EL MONÓLOGO / 112
¡Qué viva Canarias viva!

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Por Pepe Moreno *

 

 

Estamos ante un puente laboral largo, con este fin de semana habitual y con el lunes, que será menos lunes, Día de Canarias. Será como es tradicional desde 1984 el que se conmemora aquel primero cuando el 30 de mayo de 1983 se reunieron en ese edificio construido en la calle Teobaldo Power de Santa Cruz de Tenerife, y cuyo proyecto se debe al arquitecto Manuel de Oraá que lo ideó en 1883.

 

Desde sus inicios, el inmueble ha albergado a diferentes instituciones y entidades. En sus inicios fue sede de la Sociedad Musical “Santa Cecilia”, luego fue lugar de reunión de los representantes de la Diputación Provincial, y de los miembros de la Mancomunidad de Cabildos del Archipiélago. También acogió a los magistrados de la Audiencia y finalmente fue escogido, el edificio, como el lugar en el que reunir a los 60 diputados canarios.

 

Encontrarlo no fue fácil, porque, por aquello del pleito insular, se dijo que la Delegación del Gobierno se instalaba en Las Palmas de Gran Canaria y que el Parlamento en Tenerife. Buscaron en La Laguna y en Santa Cruz y finalmente se inclinaron por el actual emplazamiento en la capital tinerfeña. En los primeros tiempos, en diciembre de 1982, compartía espacio con el Conservatorio de Música, institución que iría abandonando paulatinamente las dependencias que aún ocupaba, ante la imposibilidad de combinar los ensayos y las clases musicales con los debates de sus señorías. Esta situación se mantiene hasta que el edificio se convierte en sede definitiva y exclusiva del Parlamento de Canarias.

 

La decisión de esta celebración surgió de una proposición no de ley que presentó el diputado del Grupo Mixto, Oswaldo Brito, que por aquel entonces militaba en una formación de izquierdas, UPC-AC, y que luego terminó en la Coalición Canaria que incluso lo eligió senador en representación de la Comunidad Autónoma. En aquella PNL solicitaba establecer la celebración del Día de Canarias. Fue admitida a trámite por acuerdo de la Mesa del Parlamento Provisional de Canarias de 9 de febrero de 1983 y en marzo de ese mismo año se celebró el debate parlamentario, del que surgió la iniciativa final de hacer coincidir la fecha con la constitución del Parlamento de Canarias, una propuesta del Grupo Socialista aprobada por unanimidad.

 

Y es de ahí, de la sesión constituyente del 30 de mayo de 1983, cuando sus señorías, que entonces presidía Pedro Guerra, el padre del actual cantante y poeta, y que era alcalde de Güímar, cuando se explicitó la fecha con la que se conmemora el día de esta Comunidad. Fue pues, la primera sesión con 60 diputados que se sentaban en unas mesas y sillas para constituir la primera de las sesiones y que elegiría, días más tarde, en concreto el 6 de junio, a Jerónimo Saavedra Acevedo como primer presidente de un Gobierno Canario que comenzaba su andadura casi sin competencias y con un presupuesto muy exiguo y que provenía de una Junta de Canarias que hasta ese momento había sobrevivido con más penas que glorias.

 

El lunes celebraremos ya un día consolidado, pero han tenido que pasar 39 años para que lo veamos de otra forma. Por ejemplo, la primera vez que se celebró esta conmemoración la controversia estuvo en el himno, ya que algunos abogaban por el Pasodoble Islas Canarias y otros por una composición nueva que le terminaron encargando a Juan José Falcón Sanabria, como músico, y Fernando Garcíarramos, escritor, quienes presentaron una obra musical que no obtuvo el consenso necesario. Pero todo eso fue después.

 

Estábamos en el primer Día de Canarias. Esta fecha trataba de plasmar la idea de unidad regional de las islas, y eso en aquellos tiempos, y ahora para algunos, era casi imposible. Jerónimo Saavedra dirigió a la población, a través de las cámaras de TVE en Canarias, el primer mensaje en el que reiteraba el riesgo que encierra las viejas luchas entre provincias e islas Canarias y la conveniencia de superar ese pleito histórico del que había escrito Marcos Guimerá Peraza y de esta manera, olvidando algunas cosas que nos dividían a los canarios, favorecer la construcción de la autonomía.

 

En su primer mensaje Saavedra dijo que «podemos sentirnos llenos de esperanza y comprometidos en una tarea hacia adelante, con el apoyo y el esfuerzo de todas las fuerzas políticas y sindicales» y aludió a la idea de «canarios por encima de todo». Pero la cuestión no iba a acabar así, en ese primer año.

 

Hubo otra polémica a cuenta de la emisión de un programa especial que se emitía en la Televisión Española en Canarias (TVE-C) a cuenta del pasodoble Islas Canarias que interpretaron Los Sabandeños, dentro de ese programa especial, y que nunca vio la luz. Protestó su director, Elfidio Alonso, que vio incluso censura en la retirada de este tema y le contestó el entonces director de TVE-C, que era Juan Ramón Mediavilla, y al que siempre se le consideró como una especie de comisario político socialista sin tener en cuenta su amplio currículo profesional, que explicó que el material de rodaje había sufrido defectos de laboratorio, razón por la que fue sustituido el pasodoble por una canción de archivo.

 

Elfidio Alonso respondió que otra fuente le había asegurado que hubo una orden de la superioridad que dijo que el pasodoble no salía en antena. El susodicho pasodoble había sido compuesto en los años cuarenta por el maestro Tarridas, y en aquel tiempo era casi promocionado por Los Sabandeños con motivo de la discusión respecto al himno de Canarias, para ver si era éste el elegido para representar a la Comunidad Autónoma. Además, añadía Alonso que “alguien ha pretendido en el Gobierno autónomo que no cantemos el pasodoble, porque podría entrar en confrontación con el otro himno» y que habían recibido anteriormente presiones para no interpretar la misma canción en un festival folklórico celebrado en Tenerife.

 

La verdad es que ya ha pasado mucho tiempo, que los que cubrimos los primeros tiempos de esa institución hoy miramos de otra manera y que los más veteranos de aquel entonces ya no están con nosotros. Por ejemplo, me estoy acordando de José González-Aller, un asturiano que se instaló en Canarias y que pertenecía a la plantilla del Centro Emisor del Atlántico de Radio Nacional de España.

 

Con una dicción muy propia, te entretenía con su conversación ágil y rápida y te contaba anécdotas de sus vivencias en su segunda casa que era el Parlamento de Canarias. Precisamente a Pepe, como le conocíamos todos fue reconocido como Cronista de Honor del Parlamento de Canarias a propuesta del entonces presidente de la Cámara Gabriel Mato, hoy europarlamentario del PP, en atención a su dilatada trayectoria profesional.

 

Era un enamorado de la palabra al que le gustaba utilizar todo el vocabulario que podía para relatarnos qué sucedía en unos debates en los que él incluso participaba después de las sesiones oficiales. Luego, con el paso de los años y ya jubilado, seguía acudiendo, con su pelo importado, a las sesiones de Comisiones y plenarios y se nos quedaba dormido en las sesiones, no porque se aburriera sino porque padecía una enfermedad que le llevaba a ese estado. Un día se le cayó una grabadora desde la tribuna de prensa al hemiciclo y no le dio a nadie de pura chiripa.

 

También habría que recordar a José H. Chela, que, con su socarronería y su punto de vista, siempre crítico, nos trasladaba los acontecimientos que se vivían, los acuerdos a los que llegaban sus señorías y los debates que mantenían. El día que tristemente murió Chela no tenía ni para enterrarse. Aún recuerdo como iniciaba la colecta el director de esta plataforma, José Carlos Marrero, para que entre los que podíamos colaboráramos en tal misión y cómo el editor de El Día, José Rodríguez, ponía todo lo que faltaba para incinerarlo.

 

Esos son algunos ejemplos de aquellos días en los que se inició lo que hoy es una fiesta en la que los chiquillos se visten de magos, bueno también los mayores, con sus bailes de taifas y de ropajes tradicionales que sacamos de los armarios para que no solo los luzcamos en las romerías y fiestas de pueblos, barrios y ciudades. Hoy ya tenemos superados los pleitos insulares, aunque todavía quedan los que ven que la balanza no se equilibra y en todas las orillas se mira con envidia lo que nuestro Gobierno Canario planifica allí.

 

Pero es el Día de Canarias, la fiesta de todos y se va consolidando incluso para mostrar con orgullo lo que sentimos por la tierra. Hoy somos ocho sobre el mismo mar y hemos cambiado mucho, aunque las discusiones, en el fondo siguen siendo las mismas y eso se nota. ¿O no?

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

Islas Canarias, 28 de mayo de 2022.

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