EL MONÓLOGO / 117
El futuro, un dilema oscuro

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Por Pepe Moreno *

 

 

Hoy les iba a hablar de cómo la información está pasando a una forma más digital y cómo las nuevas generaciones prefieren informarse de lo que pasa o sucede por otros medios que no son los tradicionales. Ese era el tema para hoy, porque en la actualidad los métodos por los que les llega la información no son los habituales. Ya casi nadie compra un periódico y las noticias son más “trending topic” que las que corren de boca en boca, más bien se miden en temas de tendencia o del momento, según su traducción al español. Esa es su definición y es una de las palabras o frases más repetidas en un momento concreto en una red social.

 

La palabra fue acuñada por primera vez por la red social Twitter, quien en su página de inicio muestra los diez “trending topic” más relevantes, pudiendo el usuario escoger el ámbito geográfico que prefiera, mundial o localizado, o personalizadas, en función además de a quién sigue el propio usuario. La gran repercusión que están teniendo en la prensa ha provocado que esta expresión sea utilizada también para denominar un tema de gran interés, esté o no siendo comentado en la red social.

 

Pues de eso quería hablarles hoy, aunque haya otros temas como la inflación, que ha vuelto a escalar puestos que están más allá de lo previsto. Esta misma semana hemos tenido el anuncio, por parte del Instituto Nacional de Estadística, del dato del mes de junio, que supone un nuevo freno a las expectativas económicas de España. Hacía 37 años que no veíamos una cifra tan abultada, pasando ya del doble dígito, al situarse en el 10,2%, y romper de esta manera las barreras, ya de por sí altas, de los meses de primavera. La cifra ha resultado ser mucho mayor de lo esperable, y es netamente más alta que la registrada en los pasados meses de mayo (8,7%) y abril (8,3%): los precios subieron en términos mensuales un 1,8%.

 

Uno de los chistes más conseguidos es que tenemos un sueldo “híbrido”, es decir, que la mitad se nos va en pagar la luz que consumimos y la otra mitad en pagar el combustible que le ponemos a nuestro vehículo, porque todo ha subido. Y es que detrás de esta subida se encuentra el alza del precio de la energía, que no para de incrementarse, a pesar de los intentos del Gobierno Central de topar algunos de los elementos que descoloca el precio final del kilovatio hora, o los 20 céntimos por cada litro que repostamos. Las medidas tomadas o han sido ya absorbidas por el mercado, como es la bonificación a los combustibles, o no han tenido todavía los efectos deseados, como es el tope al precio eléctrico.

 

Esta situación está provocando una subida en los precios de la alimentación y las bebidas, en los que pesan sobre todo los gastos de transporte y cuya escalada afecta más severamente a las familias con menos recursos. Con una subida promedio del 2,42% en los convenios colectivos, los salarios han perdido en los últimos 12 meses una capacidad adquisitiva solo comparable a la devaluación salarial provocada por la crisis de 2008 y la reforma laboral de 2012.La situación se agrava por momentos y parece que nada puede frenarlo.

 

Las medidas tomadas por el Gobierno Central o las que ha diseñado el Gobierno Canario son positivas, pero no suficientes. Estamos entrando en un terreno muy resbaladizo y no podemos esperar a que el temporal amaine, porque, de momento, no parece que vaya a ser así. Según algunos economistas la solución de ahora no es incrementar los sueldos, pero ¿eso hasta cuándo se puede mantener?

 

Y es que según la última encuesta de presupuestos familiares disponible, una familia media de España dedica anualmente 4.579 euros de su renta a la alimentación. Pero, claro, todo está subiendo y así nos encontramos con que los precios han subido una media del 11%. Por tanto, haciendo casi la cuenta de la vieja vemos que le estamos dedicando a la cesta de la compra un esfuerzo extra de unos 500 euros al año más de lo que ya teníamos presupuestado. ¿Tenemos para ello?

 

Con este panorama me da que seguir pensando en el tema inicial -el referido a la forma de informarse hoy- puede parecer secundario o hasta hiriente, porque lo que realmente nos importa es cómo vamos a sobrevivir en medio de esta vorágine de incrementos o incluso de expectativas.

 

En nuestro entorno más inmediato ya se están tomando otras medidas diferentes que indican que se están preparando para lo que se avecina. Por ejemplo, en Alemania ya hay signos de que vuelven a la austeridad, nosotros, sin embargo, seguimos con la fiesta en los presupuestos de las diferentes administraciones que nos gobiernan. Es decir, el gasto de las administraciones es insostenible y nuestro PIB ni siquiera ha superado el nivel previo a la pandemia. Eso explica muy bien por qué los precios aquí suben más que en otros países. Y esa es la opinión de algunos economistas y expertos.

 

Estamos pues en el inicio de una crisis sin precedentes que algunos han calificado de tormenta perfecta, porque cuando no había también una guerra en suelo europeo ya se ponían remedios para el futuro. En Alemania, para seguir con el mismo ejemplo, van a tener que rescatar a sus empresas de energía, como ya hicieron con sus cajas de ahorro o como hizo también el Estado español. Y eso que aún no hemos hablado de que se puede complicar la pata financiera, que hasta ahora no ha hecho su aparición.

 

Dicen esos mismos expertos que todo esto se arregla con una recesión: un parón económico provocado por una subida de tipos de interés y una reducción del gasto público que termine por enderezar las cuentas y permitir un crecimiento sostenido. Pero claro, eso es muy doloroso para todo el mundo, empresas y familias, y también electoralmente para el gobierno que tome esas medidas. Por eso ninguno de los Ejecutivos europeos y tampoco el americano quiere coger el toro por los cuernos. A nadie le gustan esas medidas y, ante las urnas, tampoco le convienen.

 

Ante todo esto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pedía a los españoles, en la entrevista que le hacía la Sexta, prepararse «para cualquier escenario» de cara a una posible subida de la inflación y advertía que a pesar del azote de las cifras a una economía ya castigada por la pandemia y con una ciudadanía agotada por la sucesión de crisis, que la inflación podría ser aún mayor, de hasta el 15%, y remarcaba que «Putin está utilizando también la energía y sabíamos que iba a aumentar la inflación. Hay que plantearnos y anticiparnos ante cualquier escasez que pueda pasar, es un riesgo cierto». Así, ha pronosticado una guerra «larga» en Ucrania y ha asegurado que «el precio que tendremos que pagar por nuestra libertad es alto».

 

Mientras todo esto sucede nadie quiere saber o no pone remedio a lo que vendrá después del verano. Con la reclamación de los créditos ICO que pidieron las empresas para subsistir cuando nos encerraron a todos, con el levantamiento de los expedientes de quiebras y suspensiones de pagos, con la gente perdiendo sus puestos de trabajo y con unos precios que solo unos pocos podrán pagar. Pero nos da lo mismo, a todos, y nos incluimos los que leemos este artículo.

 

En algunas compañías marítimas no hay billetes para este fin de semana porque todos queremos viajar. Los hoteles han incrementado sus tarifas. Según la estadística consultada, el precio de estos establecimientos y los vuelos para este verano han subido hasta un 30%. El volumen de reservas se ha disparado y no ha parado de aumentar desde el pasado mes de mayo debido a que es el verano con menos restricciones sanitarias nacionales e internacionales desde el inicio de la pandemia en 2020, y los españoles están priorizando su tiempo de ocio y viajes por encima de todo lo demás.

 

Pero, es más. Las reservas en vuelos domésticos -residentes en España que viajan a destinos españoles- están un 3% por encima del mismo periodo de 2019, de media. Fuerteventura es el destino que más sube (+39%), Ibiza (+33%), Lanzarote (+31%) o La Palma (+22%). Tres islas canarias por encima de la media. ¿Estamos a lo que estamos?

 

Por eso les digo que mejor dejo para otro día lo de la información y me dedico hoy a este asunto que me tiene hablando solo. ¿Nos importa algo el mañana? Yo creo que deberíamos hacer algo, pero claro si tenemos un Gobierno, el central, con 22 ministerios, con tres vicepresidencias, 30 secretarios/as de estado, no sé cuántos subsecretarios/as y otro montón de directores/as generales y asimilados/as y ahí no recortan, ¿lo vamos a hacer los demás?

 

Esa es buena pregunta, pero no olvidemos que todo lo que no hagamos por nosotros hoy será poco siempre y en el futuro nos podemos arrepentir. Y si no tiempo al tiempo.

 

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

Islas Canarias, 2 de julio de 2022.

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