana Santa hemos visto a multitud de políticos, de todos los colores y convicciones, vestidos para la ocasión, con varas de mando en una de sus manos, desfilar al ritmo de bandas de cornetas y tambores por las calles de todos aquellos puntos de la geografía en los que se celebraba una procesión.

 

Pero esa podría ser una de las cuestiones. La presencia de políticos en actos religiosos a los que nunca antes habían ido o que se apunten a todas las celebraciones que se programen en sus municipios. No podremos deshacernos de ellos y estarán en las elecciones de reinas, en los pregones e incluso en los castillos hinchables de los niños. Quieren que los veamos y que nos llegue la idea de su campechanía y de su manera de integrarse en unas sociedades de las que ellos salieron y de la que se olvidan en sus despachos oficiales.

 

Lo mismo sucede con algunas de las decisiones que se toman o galardones de nuestros entornos. Estoy pensando en las “banderas azules” de nuestras playas y puertos deportivos. Hemos perdido unas cuántas en estos días, ¿le importa a alguien? ¿dejamos de ir a uno de estos sitios por no estar distinguidos por tal enseña? ¿decimos aquello de “yo no voy a ese sitio porque si no le dieron la bandera azul será por algo”?

 

Pues también tengo gentes que me explicaron que todo es posible. Por ejemplo, el litoral de Adeje, las playas de la de Troya I y II, que antes tenía hasta dos banderas, este año no tiene ninguna porque no se presentaron al reconocimiento y claro, si no te presentas, pues no te la conceden. Sin embargo, las del Puerto de la Cruz, la de Jardín y la de San Telmo dicen que no tienen esa consideración por la calidad de sus aguas que ha descendido notablemente por los vertidos que se producen en la zona. Este tipo de información sí que podrían condicionar que nos bañáramos en sus aguas porque si es verdad que ya no tienen la calidad ni la pureza de antaño, nos cargaremos de razones a la hora de decir eso de “si no se la han dado por algo será y además me he enterado de que el agua no está bien”. ¿Será por eso? ¿Tiene esta versión algo de verdad? Por eso digo que todo depende de la manera en la que te lo explican.

 

Por ejemplo, en Gran Canaria se han perdido tres Banderas Azules, con respecto a 2021. Las de Maspalomas, Meloneras y San Agustín. Según el organismo que las otorga, el motivo para denegar la bandera a la primera de estas zonas no se la han dado por “la existencia de un expediente sancionador debido a la construcción de una escollera de 70 metros sin contar con el permiso necesario” y eso ya lo dijeron algunos de los que en su día protestaban por ese paseo, ya que no venía a cuento esa construcción en ese lugar.

 

Sin embargo, para la Concejalía de Playas y Cuidado del Litoral esta decisión “no tiene razón de ser, ya que hemos perdido una bandera en una playa que se encuentra mejor que nunca, con accesos para personas con movilidad reducida, con paneles informativos renovados, con duchas y lavapiés reformados, por una denuncia que no ha llegado a ningún sitio y que no cuenta con una respuesta firme. Dice la responsable de esta área que “no es coherente que mientras que no exista una sanción firme respecto ese expediente sancionador, se haga uso de ese hecho para retirar una bandera”, pero eso es lo que hay. El que otorga este tipo de emblemas se rige por unas normas que son de obligado cumplimiento para todos.

 

En cuanto a las playas de Meloneras y San Agustín, ha sido una cuestión de plazos. “A pesar de los esfuerzos que se realizaron por parte de la Concejalía de Playas y Cuidado del Litoral para cumplir con todos los requisitos que se solicitaron por parte de la ADEAC, no se llegó en tiempo, aunque sí en forma, a la presentación de la candidatura”. Además, desde este departamento municipal se dice que “se tiene el compromiso por parte de la organización en España de que para el año que viene, el 2023, todas las playas de este término municipal obtendrán el galardón, ya que a día de hoy todas cumplen con los criterios exigidos por el programa”. Y es que de ilusiones también se vive y de promesas de los que ostentan cargos públicos también.

 

Insisto en que este es un punto en el que uno no sabe si la ciudadanía está por ir a los sitios que cuentan con este reconocimiento o no, pero lo que no cabe duda es que hay organizaciones que sí que están pendientes de que se cumpla con la legalidad vigente y que el capricho de unos dirigentes no puede estar por encima de una normativa general. Nuestro litoral está lo suficientemente machacado como para que cada uno imponga “su legalidad” y no la que está aprobada en general. Habrá quien esté de acuerdo con una serie de lo que ellos llaman “mejoras”, pero si no cuenta con todos los permisos y con la seriedad que te da el reglamento urbanístico, las obras son más un capricho que una necesidad.

 

Y en esas estamos, con gentes que están en los puestos públicos creyéndose que son ellos los que hacen las cosas porque sí y que se saltan el procedimiento diciendo que su idea es mejor que lo que está contemplado en esos apartados que están pensados para la generalidad y uniformidad. Por eso tenemos tanto desaguisado en nuestro litoral y en nuestro planeamiento urbanístico, porque siempre hay alguien dispuesto a saltárselo bajo el pretexto de que lo suyo es mejor.

 

Pero a lo que iba, que es la que se nos avecina en el tiempo que se viene. Inauguraciones de rotondas, calles, iluminación, túneles de carreteras y hasta de vientos, canchas de deportes, parques infantiles y un largo etcétera que cubrirán el ego de todos ellos y que creerán que de esta forma demostrarán lo que hacen. Se nos viene un tiempo en el que los que quieren renovar y los que pretenden desplazar a los otros pugnarán por colocar su imagen en el momento de cortar una cinta o de dar por inaugurado algo. Se nos avecina una tormenta de ceremonias en la que algunos hincharán en pecho y a otros les dará lo mismo y lo malo es que uno no sabe si eso servirá a la hora de contar los votos.

 

Luego están los otros, los de la oposición, los que no pueden estar en esas fotos de estreno, los que parece que el mensaje es “cuanto peor les vaya a los que gobiernan, mejor para los que no lo hacen”, y por eso siempre sacarán una crítica incluso de lo que se haga bien. ¿Creen que les importa lo de la credibilidad? A mí me da que no, que si opinas lo contrario que ellos es que tu coincidencia con los que gobiernan es porque hay algo espurio en tu planteamiento.

 

La campaña electoral parece que ya ha comenzado y falta un año para que se celebren las elecciones, ya verán que para algunos es poco tiempo y querrán salir todo el tiempo con una sonrisa que nunca han tenido, pero que en las fotografías y en los reportajes las tendrán injertadas en sus caras. ¿Es eso lo que realmente se busca a la hora de votar? La verdad es que nos espera un tiempo en el que todo tendrá que ver con un resultado en las urnas. Luego ya ellos verán con quien se alían para gobernar.

 

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

Islas Canarias, 14 de mayo de 2022.

 

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